Costa de Marfil vuelve a aparecer en portadas de periódicos españoles tras la reciente visita de Sarkozy a ese país para presenciar el nombramiento de su presidente. Pero no es la situación de Costa de Marfil la que crea la noticia, sino que lo hace la insinuación de un supuesto embarazo de Carla Bruni. Personalmente, considero que su historia merece ser conocida por todos, aunque desgraciadamente no reciba tantas atenciones como esta “gran noticia”.
Este país africano vive en una larga y cruel guerra desde hace diez años. En 2002 tuvo lugar el inicio de su guerra civil, tras la muerte del ex presidente Houphouët-Boigny y la llegada de una retaila de sucesores nacionalistas que desarrollaron una serie de teorías basadas en la Ivoirité –la nacionalidad sólo para los ciudadanos de la costa y el centro del país, negándosela a los musulmanes del norte y oeste.
Con este nacionalismo creciente, se negó la posibilidad de voto y elección presidencial a todos aquellos candidatos cuyos padres no fuesen marfileños gracias a la aprobación de una nueva Constitución – de los 20 partidos existentes, sólo 6 pudieron participar en los comicios. Así el actual presidente –el reconocido por la comunidad internacional-, Ouattara, vio anulada su participación en las elecciones del año 2000.
Paralelamente, es en el mismo periodo en el que se vio reconocido el golpe de estado de Guei, apoyado por Laurent Gbagbo. Es ahí cuando comienza el infierno de la población: en esta primera etapa, más de 50 muertos en las primeras manifestaciones que se extendieron durante meses, hasta la proclamación de Gbagbo como presidente – se cuenta que llegó a haber 300 muertos y miles de heridos.
Esta proclamación tiene sus consecuencias a día de hoy: Gbagbo lleva cuestionablemente en el poder desde 2002 y ha perdido los comicios de noviembre del 2010, saliendo electo el presidente Ouattara. Pero, si su llegada fue cuestionada, ya que tuvo el apoyo del ejército y de la comisión constitucional; en 2010, se repite la escena: la comisión electoral independiente no le da la victoria –declaran que obtuvo el 51,45% de los votos-, sin embargo se negó durante meses a abdicar y dejar el poder. Fomentando de nuevo el odio entre los grupos, las revueltas y la muerte masiva de civiles.
Según informaciones que llegan de ese país, Gbagbo se rindió a mediados de abril y, sin embargo, esta crisis de poder cuenta ya con la friolera cifra de 1500 muertos a sus espaldas, más de 2500 franceses enviados como cascos azules y desde el 2003 las fuerzas de paz de la ONU están destinadas en el lugar. Ahora es la Corte Penal internacional la que pretende investigar a Gbagbo por crímenes de lesa humanidad: sólo durante su mandato ha conseguido que haya un millón de desplazados al sur del país –tras sus ataques a rebeldes- y en 2009 se cuantificaban 25.615 refugiados en países vecinos, como Liberia; y también porque en estos últimos meses de resistencia ha provocado que haya sobre unos 250 refugiados nuevos cada día, según ACNUR. Cifras escalofriantes, y lo es más aún saber que las revueltas siguen teniendo sus réplicas a día de hoy.
El poder de Costa de Marfil reside en el cacao –es el mayor exportador mundial- cuyo precio comienza a decaer, Francia apoyó de manera militar el ascenso de Ouattara al poder –involucrado directamente tras ataques de este país a intereses galos y desde el año 2000 tuvo una presencia independiente a la de la ONU-, y el Factbook de la CIA muestra unos datos pésimos: tiene una tasa de analfabetismo del 52%, una media de edad de 19,6 años, una incidencia del VIH del 3,4%, su deuda pública supera el 63% del PNB y desde 1999, causado por toda esta crisis, la renta per capita ha disminuido en un15%, la tasa de paro asciende al 40-50% y el 42% de su población está viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
Ahora, con ayuda de la ONU, ACNUR y diferentes organizaciones no gubernamentales sólo podemos confiar que llegue por fin la estabilidad, que el viaje de Sarkozy tenga más repercusión que la simple creación de nuevas portadas en prensa rosa, que la comunidad se vuelque en la ayuda a este líder reconocido y, por fin, los marfileños vean un futuro brillante que se abre ante ellos. La estabilidad traerá la recuperación y con esto el resto irá surgiendo.
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