Wednesday, October 28, 2009

Las cajas en peligro

El espectáculo que cualificados dirigentes populares están ofreciendo en Caja Madrid es triste y lamentable, tan lamentable que avergüenza a cualquier ciudadano con un poco de sensibilidad, tenga o no relación de cliente con aquella entidad financiera. A estas alturas ya casi da igual cual sea el final de la historia, si accede a la presidencia el candidato de Rajoy, el de Aguirre o el que represente a una tercera vía, porque el mal está hecho y es probable que muchos clientes de esa caja no consientan “con su dinero” espectáculo tan bochornoso.

Tristemente, no es la única caja que padece la intromisión política. En otras comunidades también hay luchas descarnadas, aunque menos mediáticas, por el control de las cajas, que debe ser la penitencia que tienen que pagar por su especial naturaleza jurídica. A mayores, una gestión irresponsable situó a muchas de ellas al borde de la insolvencia hasta verse obligadas ahora a procesos de fusión que no querían.

Así es como la política y la mala gestión están contribuyendo al deterioro acelerado de la imagen de las cajas borrando su trayectoria impecable de servicio a las economías de sus respectivos territorios y, como sigan zarandeándolas, ponen en peligro su supervivencia. Su muerte la esperan los banqueros con las cajas fuertes de sus bancos abiertas para recoger los ahorros de muchos clientes que no quieren confiar sus dineros a políticos y malos gestores.

¿Qué pasará en Galicia? Hasta ahora los dirigentes políticos fueron respetuosos con la independencia y profesionalidad de las cajas y, tras el planteamiento de concentración del Banco de España, todo el país pone la condición de conservar la galleguidad de las dos entidades. Que sea por separado o juntas parece que va a depender exclusivamente de los informes técnicos.
Pero ya hay pronunciamientos en ambos sentidos y todo indica que, si es necesaria una fusión, será traumática porque las posturas expuestas presagian fuego dialéctico entre políticos, poderes económicos y fuerzas sociales “de arriba y de abajo”. De todos ellos cabe esperar la defensa del interés general por encima de los particularismos y más altura de miras que en Caja Madrid. Por el bien de nuestras cajas y de Galicia.

Wednesday, October 21, 2009

Pacto por el territorio

Allá por el mes de junio el conselleiro de Medio Ambiente pedía en el Parlamento a los grupos políticos un gran pacto por el territorio para que Galicia tenga un urbanismo ordenado y coherente. En agosto, el líder socialista proponía a los otros dos partidos con representación parlamentaria alcanzar ese mismo pacto, siquiera de mínimos, “que dé estabilidad y garantía jurídica al territorio gallego”.

Bueno, pues es posible que prevalezca el sentido común y haya acuerdo. La semana pasada, la oposición se ofreció al Gobierno para debatir y negociar una nueva gestión integral del territorio para dotar de estabilidad a esta parcela de gobierno y acabar con la política de parches sucesivos en materia tan trascendental para el devenir y desarrollo de Galicia.

Sería una vana pretensión, y hasta una temeridad, intentar describir en el espacio de esta columna todo lo que implica la ordenación del territorio, que es un ámbito multidisciplinar con distintos objetivos, uno de los cuales es “la organización del espacio para el desarrollo equilibrado” del país. Sí parece claro que no se puede circunscribir la ordenación del territorio tan solo a la aplicación de una determinada normativa para velar por “la naturaleza y el paisaje”, sino que incluye planificar y organizar con normas de distintos rango otros recursos y actividades que son determinantes para alcanzar más progreso y bienestar.

Por tanto, poner orden en este pequeño país implica también coordinar aeropuertos y puertos; buscar sinergias y complementariedades entre universidades e impedir peleas por nuevas titulaciones; acometer la fusión de municipios, cuyo número es inviable, insostenible y hasta innecesario; abordar el futuro de las cajas con criterios de exquisito rigor técnico; tomar en serio la política de medio ambiente saneando rías y ríos o no desfallecer hasta alcanzar un pacto por la lengua.

Estas y otras muchas cuestiones requieren amplios y generosos acuerdos, por encima de la visión angosta de los intereses inmediatos de cada partido. Sería importante que llegaran al consenso poniendo orden en la casa para una gestión racional y responsable de los recursos del país. Es la mejor forma de vertebrar a Galicia y servir a su población.

