Wednesday, July 20, 2011

El caos está aquí

''¡HAY QUE VER lo que se está haciendo esperar el caos!", decía el personaje de una viñeta alarmado por el avance del gran tsunami de la crisis, ahora en forma de deuda gigantesca, que amenaza los cimientos económicos y políticos de occidente, sobre todo de la vieja Europa. No hay día sin convulsiones y en el fondo siempre están las dudas sobre la solvencia de algunos países. Las agencias de calificación se reparten el juego en esa carrera de relevos para agitar a los mercados, el sobrecoste de la deuda alcanza porcentajes alarmantes, caen las bolsas, los países no pueden sostener el ritmo de vida que llevan e implantan medidas de ajuste brutales -las últimas en Italia- y parece que caminamos hacia el abismo. Todo indica que el caos ya está aquí. La vieja Europa, que no fue capaz de articularse en una unión política y fiscal, se muestra hoy desunida y torpe para dar respuestas firmes y rápidas para rescatar a pequeños países en dificultades y, de seguir por este camino, va a tener que rescatarse a sí misma si quiere salvar la unidad económica y monetaria y mantener el sueño de alcanzar algún día la unidad política. Está en juego todo el entramado de la Unión, desde la estabilidad del euro hasta el mercado único. Europa es simpática, aburrida e irrelevante, no es lo suficientemente peligrosa para llamar la atención ni lo suficientemente dinámica e influyente para atraerla, como ocurre con China, escribía en octubre de 2009 Timothy Garton Ash, que ya entonces, en circunstancias bien distintas, decía que el viejo continente es como una gran Suiza dividida en cantones y cada uno de ellos defiende ferozmente sus tradiciones y su autogobierno pero, como dice Moisés Naím, son incapaces de defender juntos el proyecto más imaginativo e innovador de la geopolítica mundial como es consolidar a Europa como un actor económico integrado y un protagonista político cohesionado en el escenario internacional. Sobra proteccionismo, falta liderazgo y privan un cúmulo de intereses que son el reflejo de la resistencia de cada nación a perder el poder. Mañana Europa tiene una cita con el destino y si no alcanza un compromiso colectivo para salvar a Grecia, evitar nuevos rescates de Irlanda y Portugal y apuntalar la eurozona, como dice el ministro de Finanzas italiano, nos hundimos todos, incluidos los pasajeros de primera clase.

Wednesday, July 13, 2011

Semana aciaga

La pasada fue una semana aciaga para Galicia. Primero, por la desaparición del Códice Calixtino, una joya poco protegida y mal custodiada, que contiene una parte singular de la historia del país y es patrimonio gallego y de la humanidad.

Pero detrás de esta noticia de alcance quedaron como eclipsadas dos informaciones que tienen gran importancia económica para el país. La primera es la enésima crisis del sector naval, esta vez por la suspensión de las bonificaciones fiscales en la construcción de barcos decretada por el Ministerio de Economía hasta que la Unión Europea resuelva la denuncia presentada por varios países europeos.

La paralización de las exenciones fiscales amenaza a un sector estratégico de la economía gallega cuyos astilleros pueden perder hasta 11.000 millones de euros en nuevos contratos y el país 15.000 puestos de trabajo. Es curioso que España esté en el punto de mira cuando la construcción naval también está incentivada en otros países de distintas formas y cuantía.

La segunda noticia es la negativa del Gobierno a sentarse a negociar los 805 millones de euros que le reclama la Xunta. Dos anotaciones previas. Primera, el sistema de financiación autonómica es complejo y quizá en el modelo pactado quedaron flecos que se prestan a distintas interpretaciones. En segundo lugar, es sabido que las relaciones entre el Gobierno central y la actual Xunta nunca fueron fluidas y evidencian un deterioro institucional importante que perjudica a ambas partes, seguramente más a Galicia. Por tanto, no es fácil determinar quien tiene más razón en este asunto.

Pero estas consideraciones no impiden concluir que es poco edificante, por decirlo de manera suave, que el Gobierno de España, quebrantando principios elementales de toda negociación, mantenga una actitud de bloqueo y sean sus propios "enviados especiales" a la mesa negociadora -dos directores generales- quienes inviten a la Xunta a reclamar por vía judicial los millones del plan de financiación. Habrá que recordarles que Galicia también es Estado.

En fin, que la semana pasada no solo se cumplió aquí la ley, sino que el propio Murphy desarrolló su reglamento. ¿Aparecerá el Calixtino, Bruselas y Madrid levantarán el veto a las ayudas fiscales al sector naval y Xunta y Gobierno recompondrán sus relaciones? Todo está en el aire, salvo milagro del señor Santiago.

Monday, July 11, 2011

Doblan las campanas

Oí contar a un paisano leído que había en su aldea un terrateniente acaudalado que en la posguerra prestaba dinero a los labradores empobrecidos exigiendo unas “fianzas” e intereses insoportables que aquella gente pobre tenía que aceptar para poder dar de comer a los hijos. El rico del pueblo tenía la exclusiva del negocio de prestamista en el entorno de aquel concello rural en aquella Galicia de la autarquía, de la subsistencia y de la cartilla de racionamiento y ejerció su oficio hasta que se instaló en la capital municipal la primera sucursal de la Caja de Ahorros.

La Caja popularizó en la localidad un modo de hacer banca con una fórmula elemental como era fomentar y recoger el ahorro de los paisanos que se anotaba en las populares libretas -desde entonces cada niño nace con su libreta de la caja- y se lo devolvía en forma de pequeños préstamos para comprar una vaca, para hacer frente a necesidades imperiosas o para realizar pequeñas inversiones. Además, la caja impulsaba actividades culturales y recreativas e hizo posible que varios rapaces del pueblo pudieran ir a la universidad con sus becas y con su crédito-estudio.

Aquella oficina minúscula acabó con la usura del terrateniente y salvó de la exclusión financiera a los labradores, a los comerciantes y profesionales autónomos que ni se atrevían a pisar la moqueta y los mármoles de los bancos instalados en la ciudad, ocupados en otras operaciones, y no tenían tiempo para “perder” con gentes del rural que les reportaban escasa rentabilidad.

Ahora, los vecinos de aquella aldea ven con asombro como su caja -y otras- desaparece por la vía de su transformación en un banco a causa de los graves errores en la gestión que no quisieron cortar los órganos de gobierno y los supervisores. Y piensan que con este cambio de nombre y de filosofía volverá a aparecer el terrateniente prestamista, ahora con nombre de marca bancaria, que sin aquella vinculación al territorio y sin competencia, pondrá condiciones más duras para todas las operaciones financieras.

Por eso, los lugareños -labradores modestos, autónomos y los escolares- tañen las campanas del pueblo que doblan por la pérdida de su caja, el referente financiero que sacó a la aldea de la exclusión financiera, la sirvió lealmente, contribuyó a su desarrollo y progreso y era la última trinchera de protección que les quedaba frente al oligopolio de la banca. Seguramente la historia juzgará con rigor a los culpables de esta desfeita, pero ellos lloraran la pérdida de su caja, un vecino muy querido que echarán mucho de menos.

Los salarios, culpables

En este país acongojado las noticias son tantas y se suceden con tanta velocidad que probablemente pocos se acuerden de que la semana pasada la Asociación Española de Banca y el Banco de España volvían a arremeter contra los salarios de los trabajadores a los que culpan de que la economía no dé el salto para salir de la crisis.

El presidente de la patronal bancaria sostiene que la única vía para la recuperación pasa por una “devaluación interna” de los salarios y el Banco de España va más allá y sentencia que “el repunte de los salarios es preocupante y pone en riesgo la recuperación económica”.

No alcanzo a saber si los salarios “culpables” son los de los banqueros y altos directivos de empresa o son los de los millones de trabajadores que cobran el salario mínimo o andan bordeando los mil euros.

La casualidad informativa quiso que el mismo día que el presidente de la AEB y el banco emisor hacían este diagnóstico, el Financial Times publicaba que el sueldo de los banqueros subió un 36 por cien en 2010 y situaba en la élite de los mejor pagados a varios españoles. También está publicada la relación de los nueve ejecutivos patrios mejor retribuidos, con sueldos que oscilan entre los 3,86 y los 10 millones los euros, bonus aparte. Y si hablamos de los consejeros ejecutivos y principales directivos de las firmas cotizadas en Bolsa, su sueldo medio superó el millón de euros en 2010.

También fue casualidad que el mismo día el ministro de Trabajo anunciara para el año próximo una subida discreta -entre el 1,5 y el 2,5 por cien- del Salario Mínimo Interprofesional, que asciende a la astronómica cantidad de 641 euros al mes. En esa banda salarial y en el “selecto club” de los mileuristas están la inmensa mayoría de los trabajadores españoles cuyos sueldos son “culpables” del paro y del estancamiento de la economía española, según estos gurús de las finanzas. Deberían apuntar en otra dirección.

“Me sobra mes al final del sueldo”, decía irónicamente una pancarta de una manifestación del sábado. Los ciudadanos, afirma el profesor Antón Costas, “tienen razón para estar indignados por tener que cargar sobre sus espaldas las alegrías de los banqueros” que ahora eluden sus responsabilidades y demonizan a los salarios precarios y escasos de los trabajadores que, a este paso, acabarán pagando por trabajar. Al tiempo.

El debate

“Tu vienes de España, ¿cómo está la cosa por allí?. -Pues uno trabajando, cinco mirando y los políticos enredando…”. Es el diálogo imaginado por el humorista “Puebla” en una viñeta de abril, que se produce en una patera llena de inmigrantes a punto de partir rumbo a España desde la costa africana.

¿Cómo están ahora las cosas por aquí? Don Ciprián de Penalva, que cité en otras ocasiones, diría que “por un lado ti xa ves, e por outro, ¡que queres que che diga!”, que en su sabiduría de campesino leído significa que el estado de “las cosas” es, cuando menos, preocupante.

Preocupante, porque son muchas las señales de deterioro y desorden en el país, que parece que se desmorona en lo político, económico, social e institucional. En el orden político, hay “un Gobierno agotado, solo contando votos en el Parlamento” -dijo Fernández Toxo- que después de las elecciones semeja estar “descolocado” y provisional, sin fuerzas y sin ideas para seguir tirando del país. En la oposición cada uno va a lo suyo, juegan al corto plazo y tratan de obtener la mayor rentabilidad de la debilidad del Ejecutivo.

La economía estancada, muy lejos de generar empleo. Los mercados siguen al acecho, la deuda pública creciendo con la prima de riesgo en porcentajes peligrosos y todos somos más pobres porque, según Eurostat, la renta por habitante española cayó a los niveles que tenía en 2004, lo que significa que hemos retrocedido casi ocho años.

