Wednesday, December 26, 2007

Aires de fiesta

Con la cena de Nochebuena y la comida de Navidad superamos ya el primer asalto de las celebraciones navideñas que dieron comienzo oficiosamente cuando las cálidas voces de los niños de San Ildefonso cantaban la lotería, que sigue marcando el comienzo de todas las fiestas.

Son estos unos días de común callejeo, de prisas generalizadas a golpe de empujones y toque de bocinas, de grandes derroches colectivos e individuales y de esa costumbre tan generalizada que tiene su genuina expresión en los deseos de paz y felicidad.

Pese a las prisas, a veces para llegar a ninguna parte, la Navidad nos brinda una magnífica oportunidad para el sosiego en medio del trepidante ritmo de esta época convulsionada por cambios permanentes y acelerados. Porque estos días nos convidan a liberarnos de preocupaciones e inquietudes, de tristezas y angustias, a olvidar tantos asuntos pendientes para sumarnos a la alegría general.

El poeta lucense Noriega Varela supo expresar en pocas palabras el contenido y alcance de estos días de Nadal en Galicia: "Nos petruciales escanos folguémonos tras do lume, que ó cabo de centos de anos, non hai outra festa, paisanos, de máis suave perfume".

Es el suave perfume de unas fiestas arraigadas y participativas, que propician las relaciones personales y acentúan vínculos familiares, lazos de vecindad y amistad que tan bien simbolizaban aquellas reuniones y tertulias "tras do lume" en torno a la vieja lareira, hoy casi desaparecidas.

La Navidad, religiosa o laica, sostiene y sintetiza nuestra civilización. Ella alimenta el edificio de nuestra cultura colectiva de viejas tradiciones y arraigadas costumbres, de recuerdos y ausencias. En días tan intensos renace el entusiasmo para seguir caminando y contemplando la hermosura de la vida, de las cosas, el descanso o el trabajo.

Pudiera parecer que tanta ternura enlatada nos hace entrar en el trance de una gran enajenación mental individual y colectiva. Pero estas fiestas navideñas más bien nos brindan la oportunidad de establecer una tregua, tan necesaria frente a la realidad prosaica. Si no existieran, habría que inventarlas.

Wednesday, December 19, 2007

La cesta de la compra

Allá por los 60, cuando la Iglesia buscaba su aggiornamento con reformas litúrgicas y adaptaciones doctrinales, el médico y humorista Antonio Tomé, Atomé, publicaba una viñeta en un periódico regional en la que aparecía un grupo de mujeres saliendo de la iglesia y una de ellas decía a sus compañeras de rezos: "Ai!, miñas filliñas, é tal a carestía da vida que agora solo se pode ganar unha indulxencia".

Pues parafraseando a Atomé, es tal la desbocada subida de los precios que quienes van a diario a la compra constatan que llevan a casa "menos carro" por el mismo dinero. Dicen los que siguen el día a día de las plazas de abastos que la misma compra cuesta 200 euros más al mes que hace un año. Hasta los combustibles son más caros en Galicia y ya verán lo que nos espera desde el 1 de enero.

El alza desmedida de los precios se ceba con especial virulencia en los productos de primera necesidad y afecta a todos, pero castiga sobre todo a las rentas más bajas. Y ya se sabe que en Galicia se perciben las pensiones y los salarios más bajos de España.

Los expertos analizan este fenómeno complejo y presagian tiempos peores: desaceleración de la actividad económica, pérdida de la competitividad, caída del consumo, más paro... Un horizonte cargado de incertidumbre, con amenazas de recesión impensables en esta sociedad globalizada, relajada hasta la crisis de las hipotecas.

¿Otras consecuencias? Según el INE, el 23 % de la población gallega anda por debajo del umbral de la pobreza, un tercio dice no tener capacidad de afrontar imprevistos y aumenta el número de familias que llegan a fin de mes con muchas dificultades.

Es lo que hay en vísperas de Navidad. Doctores tienen los gobiernos que sabrán reconducir la situación y, aunque no hay recetas mágicas, parece claro que la cesta de la compra no se encarece porque "aún no hemos interiorizado el euro", y el remedio tampoco vendrá con "más mercado", como sostienen algunos economistas. Menos mal que por aquí aún quedan aldeas, que vienen siendo la despensa generosa de numerosos hogares urbanos.