Saturday, October 17, 2009

El ejemplo alemán

Hace unos días animaba don José Blanco a los secretarios regionales de su partido diciéndoles que “la crisis por sí sola no hace perder elecciones, como ha demostrado Merkel en Alemania”.

Es verdad que el ejemplo alemán es la constatación empírica de que la crisis no tiene la fuerza suficiente para castigar con una derrota en las urnas al partido que sustentó un modelo de gobierno. La democristiana CDU de Angela Merkel, que venía de gobernar al país en medio de la crisis y en coalición atípica, obtuvo unos resultados espectaculares que le permiten gobernar de nuevo en mayoría con los liberales, más afines que sus anteriores socios.

Pero esta corredora de fondo de la política europea ganó las elecciones porque, además de demostrar un gran sentido del Estado, asumió el liderazgo de su pueblo haciendo un diagnóstico veraz de la crisis, elaboró una hoja de ruta y supo explicar en rigurosa pedagogía política los planes de actuación concretos para volver a situar al país en la senda del crecimiento. Su capacidad de alcanzar consensos políticos, económicos y sociales hizo el resto para que Alemania haya salido de la recesión.

La situación alemana contrasta con lo que se percibe en nuestro país. Los sucesivos cambios de rumbo del Gobierno, que demuestran poca fe en lo que está haciendo, y la deriva de la oposición que, además de sus problemas de corrupción interna, lo fía todo a la propia inercia de la crisis, no crean el necesario clima de confianza en medio de la tempestad económica que nos azota.

Ahora bien, no toda la culpa de nuestros males es del Gobierno, de la oposición o de los políticos en general. En Alemania se puede comprobar que Angela Merkel tiene detrás unas gentes de apariencia ruda que parecen frías como máquinas, pero conforman un país constante y metódico en el trabajo que tira de su país y es admirable por su tenacidad, por su constancia en el trabajo y por su alta productividad.

Justo lo que nos falta a nosotros. Por eso, parafraseando al film de Pedro Lazaga, ¡Vente a Alemania, Pepe!, porque es muy saludable una pasada por aquel país. Unos, los políticos para aprender a ganar elecciones y nosotros para aprender también a trabajar con seriedad y rigor para ser más productivos.

Wednesday, October 07, 2009

La mediocridad instalada

No salen bien parados Zapatero y Rajoy en los sondeos del pasado fin de semana. La percepción de la gente es que los dos están tan desorientados como los espontáneos en la plaza porque no tienen un plan de acción coherente, una hoja de ruta clara para hacer la faena de desempeñar con solvencia las funciones de jefes del Gobierno y de la Oposición.

Las encuestas confirman que el presidente del Gobierno inspira poco o ninguna confianza a la mayoría de los españoles y desaprueban las medidas económicas frente a la crisis, que llegan tarde y en muchos casos responden más a la improvisación que a un cambio de rumbo necesario para reconducir los acontecimientos.

Por lo que se refiere al jefe de la oposición, obtiene peor valoración personal y malas calificaciones en el desempeño de su papel. También suspende en la gestión de los casos de presunta corrupción que su partido tiene abiertos en Valencia y Madrid, en los que no está actuando correctamente. Aún así, ganaría las elecciones si se celebraran ahora.

Seguramente desde la restauración de la democracia nunca hemos tenido al frente del país a políticos tan mediocres: un Gobierno que está agotado y noqueado por la crisis, que no sabe qué hacer para salir adelante, y una oposición que, además de que no quiere -o no puede- solucionar sus problemas internos investigando comportamientos y depurando responsabilidades, tampoco aparece como la alternativa seria, con propuestas para gobernar, más allá de la frase vacía de contenido “las cosas se pueden hacer de otra manera”.

Dicen los manuales que gobernar es conducir al país realizando reformas para resolver sus problemas y hacer oposición es fiscalizar la acción de gobierno y presentarse como alternativa proponiendo otras formas para solucionar aquellos mismos problemas. Tal como están las cosas, parece que ni unos ni otros dan ese perfil.

Todo indica que aquí se instaló la mediocridad y llegó para quedarse porque quienes gobiernan hoy y los que aspiran a hacerlo mañana tienen tan bajo perfil para gobernar como el que tenía para la canción aquel Chiquilicuatre que nos representó hace unos años en Eurovisión. Para desgracia del país tampoco cabe esperar de ellos mejores resultados.