En el aspecto social, los indignados en la calle y el desánimo está instalado en la sociedad, harta de hacer sacrificios sin obtener resultados ahora, ni ver despejado el horizonte futuro. El paro inquieta a más del ochenta por cien de los españoles, siete de cada diez dicen que la situación económica es mala o muy mala y casi idéntico porcentaje califica de la misma forma a la situación política, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas.

Estos son algunos rasgos del “estado de la nación” sobre el que debaten Sus Señorías, que forma parte de la mecánica parlamentaria. Pero más que decirnos como estamos, que ya lo sabemos, tenemos derecho a exigirles que abandonen su dialéctica bronca y consensúen iniciativas y propuestas que reactiven la economía, generen empleo, recuperen el crédito e infundan ánimos a los parados, empresarios y familias. Es urgente levantar la moral tan alicaída del país.

Saturday, July 09, 2011

Un ejemplo de austeridad

Después de las elecciones del día 22 fueron pocos los analistas de los resultados que repararon debidamente en la irrupción de Unión Progreso y Democracia, un partido pequeño, con escasos medios y poco apoyo mediático, que se convirtió en la cuarta fuerza política del país al obtener concejales en cerca de un centenar de municipios, destacando su entrada con la fuerza de ocho diputados en la Asamblea de la Comunidad de Madrid y con cinco concejales en el ayuntamiento de la capital.

Pero más que el número de diputados y ediles, lo relevante de esta formación es su discurso limpio y regenerador de la vida pública que conecta con muchas demandas de los “indignados” acampados en las plazas y de mucha gente que empieza a estar harta de los comportamientos de muchos profesionales de la política y del poder.

En cumplimiento de su programa electoral, UPyD dice que no apoyará con sus votos a aquellas fuerzas políticas que lleven en sus listas a algún implicado en casos de corrupción y manifiesta su voluntad firme de luchar contra el despilfarro público prescindiendo de prebendas y privilegios en este momento de crisis en el que es necesario practicar y dar ejemplo de austeridad.

En esta línea hay que situar la renuncia de los cinco ediles de Madrid a los cinco coches oficiales que tienen asignados, una medida más efectista que efectiva desde la perspectiva del ahorro, pero que es un magnífico gesto simbólico que les honra tanto como ha desconcertado a los demás partidos que no quieren renunciar al privilegio incomprensible que tienen todos los concejales en ese ayuntamiento, el más endeudado de España.

No está mal que los cinco concejales de UPyD empiecen la práctica de los recortes en el gasto público por el escandaloso abuso de los coches oficiales, un signo externo que puede ser poco significativo económicamente, pero es uno de los paradigmas de despilfarro en todas las administraciones. Es de esperar que no vayan de farol o no den marcha atrás a mitad de legislatura engullidos por el sistema.

No sé que recorrido tendrá este pequeño partido, pero su programa es un soplo de aire fresco, ejemplo de coherencia en el ejercicio de la actividad pública, que reconcilia al ciudadano con la política cuando es desempeñada dentro de cauces de austeridad y decencia como norma de comportamiento de los servidores públicos.

Malas dirigencias

“Tenemos un oficialismo que está desarticulado, somos una dirigencia de mierda en la que me incluyo. Y la gente dice cosas peores de nosotros: nos llaman corruptos, delincuentes, incapaces, mediocres, vendepatrias... Todos los calificativos que usted quiera. Esto es lo que la gente piensa de la clase política”.

Es el juicio sumarísimo que el senador Eduardo Duhalde hacía de los dirigentes políticos de su país en octubre de 2001, un mes y unos días antes de que el presidente De la Rua decretara el corralito en medio de una profunda depresión social y convulsión económica.

No me atrevo a decir que el análisis del político argentino sea un retrato de la realidad española -y gallega- pero sí que se parece mucho por las grandes coincidencias entre la situación que se vivía en aquella Argentina y la crisis total -política, económica, social e institucional- que ahora padecemos aquí.

La desafección y el hartazgo -y la indignación en las plazas- hacia la “dirigencia” del país son evidentes. Los políticos, corrupción aparte que merece análisis más detenido, están dando muchas pruebas de anteponer sus intereses individuales o partidistas a los intereses generales del país. Por lo que se refiere a otras “dirigencias”, ahí están patronal y sindicatos incapaces de llegar a un acuerdo en la negociación colectiva, un fracaso que suple el Gobierno con un decreto insatisfactorio para todas las partes. Si hablamos de las “dirigencias” de una justicia lenta y desconcertante, de la sanidad quebrada, de la educación y su fracaso escolar o del sistema financiero, el panorama es tan desolador que obliga a concluir que casi todo está hecho un desastre.

Decía también Duhalde que “apareció la categoría de nuevos pobres que antes no existía, una clase que se siente agredida. No sólo los pobres, sino los comerciantes, los profesionales jóvenes, la gente de la cultura, toda la gente que produce empieza a sentir cierto olor de exclusión. El descenso de la clase media es un drama individual y para el país”. ¿Les suena? Aquí la clase media se cae a pedazos envuelta en un profundo pesimismo instalado en la sociedad, ya hay exclusión social y la gente tiene miedo a tanta incertidumbre. Un panorama aterrador.

Por eso, si aún quedan dirigentes con sentido de la responsabilidad, que hagan algo para cambiar el rumbo antes de que el país se precipite al abismo.

El AVE fantasma

El fantasma no es el AVE gallego que va cobrando cuerpo en forma de vías, túneles y viaductos y, ¡meigas fora!, parece definitivamente encauzado, sino el AVE manchego que unía a Toledo con las ciudades de Cuenca y Albacete, vía Madrid. Costó 3.500 millones de euros y dejó de circular la semana pasada.

Ese tren se puso en marcha en diciembre para transportar diariamente hasta 2.190 viajeros pero trasladaba una media de ¡dieciséis pasajeros!, siete a Cuenca y nueve a Albacete, una ocupación del 4,7 por ciento cuando el umbral de rentabilidad estaba situado en torno al setenta por ciento.

La noticia no abrió los telediarios seguramente porque, como dijo una ministra, "el dinero público no es de nadie". Es cierto que el enorme esfuerzo inversor en infraestructuras hizo posible gran parte del milagro económico español hasta situarnos como la octava potencia económica del mundo y en el nivel de vida de que disfrutamos. Pero muchas inversiones fueron impulsadas y acometidas sin los pertinentes informes y estudios sobre su necesidad y racionalidad económica. Faltó sentido común.

Por eso, este "ave fantasma" no es el único ejemplo de derroche de recursos públicos en la construcción de infraestructuras que nadie necesitaba pero los políticos de turno aplaudieron. Ahí están los aeropuertos de Castellón en el que no ha aterrizado avión alguno o el más conocido de Ciudad Real que, dicen las crónicas, fue uno de los causantes del quebranto económico de la Caja Castilla La Mancha.

También en Galicia tenemos ejemplos de infraestructuras "poco pensadas", concebidas e iniciadas cuando abundaba el dinero, pero escaseaban las ideas. Además de los dos ejemplos más conocidos, ambos inacabados, se hicieron proyectos que poco aportan al bienestar ciudadano y representan una hipoteca económica de futuro, mientras se dejaron de acometer actuaciones más necesarias, como el saneamiento de las rías y otros equipamientos básicos.

Si este fuera un país riguroso, antes de empezar una obra se exigiría, además del preceptivo informe de impacto ambiental, un estudio sobre su necesidad, los beneficios que reporta y la carga económica que representa para el futuro. Sencillamente para evitar que políticos irresponsables, movidos por el corto plazo electoral, dilapiden los recursos públicos en construcciones que son fruto de sus ensoñaciones megalómanas.

Saturday, June 04, 2011

Zancadilla democrática

En una viñeta de humor publicada en abril, dice el presidente Zapatero al ministro Blanco: “Se inicia nuestro ansiado y ejemplar proceso de elecciones primarias” y el ministro responde: “que el aparato disponga las democráticas zancadillas que sean necesarias”. Viñeta premonitoria porque la primera “democrática zancadilla” ya se produjo la semana pasada cuando el aparato obligó a la ministra de Defensa a retirar su candidatura y tampoco el proceso de primarias que se anuncia parece que vaya a ser “ejemplar” al ser cerrado por la dedocrática designación.

De la comparecencia pública de la ministra Chacón lo verdaderamente relevante son las graves acusaciones contra algunos de sus colegas de militancia -en número indeterminado- que desataron semejante crisis y “pusieron en riesgo la unidad del PSOE, la autoridad del presidente y la estabilidad del Gobierno”. ¿A quienes se refería?

Según la versión oficial a nadie, pero seguro que los que maniobraron para forzar su decisión de “dar un paso atrás para que el PSOE dé un paso adelante” siguen ahí, ocupando puestos relevantes en el partido y en el Gobierno que parece desunido, con un presidente tan cuestionado que ya pertenece al pasado. La solución de compromiso buscada también parece una huída hacia delante y, más que cerrar la crisis, abre nuevas heridas y deja pendientes muchos ajustes de cuentas.

Este episodio reflejaría tan solo el problema de un partido político -y allá sus dirigentes y las soluciones que adopten- si no afectara al PSOE, que no es un partido cualquiera, sino el que sustenta al Gobierno. La crisis les llega en uno de los momentos más difíciles por los que atraviesa el país que tiene problemas serios, necesita culminar las reformas aprobadas y completar el ciclo de reformas pendiente, como la financiera y la negociación laboral, para sosegar a los mercados, cumplir el objetivo del déficit y cerrar esta etapa para iniciar la senda del crecimiento. Realizar esas tareas requiere un ejecutivo estable y unido, que se sienta apoyado por un partido sin fisuras y solo se ocupe de gobernar.

Por eso es importante para el país que los socialistas resuelvan sus problemas y que su candidato presente un programa ilusionante para enfrentarse a la delicada situación económica y social por la que atravesamos. Y también para despertar a la oposición.

Thursday, June 02, 2011

La dura historia de Costa de Marfil

Costa de Marfil vuelve a aparecer en portadas de periódicos españoles tras la reciente visita de Sarkozy a ese país para presenciar el nombramiento de su presidente. Pero no es la situación de Costa de Marfil la que crea la noticia, sino que lo hace la insinuación de un supuesto embarazo de Carla Bruni. Personalmente, considero que su historia merece ser conocida por todos, aunque desgraciadamente no reciba tantas atenciones como esta “gran noticia”.