Tuesday, December 18, 2007

Los profesores

Hace meses el texto de una página publicitaria de la Consellería de Educación relacionaba una serie de logros de este departamento, tales como la gratuidad de los libros, las mejoras en los comedores, el acompañante en el transporte, las dotaciones informáticas y otras mejoras que enriquecen el contexto educativo y dan una mayor calidad a la enseñanza. En esa página, ni una sola referencia al profesorado, que sólo es asunto recurrente cuando aparece algún problema.

Como ahora con el Informe PISA, que constata el retroceso de nuestro modelo de educación. Sostienen los expertos que este informe, además de medir la preparación de los escolares, evalúa a todos los que tienen competencias educativas: al Estado, a los padres y a los profesores, es decir, al conjunto del sistema.

Por lo que respecta a los docentes, cuando apareció aquella página la responsable del Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP) de una de nuestras universidades declaraba que "la formación del personal de instituto es ahora la misma que hace treinta años" porque el viejo CAP que da acceso a la docencia está obsoleto y es ineficaz para capacitar al profesorado.

Pues con estos mimbres hay que hacer el cesto para corregir el varapalo de PISA que, además de reformas estructurales o de contenidos, requiere mirar a los profesores, velar por su motivación y facilitarles formación permanente en técnicas pedagógicas, en tecnologías, en la resolución del conflicto y otras cuestiones, para que enseñen con seguridad y garantía de éxito. Es curioso que a este capítulo de la formación la Consellería destina este año la exigua cantidad de 4 millones de un presupuesto de 2.287 millones.

Los profesores se debaten entre la ilusión vocacional y el desánimo de quien sabe que no cuenta con el aprecio de la administración ni de la sociedad, que a veces hasta les agreden, y necesitan que su función sea reconocida y potenciada. Es lo que hacen en Finlandia, donde cuidan con esmero a estos "funcionarios de la sociedad" que estarán siempre en el centro del proceso educativo. Por eso aquel país es el paradigma del éxito escolar en PISA.

Wednesday, December 05, 2007

Jóvenes talentos

Publicó el BOE la relación de universitarios distinguidos con el premio fin de carrera en el curso 2005-2006. De ellos, 32 estudiaron en el Sistema Universitario Gallego, cifra que supera la media que correspondería a Galicia entre las 17 autonomías, lo que prueba que la enseñanza en nuestras universidades está a la altura de las doctas instituciones de otras comunidades.

Satisface saber que en los premiados, y en muchos otros universitarios, tenemos a un numeroso grupo de jóvenes talentos, estudiosos e intelectualmente inquietos. A veces las noticias negativas sobre los desmanes de un sector minoritario de la juventud que estudia poco, carece de espíritu crítico o se divierte en el botellón no nos dejan ver a ese otro sector mayoritario que aprovecha su paso por la universidad, y en su estancia en las aulas sabe conjugar la constancia en el estudio con la adecuada dosis de diversión liberadora de energías.

Tienen mucho mérito estos jóvenes premiados. Porque la sociedad y el propio sistema no son un ejemplo generador de motivación y estímulo a los buenos alumnos para que se sobrepongan a la mediocridad reinante y a la cultura de la poca exigencia. Con la perseverancia en el estudio más allá del día anterior al examen han obtenido un expediente brillante que ahora reconoce el Ministerio de Educación.

Hasta aquí las alegrías. Porque las penas llegan con la certeza de que gran parte de estos jóvenes premiados y muchos otros titulados con brillantes expedientes, que han cumplido con la sociedad, tendrán que emigrar de esta Galicia que es como un "campo laboral limitado", incapaz de acoger a sus jóvenes talentos en el mercado de trabajo. Ellos presumen con razón de expediente, pero lamentan su poco peso para acceder al empleo. Perdemos muchas cabezas y bien equipadas. Y perdemos los recursos que el sistema educativo destinó a su formación, que no revierten en la sociedad gallega porque se van con su caudal de conocimientos a producir en otras economías. Al menos, esta emigración debería contar como la aportación gallega a la cuota de solidaridad interregional.