Este país africano vive en una larga y cruel guerra desde hace diez años. En 2002 tuvo lugar el inicio de su guerra civil, tras la muerte del ex presidente Houphouët-Boigny y la llegada de una retaila de sucesores nacionalistas que desarrollaron una serie de teorías basadas en la Ivoirité –la nacionalidad sólo para los ciudadanos de la costa y el centro del país, negándosela a los musulmanes del norte y oeste.

Con este nacionalismo creciente, se negó la posibilidad de voto y elección presidencial a todos aquellos candidatos cuyos padres no fuesen marfileños gracias a la aprobación de una nueva Constitución – de los 20 partidos existentes, sólo 6 pudieron participar en los comicios. Así el actual presidente –el reconocido por la comunidad internacional-, Ouattara, vio anulada su participación en las elecciones del año 2000.

Paralelamente, es en el mismo periodo en el que se vio reconocido el golpe de estado de Guei, apoyado por Laurent Gbagbo. Es ahí cuando comienza el infierno de la población: en esta primera etapa, más de 50 muertos en las primeras manifestaciones que se extendieron durante meses, hasta la proclamación de Gbagbo como presidente – se cuenta que llegó a haber 300 muertos y miles de heridos.

Esta proclamación tiene sus consecuencias a día de hoy: Gbagbo lleva cuestionablemente en el poder desde 2002 y ha perdido los comicios de noviembre del 2010, saliendo electo el presidente Ouattara. Pero, si su llegada fue cuestionada, ya que tuvo el apoyo del ejército y de la comisión constitucional; en 2010, se repite la escena: la comisión electoral independiente no le da la victoria –declaran que obtuvo el 51,45% de los votos-, sin embargo se negó durante meses a abdicar y dejar el poder. Fomentando de nuevo el odio entre los grupos, las revueltas y la muerte masiva de civiles.

Según informaciones que llegan de ese país, Gbagbo se rindió a mediados de abril y, sin embargo, esta crisis de poder cuenta ya con la friolera cifra de 1500 muertos a sus espaldas, más de 2500 franceses enviados como cascos azules y desde el 2003 las fuerzas de paz de la ONU están destinadas en el lugar. Ahora es la Corte Penal internacional la que pretende investigar a Gbagbo por crímenes de lesa humanidad: sólo durante su mandato ha conseguido que haya un millón de desplazados al sur del país –tras sus ataques a rebeldes- y en 2009 se cuantificaban 25.615 refugiados en países vecinos, como Liberia; y también porque en estos últimos meses de resistencia ha provocado que haya sobre unos 250 refugiados nuevos cada día, según ACNUR. Cifras escalofriantes, y lo es más aún saber que las revueltas siguen teniendo sus réplicas a día de hoy.

El poder de Costa de Marfil reside en el cacao –es el mayor exportador mundial- cuyo precio comienza a decaer, Francia apoyó de manera militar el ascenso de Ouattara al poder –involucrado directamente tras ataques de este país a intereses galos y desde el año 2000 tuvo una presencia independiente a la de la ONU-, y el Factbook de la CIA muestra unos datos pésimos: tiene una tasa de analfabetismo del 52%, una media de edad de 19,6 años, una incidencia del VIH del 3,4%, su deuda pública supera el 63% del PNB y desde 1999, causado por toda esta crisis, la renta per capita ha disminuido en un15%, la tasa de paro asciende al 40-50% y el 42% de su población está viviendo por debajo del umbral de la pobreza.

Ahora, con ayuda de la ONU, ACNUR y diferentes organizaciones no gubernamentales sólo podemos confiar que llegue por fin la estabilidad, que el viaje de Sarkozy tenga más repercusión que la simple creación de nuevas portadas en prensa rosa, que la comunidad se vuelque en la ayuda a este líder reconocido y, por fin, los marfileños vean un futuro brillante que se abre ante ellos. La estabilidad traerá la recuperación y con esto el resto irá surgiendo.

¿Qué ocurre en Uganda?

Uganda, ese país africano con unas perspectivas de futuro bastante optimistas. En sólo veinte años ha conseguido mejorar sobremanera la situación de su población -de más de 34 millones de personas: redujo la pobreza del 70% al 29%, el VIH gracias a diferentes campañas de concienciación se vio reducido del 15% al 6,5% y el alfabetismo llegó a muchas esferas de la sociedad, permitiendo que en lugar de un 44% de personas analfabetas, actualmente sólo el 27% de la población sufre esta carencia.

Todo parece idílico, y más si lo comparamos con los países que le rodean: es el ejemplo de esperanza, el modelo que muestra que los Objetivos del Milenio pueden llegar a cumplirse. Pero ante toda luz, siempre se esconde una cara oscura.

En este caso, esta cara sombría es múltiple: el régimen de Musevini que preside este país desde 1986 de una manera falsamente “democrática”, una deuda exterior de más del 20% del PNB, el régimen represivo de Amin durante los años 70 – una guerra que se cobró la vida de más de 300.000 personas-, y a día de hoy, unas ideas homófobas que comienzan a resurgir.

Me refiero a la represión que vive la parte homosexual de la población: para 500.000 personas –según estimaciones- la vida en ese país es un suplicio, pero se puede llegar a convertir en un infierno. El motivo es que el estado de Uganda está decidiendo si aprueba un proyecto de ley que plantea castigar con la pena de muerte a toda aquella persona homosexual que viva dentro de sus fronteras al igual que a todos aquellos ugandeses que disfruten libremente de su sexualidad, allá donde estén. El castigo se centra, por ahora, en aquellas personas que sufran del VIH-sida y los que practiquen el acto sexual con menores de 18 años. Aberrante. Más aberrante será ver la reacción de la comunidad internacional, que tanto ha apoyado a esta nación, si esta ley llega a entrar en vigor.

¿Se le dará la espalda a Musevini para que derogue la ley y siga recibiendo ayuda de las agencias internacionales, con intención de seguir mejorando la situación de su población? ¿O por el contrario se obviará este pequeño detalle represor, olvidando también ese pasado de exilio y sufrimiento para muchos de sus ciudadanos?

La evolución económica y social es buena, pero nunca podrá ser una verdadera evolución si no va acompañada de un desarrollo en los derechos de la ciudadanía. No se puede llegar a ser un país del s.XXI cuando se mantienen comportamientos que nuestra comunidad rechaza. El problema real que surge es que cuando hay evolución económica, educativa, es cuando se abren las puertas a las libertades, al desarrollo real de la persona… ¿Qué ocurre en este país, que no sigue las normas naturales? De 53 países africanos, 38 mantienen leyes contrarias a la homosexualidad, al igual que España las tuvo, simplemente confiemos en que el desarrollo siga su propio camino de apertura, y así la situación de Uganda no se verá reflejada en el resto de estados africanos.

¿Tiene todo un principio y un fin?

Mi única intención es la de reflexionar en voz alta, la de compartir ciertas dudas que me invaden y a las que no acabo de dar respuesta. Y estoy pensando en el movimiento del 15M, en las diversas y sucesivas acampadas que se han ido organizando –de manera realmente asombrosa- por distintos puntos del territorio español.

Me parece loable que gente tan diferente haya conseguido estar semanas acampados al aire libre, llegando a crear pequeñas comunas, sin usar la violencia, manifestando sus deseos, sus opiniones, y obviamente, ganándose el cariño y el apoyo de todos aquellos reticentes que no vieron el sentido cuando esto surgió.

Pero entonces pienso, ¿por qué empezó? La gota que colmó el vaso fue la polémica Ley Sinde y su consecuente #nolesvotes. ¿Y por qué? Siempre se dijo que en España no luchábamos, en España nos quejábamos y no cambiábamos las cosas… Eso ha cambiado, pero ¿no nos damos cuenta de que fue necesario que nos quitaran nuestro ocio, que se cuestionase nuestro tiempo de placer para reaccionar? La situación política antes de la Ley Sinde ya era así, el paro estaba ahí, la mala gestión gubernamental era una evidencia, los problemas del sistema electoral ya habían sido analizados... Pero parece que no era suficiente. Me parece sorprendente y debo reconocer que incluso me ofende un poco.

Y luego sigo pensando, como todos estos días, en las revueltas del mundo árabe, con las que tantos paralelismos han desarrollado, y tienen un objetivo básico: un cambio de gobierno, una vuelta de tuerca al sistema… y una vez obtenido, la revolución llega a su fin y la recuperación social se pone en marcha. ¿Y en España qué pasa? ¿Cuándo llega el fin de esta acampada? Me cuesta imaginarlo, por el mero hecho de que es un totum revolutum de ideas, entre las que podemos destacar: un cambio de sistema electoral, un cambio de gobierno, una mejora social, la consecución de una administración pública transparente, la mejora educativa, la mejora laboral… ¿Y todo para cuándo? ¿No nos vamos a levantar hasta que España cambie?

Admiro que cada uno luche por lo suyo; desprecio el pedir, por el mero hecho de que cada uno lucha por lo suyo, y la vida no es más que una sucesión de pasos que nos conducen a nuestro destino. Por ahora, si hacemos balance, contamos con: un voto de castigo al PSOE, la victoria del PP, el enfado generalizado y un exceso del uso de la fuerza por parte de las autoridades… ¿Acaso no es el ciudadano español, el enfadado y el escéptico el que lo ha permitido? Faltan propuestas, propuestas reales, que puedan tener un peso; pero sobre todo, falta lucha: hubo un día que emigramos, y hasta que España no cambió, nadie volvía.

¿Qué pasa ahora? Algunos nos movemos, otros nos quejamos. ¿La generación más preparada es acaso la que menos riesgos corre? Puede ser, porque la comodidad, aunque nos quejamos porque no es perfecta, nos ha quitado el espíritu de lucha.

Repito, apoyo la lucha, apoyo la búsqueda de cambios, pero quizá, los primeros que tengan que cambiar seamos todos y cada uno de nosotros. Luchemos por lo nuestro, luchemos con ideales, simplemente luchemos. Las cosas nunca vienen solas, quien no arriesga no gana, y los que ya tienen su vida solucionada, jamás moverán un dedo por el resto.

"Pública cúrate"

Dubrovnik, la bella ciudad croata asentada en la costa oriental del Adriático, fue república independiente entre los siglos XIV y XIX y ejemplo de democracia con tres Consejos que administraban de forma independiente los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, antes que el Barón de Montesquieu articulara su famosa teoría de la división de poderes.

En el dintel de la puerta del Palacio Rector, sede del Senado, aún hoy se puede leer la inscripción que contenía la norma de comportamiento para los senadores y demás cargos públicos de la república: “obliti privatorum, pública curate”, que en versión libre quiere decir “olvidaos de los asuntos privados, ocupaos de los públicos”.

La riqueza expresiva de la lengua latina resume en cuatro palabras la línea de conducta para los alcaldes y concejales que el domingo resultaron elegidos para regir los destinos de nuestras pequeñas repúblicas autónomas, que son los concellos, tanto desde el gobierno y como desde la oposición.

El primer mandato de las urnas es “pública curate”, dedicaros a los asuntos públicos. Unos, los vencedores, administrando la victoria para gobernar sin la arrogancia de las mayorías absolutas donde las haya y sin las incoherencias que a veces se perciben en los gobiernos de coalición. Gobernar es organizar la convivencia colectiva y ocuparse, en un tiempo económico difícil, de los asuntos que conciernen a la calidad de vida de los ciudadanos: el tráfico y el transporte, el suelo industrial y el fomento del empleo, la educación, la sanidad, la dependencia, los problemas del pequeño comercio… Por su parte, los perdedores han de ejercer una oposición razonable y sensata, constructiva y leal, que es el mejor aval para ganar la confianza en próximos comicios.

La segunda norma de conducta es “obliti privatorunm”. Deben olvidarse de utilizar el cargo en beneficio propio, de las redes clientelares, del tráfico de influencias, de la corrupción en cualquiera de sus manifestaciones y servir al pueblo con honestidad y transparencia. Tienen que sanear la vida pública, desinfectar la democracia de tanta demagogia e indecencia adheridas y dejar de ser un problema para la ciudadanía.

En fin, les hemos encomendado el gobierno municipal. Ahora, que se pongan de acuerdo y trabajen juntos por el bien de todos para arreglar los concellos, que son nuestro pequeño mundo.

Es nuestro turno

La campaña electoral entra ya en su recta final y, por lo visto hasta ahora, es una de las más pobre en ideas, austera en el despliegue de medios materiales -cartelería, megafonía callejera, cuñas publicitarias- y comedida en ofertas de los candidatos, muy remisos a la hora de prometer, conscientes de que las cuentas están escuálidas, la mayoría de los ayuntamientos en quiebra y las autonomías endeudadas, sin un euro en sus arcas.

Pese a tratarse de elecciones locales, la impresión es que la batalla se está librando a nivel nacional -en Galicia también en clave autonómica- porque así lo han querido los partidos mayoritarias que afrontan la campaña como hacen los equipos de fútbol en los partidos trascendentales que salen al campo tanteándose y, más que confiar en sus propias fuerzas, esperan que el rival cometa algún fallo para inclinar el resultado a su favor.

En los mítines unos presumen de política social y otros venden fórmulas mágicas para arreglar los problemas del país y se demonizan mutuamente para estimular el “voto del miedo”, alertando sobre el apocalipsis que traerá votar a la formación contraria. Dice I. Camacho que parecen “locuaces muñecos de feria” emitiendo mensajes exaltados ante los que nadie se siente concernido, salvo sus fans, incapaces de pensar por su cuenta.

No se si será por la escasez de ideas y por tanta descalificación, pero la gente de la calle no está enganchada a esta campaña ni confía mucho en las elecciones del domingo. Los ciudadanos están más preocupados ahora por el estado de la economía -y de su propia economía- que está enferma, muy enferma. Los datos -crecimiento muy débil, cifras de paro, inflación y otros- son malos y las previsiones para el futuro inmediato nada halagüeñas, lo que indica que la crisis está bien enraizada y necesitará nuevas medidas de ajuste que nos ocultan.

El humorista Máximo dibujó un mapa de España con esta leyenda en su interior: “si hay algún médico en la sala que se presente”. En democracia, el mejor médico de la sala es el hecho sustantivo de las elecciones, que nos dan la oportunidad de elegir aquella oferta que cada cual considere va a defender mejor los intereses generales y los suyos propios a través de la acción de gobierno de los políticos. Por tanto, pese a su mediocridad y al desencanto dominante, el domingo toca votar, es nuestro turno.

Sunday, May 15, 2011

Preguntas a los candidatos

“O peor son estes momentos de incertidumbre, de non saber quen nos vai levar á próxima ruina”, reflexiona un personaje en una viñeta de Juan López Rico. Esa es la percepción de muchos ciudadanos que saben que, voten a quien voten, los elegidos tendrán que administrar la decadencia del universo municipal, tal como está la economía de los concellos y del país.

Tampoco ayudan mucho los partidos y candidatos que manejan unos ejes de comunicación que están faltos de imaginación y vuelven a los lugares comunes. Hablan mucho de paro, planes de austeridad y de compromisos éticos; de sueldos de los regidores, de la supresión de asesores y de regeneración de la vida pública, que es pura palabrería que sirve para zurrar al contrario. De los proyectos y planes para arreglar los problemas y mejorar, en lo que se pueda, la vida de los vecinos dicen poco.
Y los ciudadanos queremos saber, por ejemplo, en qué van a mejorar la organización de la vida y convivencia en los concellos; como van a impulsar la economía y, dentro de sus posibilidades, la creación de empleo; qué planes tienen -suelo industrial, trámites burocráticos, rebaja de impuestos- para atraer empresas y mantener el comercio; si van a pagar las deudas a las empresas y autónomos; la atención al rural y a los barrios; como van a tratar el transporte público y aliviar el caos circulatorio; qué servicios sociales -guarderías, residencias de mayores, dependencia- van a mantener y mejorar; si piensan buscar alguna solución al aparcamiento en superficie o van a continuar expulsando a los vecinos; si van a hacer algo para cortar el desmadre del precio de los aparcamientos, alguno tan escandaloso como el del Hospital de Santiago que se aprovecha de la enfermedad de la gente; si van a subir las tarifas de agua y basuras, de la contribución, el impuesto de circulación y otros. No lo dirán, pero sería interesante saber qué recortes van a aplicar en los servicios después del 22.

Candidatos y partidos tienen varios días para ilusionar y convencer con propuestas positivas para estas cuestiones y muchos otros problemas locales que son los que interesan y determinan el voto de los ciudadanos. Si solo llaman a “votar contra el otro”, tienen poco que ofrecer y parece que nos están invitando a elegir a aquel que gestione los ajustes que nos esperan de forma menos traumática.

Espectáculo lamentable

Cuenta Miguel Platón en el libro “¡Que políticos tan divertidos!” que Joaquin Garrigues, ministro de Obras Públicas en el primer Gobierno (1977) de la Unión de Centro Democrático, después de participar en varias reuniones del gabinete comentó: “Si la gente supiera lo que se discute en los Consejos de Ministros saldría corriendo a Barajas para tomar el primer avión”.

Parafraseando a aquel brillante político centrista, si los ciudadanos siguieran las sesiones semanales de control al Gobierno también pondría tierra por medio escapando del espectáculo lamentable que cada semana ofrecen los políticos en el Parlamento gallego.

En la refriega dialéctica del miércoles pasado el presidente de la Xunta y los dos líderes de la oposición volvieron a zurrarse con reproches y acusaciones que, siendo habituales en todas las sesiones, esta vez subieron de tono anticipando lo que está ocurriendo en la campaña electoral. Que algunos diputados y diputadas tengan que ser llamados al orden reiteradamente completa un espectáculo denigrante que a veces presencian grupos de escolares. Un pésimo ejemplo.

Es cierto que las sesiones de control al Gobierno forman parte de la dinámica parlamentaria y allí ni los unos ni los otros van a abrigarse, sino a debatir. Pero antes que acosar al contrario con ataques y descalificaciones deberían ocuparse de los problemas que preocupan en la calle, como el paro, la pérdida de poder adquisitivo por la escalada de precios y merma de los salarios, la asfixia de pequeños empresarios y autónomos y otras cuestiones, que no merecieron la atención de sus señorías, salvo para reproches mutuos.

Es vergonzoso e hasta insultante que día tras día se ocupen de quien tiene más corruptos en sus filas, quien lleva más imputados o tránsfugas en las listas, quien envió más embajadores a América en busca del voto o quien emplea a más asesores y cargos de confianza en concellos y diputaciones. Lamentablemente, la recia administración de recursos y la pureza de comportamientos democráticos no forman parte de su manual de cabecera.

En fin, que los ciudadanos les encomendamos los destinos del país, a unos para gobernar, a otros para presentar alternativas desde la oposición y a todos para que busquen soluciones a los problemas de la Galicia real. Pero ellos, que no viven las angustias de la gente corriente, se divierten relajados zurrándose al badana. Pocas veces es tan perceptible la distancia entre la ciudadanía y sus representantes políticos.

Saturday, May 07, 2011

¡Gerónimo, cuántas dudas!

Me abruman las dudas. Las dudas morales que normalmente me sobrevienen cuando se lee y se escucha cierta información, en este caso: la muerte de Osama Bin Laden.

Occidente está contento. Obama acaba de dar un significado a su elección tras su predecesor George W. Bush y acaba de firmar su continuidad en el gobierno. Todos estos años de lucha contra un ser a veces dado por muerto, a veces dado por invencible, cobran sentido. Sin embargo, pronuncio Obama y recuerdo el Premio Nobel de la Paz que se le otorgó en el año 2009. Premio cuestionado, por el hecho de que coloca en el mismo nivel a Kofi Annan, Mandela, Rigoberta Menchú o el mismo Dalái Lama… ¿En qué se parecen estas personas? Todas mantienen una relación, sin embargo, a Obama no sé cómo encajarlo.

¿Hasta qué punto el fin justifica los medios? Creo que no hay manera objetiva de dar respuesta a esta pregunta. En este caso, a pesar de que se haya acabado con el instigador de grandes matanzas, de crímenes contra la humanidad, de catástrofes a lo largo y ancho del globo terráqueo… a pesar de que se trate de una acción legal por ser acto de guerra, a pesar de que sea el reconforte que miles de familias necesitan… ¿En qué momento se rompen las normas preconcebidas de captura y juicio? ¿En qué momento no se da el derecho a la réplica, no se escucha su alegato, no se siguen los cauces normales de la democracia en la que vivimos y tanto instamos?

Además se escuchan justificaciones como “se le iba a atrapar pero intentó defenderse”, siempre señalando que “no iba armado”… ¿Cómo un hombre desarmado puede resultar una amenaza para todo el grupo que entró en Bilal Town? ¿Hasta qué punto es necesario ver como ahora se suceden piezas informativas que levantan sospechas contra los Seals, por su supuesto maltrato a los niños y mujeres que vivían en la casa? Cuando se actúa correctamente, sobran las explicaciones, van intrínsecas al propio acto.

Si con la muerte de Bin Laden se terminase con el terrorismo, si él fuera el fin y los medios, si este hecho no conllevara una serie de amenazas que desconocemos hasta qué punto van a verse cumplidas… entonces, y con reservas, podría calmar un poco más la moral.

En cambio, no dejo de imaginar la atrocidad que para sus seguidores puede ser que asesinen a su guía –considerado ahora mártir-, no dejo de imaginar la venganza que pueden organizar los islamistas radicales, no dejo de intentar razonar el porqué de la humillación en su “entierro” –teniendo en cuenta el deseo de que no haya un centro de peregrinación en el lugar donde se sitúe su tumba-, y sobre todo, no dejo de pensar en porqué a un terrorista de ETA se le juzga, a los grandes dictadores, se les juzga –no olvidemos el final de Sadam Hussein-, a los antiguos miembros del IRA, se les juzga…

Y todo lo construido, se va a pique tras este asesinato. Perfecto que haya sido capturado, genial por no rendirse ante esta la lucha contra estos movimientos radicales, enhorabuena por buscar un mundo en paz… pero veamos qué ocurre cuando los patrones y los estándares que usamos e imponemos se quebrantan.

Grandes los Seals, pero ¿hasta qué punto es legal dotar de todo poder a un grupo militar? En el amor y en la guerra no hay normas, se suele decir; en cambio, debería puntualizarse que es en las unidades especiales donde no las hay. Ellos son los que pueden hacer todo aquello prohibido en las guerras convencionales. ¿Y cuál es su mayor fuerza? Que atacan como los terroristas. Complicada decisión, el poder sin control puede causar estragos.

Por ahora, lo que vemos es que a los políticos, a la gente de la esfera institucional, a los iguales de Obama les cuesta argumentar, les cuenta mantener una postura sólida, y lo más importante, a los grandes pensadores les abruman las dudas y las contradicciones entre ellos. Por ello, la solución será dar tiempo al tiempo, que es él quien pone a cada uno en su lugar.

Emergencia nacional

Un año después de que al presidente Zapatero le enseñaran en Europa las orejas del lobo de la crisis se puede decir que la política económica y las reformas emprendidas desde entonces por su gobierno, incluida la laboral, no han tenido éxito porque no lograron el objetivo de sacar al país del estado de postración económica.

El primer indicador del fracaso es el paro. La Encuesta de Población Activa del viernes pasado sitúa el número de parados al borde de los cinco millones. Esta caída del empleo en 256.500 personas entre enero y marzo se produce en un contexto de reducción de la población activa, con el agravante de que se perdieron más puestos de trabajo indefinidos que temporales y que el empleo destruido se ceba de forma especial con los menores de 34 años. A estas alturas hay un millón largo de hogares con todos los miembros en paro -22.500 en Galicia-, y dos millones de parados que ya no perciben prestación alguna. Son demasiadas cabezas pensando, muchos brazos caídos y millones de proyectos vitales truncados

La EPA es la radiografía de un desastre nacional. Es la expresión numérica de la tragedia que viven millones de personas destrozadas anímicamente que salen a diario -muchos perdieron toda esperanza de encontrar empleo y ya no salen- en busca de un puesto de trabajo llamando a todas las puertas, entregando decenas de currículos o presentándose a entrevistas de empleo para nada.

Hay otros indicadores de que la economía está hecha un desastre sin que aparezca señal alguna -los famosos brotes verdes- de remontada de la crisis, lo que indica que, o nuestros males no tienen solución o esta se buscó por caminos equivocados. Pero el paro es el primer problema y sus cifras reflejan un fracaso colectivo: del Gobierno, cuyo proyecto, huérfano de propuestas y soluciones, está agotado; de la oposición mayoritaria que no presenta sus alternativas; de los sindicatos, cada día con menos capacidad de convocatoria, y de la patronal, que llevan meses ocupados negociando el llamado pacto social mientras el país se desangra.

¿No deberían sentarse -también en Galicia- para buscar juntos remedios para superar la crisis y cortar la caída libre del país hacia el abismo económico y social? Puede que sea mucho pedir en vísperas electorales, pero es lo que demanda esta situación que se puede calificar de emergencia nacional.

Comparaciones

Siempre se dijo que “las comparaciones son odiosas” y puede que sea verdad, pero a veces son necesarias y, más que odiosas, son irritantes.

La semana pasada, cuando los periódicos y los dirigentes de los partidos se ocupaban de la liberación del etarra Troitiño y de su fuga posterior, se supo que otro recluso de la cárcel de Huelva, Miguel Montes Neiro, preso desde 1976, iniciaba una huelga de hambre como medida de protesta porque no entiende como después de tantos años de pena cumplidos no lo dejen en libertad.

Montes Neiro ingresó en prisión un año después de la muerte de Franco -¡xa choveu!- por desertar del ejército y no saldrá hasta el año 2021 cuando expira el cumplimiento de las condenas por haber cometido veinticuatro delitos menores y cinco fugas. No tiene delitos de sangre y la pena más elevada que pesa sobre él es una condena de seis años por un delito contra la salud pública.

Es muy difícil entender lo que no se puede explicar con una mínima dosis de lógica y sentido común. Al menos no se puede entender que Montes Neiro lleve 35 años en prisión y, si no le conceden el indulto, aún le resten diez de cumplimiento de condena, mientras uno de los terroristas más sanguinarios del llamado Comando Madrid, autor de veintidós asesinatos, haya sido puesto en libertad antes de haber cumplido los treinta años de reclusión que establece la ley.

Parece que el tribunal de sesudos juristas de la Audiencia Nacional se amparó en una resolución del Tribunal Constitucional y rectificó poco después en base al criterio aplicado por el Tribunal Supremo en un caso similar para revocar la libertad concedida y ordenar la búsqueda de Troitiño que, por ahora, está en paradero desconocido.

Una decisión precipitada o poco estudiada que añade un nuevo descrédito para la justicia, cuya balanza no parece muy equilibrada en estos dos casos. Al delincuente común, un hombre enfermo y seguramente pobre, lo deja pudrir en la cárcel por delitos menores. En el caso del etarra sanguinario se opta por una interpretación garantista de la ley que, además de representar una burla para las víctimas, crea gran desconcierto en la sociedad.

Castelao dibujó a dos paisanos tristes y rendidos, que se preguntan: “E agora, ¿a quen podemos recurrir para librarnos da xusticia?. Y Curros en “Mirando ó chau” relata la ligereza con que se condena a una víctima que “¡quizais é un imbécil, quizais naceu tolo, quizais é inocente…! Y Dios, que desde lo alto contempla la escena exclama: “Si esto é a xusticia, que o demo me leve”.

Sunday, May 01, 2011

Estamos desamparados

Dicen los populares que el Gobierno pretende colocar a sus altos cargos en las Comisiones Nacionales de la Energía y de las Telecomunicaciones y ellos quieren que esos cargos sean designados por el Congreso en aras a “reforzar su independencia y profesionalidad”.

En el fondo, ambos partidos libran esta pelea -y otras muchas- más para situar a sus afines en los consejos de los organismos reguladores que para defender mejor a los ciudadanos frente a los abusos de las empresas y de los mercados. Por eso, a los consumidores casi nos da igual que el Gobierno nombre estos cargos a dedo o que sean nombrados por el Parlamento.

Sirva un ejemplo como ilustración. Hace unos días, la Comisión Nacional de la Energía, el máximo órgano regulador de este mercado, denunciaba el desamparo del ciudadano ante las compañías eléctricas y admitía que las numerosas quejas de los usuarios “revelan una situación de indefensión frente a una regulación poco clara y al incumplimientos de la normativa vigente por parte de las empresas”.

Ese desamparo lo sufrimos por el proceder de las compañías que lo mismo cobran recibos por consumo estimado que dicen regularizar al mes siguiente, como tardan en devolver las cantidades cobradas indebidamente, no contestan a las llamadas y reivindicaciones y cometen otros abusos. Es decir, vulneran nuestros derechos de consumidores que están protegidos por una norma de rango superior a la autorización del ministerio de Industria en la que se amparan.

Que se sepa, la denuncia de la Comisión Nacional de la Energía, cuyos consejeros quieren renovar ahora, no tuvo respuesta por parte del Gobierno -ministerio de Industria- ni mereció comentario alguno de la oposición. Ambos deben estar entretenidos en dilucidar si hay más corrupción en los verdes o en los colorados, como decía Cantinflas en una interpretación memorable. Tan solo la Xunta dice que va a investigar los abusos de las eléctricas denunciados ante el Instituto Galego de Consumo, pero temo que, como le ocurriera a don Quijote, pierda la batalla contra tan poderosos gigantes.

De modo que da igual que utilicen el dedo gubernamental o den cierta apariencia democrática a los nombramientos para los consejos de los organismos reguladores. Los consumidores seguiremos desamparados frente a los abusos de las eléctricas y de otras empresas. Lamentable, pero cierto.

Semana Santa

No creo que España haya dejado de ser católica, como afirmaba don Manuel Azaña, pero ochenta años después sí es verdad que hemos dejado de ser tolerantes y respetuosos. El último ejemplo lo ofrecen un grupo de extremistas que tienen a la Iglesia Católica en el punto de mira, lo que no se atreven a hacer con la religión musulmana.

Semanas atrás comentamos en esta columna la profanación de la capilla del campus de Somosaguas y hace unos días la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (Amal) llegó a convocar una procesión atea para mañana, Jueves Santo, por las calles del castizo barrio de Lavapiés que al final fue prohibida por la Delegación del Gobierno. Uno de los miembros del colectivo convocante declaraba a una emisora de radio: “Somos pocos, representamos un frente ideológico dedicado única y exclusivamente a castigar a las conciencias católicas. Nuestro propósito es hacer daño y no nos andamos con contemplaciones”.

Sobran comentarios. La ideología de estas gentes parece que se fundamenta en fomentar la animadversión a los católicos y a sus creencias, cuyo ejemplo paradigmático son las celebraciones de la Semana Santa que los creyentes viven con devoción desde la fe.

Pero la Semana Santa también se puede vivir desde la descreencia, el agnosticismo o la indiferencia “pasando” de viejas costumbres y ritos profundamente arraigados en nuestra cultura que estos días compendian muchos siglos de historia en actos de gran vistosidad y belleza, simbiosis de religiosidad y bullicio, de tradición y modernidad, que concitan una gran atención popular.

Ahora bien, desde la fe, el agnosticismo o la indiferencia, el desfile de los pasos que representan los últimos días del Dios de los cristianos exige la actitud de tolerancia y de profundo respeto que merecen los fieles participantes, las cofradías organizadoras y los curiosos apostados en las rúas de Ferrol, Viveiro o Fisterra, por citar las procesiones gallegas más espectaculares. No hace falta creer en Dios para ver las procesiones y admirar la belleza de su imaginería y para percibir y sentir la grandiosidad artística que esos días desfila ante nuestros ojos.

Pero España sigue siendo diferente y algunos, como los de esa asociación madrileña, aún no han aprendido a convivir en el marco de un Estado aconfesional en el que todos debemos ser respetuosos con todas las ideas y creencias.

Qué fácil es olvidar el pasado

Ya no tenemos en cuenta que cuando lo necesitamos, ellos nos acogieron. No sirven esas respuestas que no cesan de escucharse de “pero hacíamos lo que ellos no querían”, “pero no se nos pagaba bien”, pero... ¡Obviamente! como los que llegan ahora a nuestras fronteras; sinceramente no creo que dependa en mayor medida de la procedencia que de la preparación: ¿podíamos ofrecer algo mejor de lo que sus habitantes ofrecían? Pensémoslo.

Llevamos años ignorando ese hecho de la historia, y lamentándonos de que miles de Sudamericanos llegan a nuestros país, y más ¡cuándo no hay trabajo para nosotros! La situación está complicada para todo el mundo, obviamente, pero ellos no nos están robando nada, se limitan a aceptar aquello que nosotros hemos rechazado en primer lugar. Me dan igual los motivos, me dan igual las excusas, simplemente lo aceptan y nosotros no.

¿Es pecado intentar labrarse un futuro? ¿Es pecado buscar que su familia tenga una mejor vida? No lo creo, ya que nosotros, en su lugar, haríamos lo mismo.

¿Entonces qué es lo que estamos presenciando ahora? ¿A qué se debe intentar modificar los acuerdos del espacio Schengen? Qué facilidad mostró la UE para crear acuerdos preciosos, idílicos, libertades para todos y en todos los campos... hasta que ya no nos conviene. Hasta que vemos que miles de personas están llegando a nuestro gran y libre espacio intentando huir de una muerte asegurada. Ahora Italia se queja, ahora Francia ve que no puede aceptarlos... En cambio en Siria, Libia no deja de haber familias que hacen las maletas confiando que alguien les dará cobijo...

Eso sí, siempre lo expresamos de manera bonita... “no se intenta eliminar el acuerdo, se busca reestablecer algún tipo de control fronterizo”... En fin, mismo contenido y distinto continente.

Veremos cómo actuamos, veremos si se les acaba otorgando un permiso temporal de estancia o si se empiezan a cerrar las fronteras...

Mientras, sólo espero que Europa no pase por una crisis, ya que en ese momento nos merecemos que todos nos den la espalda, como nosotros hemos hecho y hacemos cuando nos necesitan. África, ahí donde está, recibe el doble de emigrantes que nosotros, que nos expliquen su técnica, ya que creo que debemos aplicarla. Se suele decir que el que más da es el que menos tiene, y día a día se demuestra.

Y lo peor, es que dos se quejan, y 25 se callan: los estados del bienestar, los países nórdicos con su gran nivel de vida.... ¡Y que nada se lo perturbe! ¿Dónde queda el derecho de asilo? Veremos en qué acaba la cosa y si realmente, las normas no son tan frágiles y variables como algunos pretenden.

Tiempos modernos

En estos tiempos en que el petróleo sube y la nuclear asus-tan, ¿qué hacemos? Reservas de petróleo para 92 días, mejores conexiones a las redes de suministro, diversificar las alianzas estratégicas, posicionar nuestras empresas en los mercados. ¿Por qué no pensar en algo sostenible en el tiempo, que además nos permita ser punteros, innovar, exportar, crecer? Es verdad que la crisis es un hándicap, pero también una oportunidad para pensar en qué nos vamos a convertir. No puede ser que lo que más exportamos sean coches y los facturen empresas extranjeras. La lógica económica hará que pronto esto también acabe. Podemos seguir escuchando elecciones, primarias y más elecciones día tras día, pensando que estamos en el descanso de la crisis como si se tratara de un partido cuya segunda parte comienza en marzo, y sintiendo el acecho de un posible rescate. Por si tuviéramos poco, una vez más las medidas del BCE, que prevé subir los tipos de interés, nos cogerán a contra pie.
Deberíamos exigir una transición hacia el nuevo ejecutivo que asegurara un plan sostenible, consensuado y de futuro. Si no pensamos en I+D, a medio y largo plazo hay poco que hacer. No puede ser que unos se dediquen a buscar un candidato que les permita disfrazar su debacle mientras desempañan los cristales del país, mientras los otros se limitan a dejar pasar el tiempo y que el desgaste les haga su trabajo. Tenemos lo que merecemos. El individualismo, el “nuevo riquismo” y la sociedad del mero titular nos han hecho perder la solidaridad necesaria para abordar un futuro en el que el consenso social dote de sentido común a nuestra política, gobierne quien gobierne. Seguramente el próximo presidente sea Rajoy. Da miedo pensar que posiblemente no sea el candidato preferido por sus votantes e imaginar que en el seno de Génova, donde no parece dirigir demasiado, no se atrevan a celebrar unas primarias que quizá revitalizaran a los socialistas. Digno de una de Chaplin.

Tuesday, April 19, 2011

De nuevo los coches

En las noches de los viernes de los años setenta el programa concurso “Un, dos, tres… responda otra vez” cautivaba la atención y entretenía a los espectadores de TVE, la única televisión que emitía en el país. En su tercera parte llamada “la subasta” los concursantes tenían un montón de posibilidades para hacerse con regalos, muchos de gran valor, pero todos iban siempre en busca del coche que para ellos era el regalo estrella.

¿Tendrán los políticos alguna predisposición genética que les incline a venerar de forma desmedida al coche oficial, como les ocurría a los concursantes de aquel programa de televisión? Pregunto esto porque hace un mes el portavoz del área institucional del partido socialista en el Parlamento gallego denunciaba la utilización fraudulenta de vehículos del parque móvil de la Xunta por personal de libre designación “para fines privados y uso personal”.

La denuncia no es novedosa. Quien lea los periódicos encontrará decenas de casos de uso desmedido o fraudulento de coches oficiales en todas las administraciones del Estado. Hace meses, aquí en Galicia se acusó a un presidente de Diputación de utilizar el vehículo oficial para recoger a sus nietos en el colegio y fue muy comentado el caso de un director general de la Xunta que cuando viajaba de Santiago a Madrid por asuntos de trabajo siempre regresaba a Vigo donde vivía y ordenaba a su chofer que fuera a recogerlo a Peinador para llevarlo desde el aeropuerto a su residencia en la ciudad olívica. El coche regresaba de noche a Santiago para volver a buscarlo a Vigo al día siguiente.

Lo noticiable es que los coches irrumpen de nuevo en la precampaña electoral, como ocurriera en las elecciones autonómicas cuando el partido popular, que ahora sostiene al Gobierno, destapó con mucha virulencia el caso de los Audis para desgastar al gobierno de entonces.

Los casos que ahora denuncia este diputado seguramente no van a arruinar al erario público. Pero los coches son el síntoma de otros muchos abusos y despilfarros -Visas Oro, teléfonos móviles, viajes, asesores-, sin contar la corrupción, que cometen en las distintas administraciones gobiernos de todos los colores, que actúan de la misma forma cuando tienen responsabilidades ejecutivas.

Son un mal ejemplo administrando el poder que les dimos. Por eso el país pide a gritos una pasada por la regeneración de la vida pública para recuperar la transparencia en la gestión, el pudor y hasta la vergüenza. Es la reforma pendiente que quienes nos gobiernan no quieren acometer.

Por fin una buena noticia

Hoy se confirma la noticia que tanto esperábamos: Gbagbo ha pedido a sus fieles, tras su detención por medio de las fuerzas militares de Ouattara, el fin de la lucha armada.

Parece que el ex presidente de Costa de Marfil ha entrado en razón, tras los diez días en los que se negó a aceptar la elección democrática de su sucesor. La intervención de la ONU, representada por Francia, parece haber sido decisiva en la finalización de este conflicto.

Sigue siendo un misterio el grado de involucración de Francia, ya que, según su embajador en el país, simplemente eliminaron las armas pesadas de los fieles de Gbagbo, para impedir el ataque a civiles; otras voces claman que su presencia fue mucho mayor, habiendo incluso detenido ellos mismos a este renegado ex presidente.

El resultado de su actuación, más de un millar de víctimas en estos días de sucesivos bombardeos, ya que sus únicas palabras eran “no estamos en negociaciones para irme, ¿irme a dónde?”. La comunidad internacional por fin apoya y se involucra en que una elección democrática llegue a buen puerto. Quizá no fue suficiente, ya que un presidente electo ha valido muchas vidas.

Ahora el futuro de Gbagbo está en manos de la ONU. Sólo queda esperar a ver qué pena cumple por todos los delitos y las atrocidades que ha cometido. Esperemos que ni su edad ni su estado de salud sean alicientes para que todos los “pecados” cometidos queden impunes.

Una buena noticia, el principio de un largo camino. Lástima que todo quede en un castigo y no en una prevención que hubiese evitado llegar a esta situación. Que sirva de ejemplo, de base para ir mejorando: si se promueve la democracia, se defiende la democracia, sin dejar que un país sufra tanto por lo que le enseñamos como legítimo.

Saturday, April 16, 2011

¿Todo tiene un precio?

Debo confesar que estoy asombrada, me negaba, hasta hoy, a comentar el tema de las revueltas en el mundo árabe. Lo hacía por considerar que no estoy suficientemente capacitada como para analizarlo mejor que muchos expertos que dan su opinión una y otra vez en los medios de comunicación.

Sin embargo, de repente leí una información que me sobresaltó. Y lo hizo por varias causas: primera, por descubrir que Saif El-Islam, hijo de Gadafi, había presentado su tesis sobre la democracia en la London School of Economics. Cuanto menos, sorprendente. Pero pensé, este hombre, que se define como liberal y defensor de los derechos sociales, tiene derecho a buscar su camino. ¿Acaso no? ¿Debe cargar él con la culpa de cómo su padre maneje su país? Simplemente, injusto.

Y fue en ese momento cuando me puse a escribir estas líneas, hasta qu de repente leí: Se investiga el posible plagio de su tesis y los 1,75 millones de euros que la familia Gadafi donó a esta prestigiosa institución. Consternada.

Personalmente, yo, que he tenido la oportunidad de conocer la institución por dentro, me resisto a creerlo. Estamos hablando de una institución de la que salen grandes profesionales, grandes estudiosos, expertos… personas brillantes que luchan cada día con el rígido, estricto y sacrificado modelo de enseñanza de la LSE. Cuna de grandes pensadores, de gobernantes, de líderes… se caracteriza y presume a la vez de ello. Centro plural, libre, donde ninguna impresión u opinión es rechazada… En esta vida todo tiene un precio, es cierto, pero siempre hay excepciones.

Mi paso por el centro se debió a un programa de estudios sobre “International Relations, Government and Society”, reuniones de estudiantes procedentes de los países más diversos, muchos de ellos árabes, que luchaban y criticaban los regímenes que ellos mismos sufrían.

Simplemente por ello, me sigo resistiendo a no creerlo, porque aunque todo tiene un precio, creo que hay momentos en los que no hay dinero que valga. Porque si esto se confirma, ¿comenzaremos a pensar que hay gente brillante que quizá no lo es tanto? Cuando se llega a un nivel, es muy difícil conservarlo, pero muy sencillo estropearlo. Un Harvard, una LSE... jamás tendrán precio, o eso intento seguir pensando.

Sea como sea, el resultado es que el director de la LSE ha dimitido y la universidad ha perdido parte del prestigio que tenía. Como comentaba, todo tendrá un precio, pero a veces sale demasiado caro.

El país real

El día 2 de abril el presidente del Gobierno comunicaba a sus “compañeros” que no será candidato en las elecciones del año que viene y el país oficial se paralizó. Desde entonces todo son análisis y valoraciones sobre las consecuencias de su decisión para el partido socialista, para el devenir de la oposición, para España y para Galicia y se abrió la espita a todo tipo de especulaciones sobre la sucesión, oficialmente aplazada hasta después de las elecciones municipales.

Ese era el país oficial que se entretenía con los cotilleos en los ámbitos políticos y en las tertulias de los medios de comunicación. Porque la vida sigue para el país real que tiene otras preocupaciones. Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas publicado el miércoles pasado, el paro, que aumentó en el mes de marzo en 34.406 personas -967 en Galicia-, sigue siendo el principal problema para los españoles. El sondeo del CIS consolida el pesimismo de la sociedad sobre la marcha de la economía que para el 79,5 por ciento atraviesa una situación mala o muy mala. El pesimismo también se extiende a las perspectivas de futuro y son más los que piensan que la economía empeorará que los que creen que irá a mejor a corto plazo.

Es probable que contribuyera a tanto pesimismo el hecho de que el 1 de abril, un día antes del anuncio del presidente, volvieran a subir los precios de la luz, la bombona de butano y el gas natural para millones de usuarios y en elevados porcentajes mientras las empresas energéticas presentan beneficios multimillonarios. También ese día subía el interés de referencia que encarecerá la hipoteca media en unos cincuenta euros al mes. Y casi todos los días suben los combustibles.

Con este panorama de economía estancada, el paro creciendo -el de los jóvenes llega al 43,5%-, los empleos en precario, los precios al alza y los sueldos exiguos, cada día somos más pobres y son muchas las personas y familias que tienen severas dificultades para llegar a fin de mes.

Por eso es indignante que los dirigentes de todos los partidos se entretengan en los mítines de fin con sus cotilleos sucesorios o adelantos electorales y crispando el ambiente para complacer a sus hooligans, sin que ninguno se ocupe de aportar un rayo de esperanza para las gentes del común, duramente castigadas por una crisis que no generaron.

Esa es la explicación de que, una vez más, los políticos sean el tercer problema para el común de los españoles. Aunque quizá no les importe porque ellos viven en otro mundo, ajenos a nuestra realidad.

La denuncia de Rosell

El presidente de la patronal Joan Rosell estuvo el pasado 26 de marzo en la Moncloa, en la reunión que mantuvo el presidente del Gobierno con la elite del empresariado que, según dicen los exegetas monclovitas, tanto estimula y reafirma a José Luis Rodríguez Zapatero en el camino emprendido de las reformas estructurales para dinamizar la economía, hasta el punto de que en algunos círculos mediáticos llaman a esta cumbre de los grandes empresarios "la tercera cámara" del país. Al día siguiente de esa reunión todos los medios de comunicación resaltaron la intervención y peticiones realizadas por el mandatario del Banco de Santander al presidente del Gobierno. La primera, que no abriera su sucesión, petición que no fue escuchada, y falta por ver si le hace caso a la segunda y agota la legislatura.

Sin embargo, pocos medios informaron de la enérgica intervención de Joan Rosell que abogó por profundizar en la reforma laboral y por desjudicializar los conflictos laborales. Pero la reflexión -y denuncia- estrella del presidente de la patronal versó en torno al absentismo laboral y aportó un dato escalofriante: cada día hay en España un millón de personas que no acuden a su puesto de trabajo y, de ellas, en torno a 400.000 no tienen causa justificada para no hacerlo.

No sabría cuantificar el descalabro económico de tanto escaqueo laboral, pero no hacen falta muchas luces para concluir que repercute severamente en la productividad y competitividad de la economía del país.

Además de representar una ofensa para los millones de autónomos que no pueden "caer enfermos", un agravio para los trabajadores que cumplen con sus obligaciones laborales y un insulto para los parados que buscan desesperadamente una ocupación en la que demostrar su profesionalidad. Desconozco también en qué punto está el proceso de negociación colectiva que llevan a cabo los agentes sociales y si este asunto del absentismo laboral está siendo objeto de estudio en sus largas reuniones. Pero el Gobierno, la patronal y los sindicatos deberían preocuparse por esta inmensa bolsa de inasistencia al trabajo y poner algún remedio a la vieja lacra social del escaqueo que en gran medida explica la baja productividad de los españoles.

Calculen ustedes, pero entre absentismo laboral, liberados sindicales, economía sumergida y evasión fiscal el país se asemeja a un cuchillo sin mango y sin filo. Así estamos.

El copago sanitario

Se atribuye a Hillary Clinton la frase “nunca desaproveches una buena crisis” porque puede representar una oportunidad para hacer reformas, imposibles de acometer en tiempos de bonanza.

Al amparo de esta que padecemos se escuchan voces -la última del presidente de Murcia- que hablan de implantar una aportación económica extra por receta y por consulta médica para acabar con la casi gratuidad de las medicinas y con la asistencia sanitaria sin limitación alguna. Es el llamado copago que, más que aportar recursos significativos, contribuiría a disuadir a muchos adictos de acudir a los servicios sanitarios sin una causa que lo justifique.

La idea toma fuerza porque los recursos económicos son escasos mientras los gastos de las prestaciones aumentan a un ritmo medio del 11% anual y hacen tambalear la sostenibilidad del modelo que nos hemos dado. Así lo reconocen políticos de todos los partidos que hablan de la necesidad de tomar medidas para mantener una asistencia de calidad y evitar su quiebra, aunque públicamente rechacen esta medida políticamente incorrecta.

Ahora bien, el copago, además de impopular, es radicalmente injusto, pero acabarán implantándolo. De ser así, revelaría el fracaso del sistema sanitario que administra mal ingentes recursos que los ciudadanos le entregamos de nuestras nóminas e impuestos. Tendrían que buscar antes otras fórmulas de ahorro como mejorar el funcionamiento de los servicios, racionalizar el gasto poco controlado en materiales, en el uso de fármacos y en algún equipamiento superfluo o inútil. Y recortar en otros departamentos del Estado.
Lo cierto es que si no se toman las medidas de corrección necesarias, el sistema se encamina hacia lo insostenible. En la economía, y en la vida misma, toda realidad que se ignora acaba pasando su factura, a veces de forma cruel.

Copago aparte, la administración también debería subsanar ciertos desequilibrios retributivos. No parece muy ecuánime que un cirujano o un especialista de la sanidad pública -lo mismo que un maestro o un catedrático- ganen menos que un concejal de festejos de un ayuntamiento de tercera o un futbolista de segunda división. O que al personal de enfermería se le pague menos que a un utillero. La retribución del personal, más que un gasto, es una inversión en la calidad de la asistencia. Que es lo que hay que preservar.

Wednesday, April 06, 2011

Odisea al amanecer

Desde hace quince días surcan el cielo de Libia aviones que destruyen carros de combate y atacan otros objetivos del enemigo, en las aguas del Mediterráneo están barcos que llegaron allí bordeando la costa de Galicia, hay centenares de víctimas civiles…, pero los aliados siguen diciendo que esto no es una guerra sino el “uso responsable de la fuerza” para cumplir la resolución 1973 de Naciones Unidas.

En lugar de llamar a las cosas por su nombre nos quieren vender que se trata de una acción humanitaria cuyo objetivo es “proteger a la población civil” para evitar una masacre del sátrapa, al que las naciones ahora coaligadas -y muchas otras- armaron hasta los dientes, recibieron con todos los honores e hicieron con él lucrativos negocios.

Es la hipocresía de estos países occidentales, entre los que está el nuestro, para los que las razones humanitarias son el pretexto para defender posiciones geoestratégicos en torno al petróleo y al gas. Ya se sabe que el derecho internacional tiene tanta flexibilidad que depende de los intereses –económicos, por supuesto- de cada momento y de las alianzas internacionales que sean necesarias para defenderlos.

La misma flexibilidad que tienen los aliados que interpretan como les conviene la resolución inicial de Naciones Unidas. Ahora arman a los rebeldes y, aunque es arriesgado pronosticar como va acabar la operación, nadie duda que esta “odisea al amanecer” derrocará a Gadafi -el régimen ya se descompone con deserciones muy cualificadas- porque “acabó su tiempo político y no puede formar parte del futuro de Libia”.

La clave está en el día después. La transición en Libia va a ser mucho más compleja que en Túnez y Egipto por la peculiar configuración del país que no cuenta con una sociedad estructurada homologable a los países occidentales. Y por las circunstancias que vive la “oposición”, lo que ahora llaman “rebeldes”, que carecen de experiencia política y de liderazgo y se parecen más a un grupo voluntarioso que a un colectivo organizado y preparado, no ya para derrotar al dictador, sino sobre todo para organizar algo que se parezca a una democracia estable.

El paseo militar de la coalición internacional probablemente deje un país destruido, arruinado y fragmentado, sin descartar que los rebeldes ahora protegidos acaben matándose en una nueva versión de guerra civil. Entonces los aliados seguramente retomarán la diplomacia y la política. Pero, ¿para hablar con quien? Quizá deberían haber empezado por ahí.

Saturday, April 02, 2011

La educación y la hipocresía

La educación es aquello que nos permite llegar a las ideas, a lo abstracto, lo que nos ofrece una base para posteriormente poner acciones en marcha. A menudo he dicho que se trata del elemento principal para que un país siga el camino del desarrollo; algo que se ha demostrado en las revueltas del mundo árabe, iniciadas gracias a un grupo de estudiantes.

Sin embargo, esto también lo saben bien algunos países africanos en guerra, véase la RD del Congo. La milicia es conocedora del poder que pueden llegar a tener en sus manos los niños, y lo intentan atajar de raíz. Están surgiendo informes que demuestran que el 40% de las mujeres de la RD del Congo son o han sido violadas. Escalofriante, y lo es aún más saber que realmente no son el objetivo. El nuevo focus se encuentra en los niños –sobre todo niñas- por varios motivos: por miedo a contraer el SIDA, por ser más vulnerables, por crear problemas familiares –repudios, pobreza, abandonos- y psicológicos –absentismo escolar, miedo, autorrechazo- que, debido a los escasos medios que tienen a su alcance, no suelen ser superados y permiten, indirectamente, un control masivo de la población. Más efectivo incluso que la mayoría de los medios usados en una guerra clásica.

Población dominada, objetivo conseguido. Sorprendente que la ONU se limite a emitir informes sobre lo “legítimo que la milicia considera atacar un centro educativo”. Sorprendente que se hagan informes de mutilaciones, violaciones, humillaciones de pueblos, asesinatos no justificados –si es que en algún caso un asesinato puede ser justificado…

UNIFEM, ONU, la Corte Penal Internacional… ¿Y por qué no una comisión internacional que estudie estos abusos, tal y como Michelle Bachelet propone? ¿Por qué no el Servicio Financiero para educación propuesto por la UNESCO?

La ayuda que nuestros países destinan a estas regiones nunca fue ni será suficiente, pero, es más, nunca será justa, sino interesada. Que alguien me explique por qué se ha aumentado en cinco veces la ayuda que Afganistán está recibiendo para sus centros escolares, mientras que el Chad, el Congo o Costa de Marfil han visto reducido los recursos que se les entregan hasta unos mínimos muy discutibles… Dejemos de decir “ayuda al desarrollo”, dejemos de ser hipócritas. Sólo se ayuda cuando se hace voluntariamente, sin un interés oculto. Aquí sólo se quiere ayudar a quien nos conviene que sea ayudado. Controlamos el mundo, cerramos los ojos ante atrocidades, y si nos explotan en la cara, criticamos la mala actuación de aquellos encargados de la región. Una vergüenza que se va demostrando una y otra vez, pero que a pocos les interesa; excepto que salga un reportaje morboso y sentimental en la televisión que nos enseñe a esos niños, a esas madres, esas familias rotas y esas trágicas historias de vida que nos hacen sentir afortunados por no estar ahí. Hasta que cerremos los ojos, durmamos y olvidemos todo.

La Responsabilidad de Proteger

La Responsabilidad de Proteger es la norma adoptada en 2005 por la ONU para intervenir en todos aquellos países en los que la sociedad civil esté sufriendo sobremanera por abusos de sus gobiernos o las fuerzas del orden de sus naciones.

Gran norma, nacida del escarmiento posterior al genocidio nazi o los crímenes de lesa humanidad de Ruanda, entre otros. A día de hoy se vuelve a escuchar este término: ha comenzado la intervención en Libia para frenar la masacre que Gadafi y su ejército, apoyado por los partidarios a su régimen, están cometiendo contra los rebeldes y la población civil.

¡Genial! Pero según reza la definición de Responsabilidad de Proteger, se trata del “deber de socorro a poblaciones víctimas de graves violaciones de derechos humanos”. Mas no olvidemos que se trata de una soft law aprobada por la Asamblea General; es decir, no hay obligación de cumplimiento.

De ahí que la gente no deje de preguntarse el porqué ahora sí actuamos, cuando ya hemos dado la espalda al caso de Yemen, Egipto o Siria, por qué llevamos ciegos décadas ante la situación que se vive en la RD del Congo, por qué ni pestañeamos ante las atrocidades que se cometen y se han cometido desde hace años en Somalia...

Es que es una ley blanda... o su posible sinónimo casi perfecto, una excusa para actuar: la excusa necesaria para intervenir en aquellos lugares que nos interesan. Para iniciar y finalizar una guerra que nosotros, y sólo nosotros, creemos que dará la solución a todos sus problemas.

Qué bonitas son las palabras, las normas y reglas en busca de justicia... y a la vez qué falsas. Si la comunidad internacional desea intervenir, si tiene en su mano la solución, encantados todos de verla aplicada... Con justicia, con rigor, con igualdad. Una persona vale lo mismo en un continente o en otro, en el país vecino o en el de más allá... Que sus pies estén manchados del oro negro, no debería jamás ser excusa para moverse o actuar, como que estén más próximos a nosotros, que sea más fácil ejercer el control sobre ellos o que nos interese más que estén gobernados por uno u otro. Por lo menos, no debería tener efecto en los que recae el poder de mover este mundo.

El poder de Internet

El siglo XX trajo consigo una herramienta cuyo poder desconcierta: Internet. Un desconcierto que podemos comprobar en España al observar cómo algunos sectores reacios a cambiar su sistema de ingresos, anclados en modelos empresariales desechados, temen a este gigante e intentan detener sus pasos con todos los medios que tienen a su alcance.

Grave error, del mismo modo que el ebanista, el afilador o el limpia botas han tenido que desarrollar nuevos modelos de negocio para poder seguir viviendo de lo que conoce. ¿Por qué estas personas han recibido menos ayudas que las mal llamadas “industrias culturales”?

Como contraposición, asusta ver cómo las llamadas redes sociales han podido movilizar a una gran masa de jóvenes parados en Egipto para derrotar un régimen odiado por muchos, por luchar por una ansiada democracia y por obtener unos valores y un nivel de vida que observan en otros países democráticos.

Se dijo que Internet era el futuro, no me cabe ninguna duda. Por ello, por medio de estos dos casos podemos ejemplificar una paradoja del mundo de hoy: el futuro y el desarrollo no es una herramienta que se pueda modelar a nuestro gusto. La solución es adaptarse, subirse a ese tren en marcha y poder sacar el mayor partido de lo que su viaje nos ofrece.

Wednesday, March 30, 2011

El AVE, en peligro

El ministro Blanco retomó la alta velocidad a Galicia firmando el “Pacto del Obradoriro”, fijó la fecha de llegada del tren en 2015, comprometió plazos y recursos para cumplir con los compromisos, empeñó su palabra y su cargo… Esta era la “poderosa escuadra” que armó don José Blanco para traer el AVE y saldar una deuda histórica con su país.

Parecía que todo estaba encauzado para licitar en este mes que acaba los 6.000 millones del tramo Olmedo-Ourense. Pero aparecieron una serie de “elementos” con los que el ministro no contaba que pueden acabar derrotando la escuadra de su correcta programación y previsiones para el AVE, como le sucediera a Felipe II con la Armada Invencible.

La primera tormenta procede de poderosos grupos mediáticos madrileños que tienen potentes altavoces en algunos tertulianos que escriben o hablan al dictado de los intereses políticos. El segundo vendaval nace en Cataluña, en el seno de dos partidos nacionalistas cuya arrogante suficiencia les lleva a decidir lo que es estratégico y competitivo para el país. Para Pere Macías, de la derechista CiU, y para Joan Ridao de ERC, Galicia sigue siendo, además de una reserva de marisco, aquella tierra pobre que enviaba emigrantes para enriquecer a Cataluña.

Otro “elemento” que puede dificultar la llegada del AVE vendrá del ministerio de Economía, que estos días está analizando los pliegos de la licitación pendiente. Visto el cariño que su titular profesa a esta tierra, no hay que descartar que la vicepresidenta destine los recursos a otras zonas con más peso electoral.

Pero el atranco más serio para el AVE es la división que se percibe en Galicia en donde los partidos, los empresarios y los agentes sociales, parafraseando al ministro Blanco, miran a su ombligo y no se ocupan de hacer equipo para afrontar este asunto de interés general.

Antes, cuando aquí había políticos que pensaban en clave de país, ante desafíos históricos se hacía un frente común para evitar que Galicia fuese marginada y la unión de todos dio buenos resultados. Ahora ese frente común pasa por olvidar intereses partidarios y privados para arropar entre todos al ministro Blanco en la lucha que libra por el AVE.

Pero para ello hay que estar convencidos de que Galicia, en lugar de llorar resignada, tiene que exigir con todas sus fuerzas, que son muchas, lo que en justicia le pertenece.

Tuesday, March 29, 2011

Primero, educados

El humorista Máximo presenta en una viñeta a la Santísima Trinidad sobrevolando la tierra en el triángulo con el que suele representarse este misterio y viendo Dios lo que está ocurriendo aquí abajo dice: “me sorprende a veces la realidad”.

En efecto, con frecuencia la realidad sorprende y a veces supera a la ficción. Hace unos días, un grupo de jóvenes universitarios pertenecientes a la llamada asociación estudiantil “Contrapoder” entraron en la capilla católica del campus de Somosaguas de la Universidad Complutense y, tras leer sus críticas hacia la Iglesia Católica rodearon el altar y varias de las jóvenes se desnudaron de cintura para arriba con la complacencia y los aplausos de sus compañeros.

Condenas oficiales aparte, que las hubo, y al margen de que los hechos puedan considerarse delictivos, dos reflexiones. La primera es que en los últimos años la Iglesia Católica viene siendo la diana que recibe ataques desde distintos frentes por gente que no comparte sus principios, que suele ser la misma que respeta escrupulosamente los iconos de otras religiones, como el Islam. Es preciso recordar que esta Iglesia a nadie obliga a asumir sus creencias ni a practicar sus liturgias, por tanto la discrepancia con ella debería ser compatible con el respeto que merece.

En segundo lugar, hay que señalar que estos hechos tuvieron lugar en un recinto universitario, que es un espacio abierto al pensamiento, a la reflexión, al análisis y a la libre expresión de ideas y creencias dentro del respeto a las ideas y creencias de los demás. Se puede debatir sobre la existencia de capillas católicas en los campus. Pero mientras estén ahí nadie tiene derecho a profanarlas, agredir a sus fieles y ofender a la gente de bien, como no se puede profanar una mezquita o un templo evangélico.

Por eso, la comunidad universitaria debería expulsar temporalmente de su seno a estos chicos por comportamiento indigno y condenarlos a estudiar “educación para la ciudadanía” para que aprendan valores tales como la tolerancia, el respeto a las personas y a todas las ideas y creencias.

En la vida se puede ser estudiante o profesional, ejecutivo o albañil, creyente, ateo o agnóstico. Pero lo primero que hay que ser es educado y respetuoso. El respeto, el entendimiento y la tolerancia son el alma sobre la que descansa la convivencia de la sociedad.