Wednesday, August 25, 2010

Impuestos de primera

Se nos va este mes de agosto caluroso y deja en el aire la reflexión del ministro de Fomento sobre los impuestos. Sentenció Blanco que si queremos servicios públicos e infraestructuras de primera "tendremos que tener también impuestos homologables a los de los países europeos porque España cuenta con una base impositiva muy baja en relación con la media de esos países". Algunos exégetas piensan que, pese al desmentido de la vicepresidenta Salgado, José Blanco no da puntada sin hilo y hablaba en serio anticipando una subida fiscal que, como siempre, afectará de lleno a las clases medias asalariadas.

Por eso, en turno de réplica periodística caben algunas reflexiones que no pretenden entrar en el fondo de la cuestión. La primera, que si el ministro quiere asimilarnos fiscalmente a los europeos debería también intentar equipararnos en el nivel salarial y en el grado de servicios que recibimos, infraestructuras incluidas, que son sensiblemente menores que los salarios y servicios que disfrutan los ciudadanos de Suecia, Alemania o Francia, por poner solo tres ejemplos. Por tanto, homologación sí, pero en todo.

En segundo lugar hay que decir que en Europa, detrás de los impuestos y servicios de primera están "gobiernos de primera", que, antes de subir tributos aplican otras recetas, como el riguroso control del gasto público, la persecución implacable del fraude fiscal y de la economía sumergida -en España representaba en 2009 el 23,3% del PIB y en Galicia un 26,3%- y toman medidas adecuadas para dinamizar la economía. Los resultados les avalan porque en el segundo trimestre, al margen del espectacular caso alemán, todas las economías de esos países de referencia consolidan su recuperación con crecimientos importantes.

Mientras, España sigue en el furgón de cola, como un islote de decadencia económica, y algo tendrá que ver la gestión del Gobierno de segunda del que forma parte José Blanco que con tantas improvisaciones, ocurrencias y rectificaciones, como esta de los impuestos, genera enorme desconcierto económico.

Dicho esto, hagamos caso al ministro Blanco y preparémonos para pagar más al fisco que no es el remedio para la crisis pero, vacías las arcas del Estado, es la única fuente de ingresos para seguir tirando de la chequera. Para echarse a temblar.

Monday, August 23, 2010

Leones africanos y tigres asiáticos

Parece imposible que la situación del continente africano, a día de hoy, sea igual o incluso mejor que la de los países asiáticos. Pero así es, según el Boston Consulting Group.

Sin embargo, nunca se creyó en África. Cuando pudo haber sido su momento, en los noventa, vivían situaciones similares: conflictos étnicos, genocidios, militarismo, colapsos estatales… Y se creyó en Asia, asimilando cada uno de los países como mundos independientes mientras que África era un todo.

Los datos demuestran que los leones llevan un ritmo de crecimiento del 5,3%, mejorando su situación en el mercado de valores. Egipto ha alcanzado un avance del 39% −mientras MSCI World Index solo un 2%−, y se ha logrado lanzar al mercado internacional a cuarenta empresas, de todos los sectores, que están consiguiendo competir con grandes empresas ya establecidas. Estas African Challengers están creciendo con unas tasas mayores que las empresas estadounidenses, japonesas y alemanas, obteniendo beneficios del 20%, mientras el resto no consigue superar el 10-15%.

¿El truco? Su creatividad, su visión a largo plazo, su búsqueda de nuevos talentos y el apoyo del gobierno a sus planes de inversión. Sin embargo, deben reducir costes, aumentar productividad, centrándose sobre todo en mejorar el sistema educativo, para poder poseer un personal que colabore, en el ámbito empresarial, a lidiar con las fluctuaciones, la volatilidad y todo tipo de conflictos que puedan producirse al abrirse al mundo. El camino está abierto y poco a poco se va demostrando.

Wednesday, August 18, 2010

Bolígrafos caídos


Un hartazgo de deficiencias e injusticias empujaron a la Guardia Civil a la protesta para exigir una jornada laboral más justa y su equiparación con otras Fuerzas de Seguridad del Estado, más reconocidas y mejor tratadas. Las condiciones laborales y salariales, la brutal reducción de medios y la negación de derechos fundamentales justificaban su protesta que se concretó en una huelga de “bolis caídos”. Prevenían y vigilaban los puntos peligrosos para salvaguardar la seguridad vial; ayudaban y socorrían, pero no sancionaban a los infractores.

Esa caída de las multas -y de la recaudación- fue lo que soliviantó a sus superiores que hasta les puntúan más por una denuncia que por el auxilio a una víctima o la actuación en un accidente. Es tal su afán recaudatorio que lo anteponen al servicio y a la seguridad del ciudadano.

Este fin de semana volvían a estar en las carreteras -y en otras misiones- con sentido de la disciplina y del deber, aunque su presencia no evitara todos los accidentes porque la Guardia Civil no es responsable de la densidad circulatoria de agosto, de que cada día haya más conductores irresponsables o carreteras en mal estado, que son algunas de las causas de tanto siniestro.

Por eso es indecente que alguno de sus mandos “civiles” vinculara el aumento de la siniestralidad viaria a la huelga de “boligráfos caídos”, como es indigno que les exijan imponer un número de sanciones para cobrar el escaso complemento de la productividad, equiparándolos a los famosos gorrillas que tanto molestan en muchas ciudades del país.

Su huelga peculiar continúa seguramente con escasos resultados y ellos siguen indignados y decaídos y con razón. Dicen sus representantes en la Asociación Unificada de Guardias Civiles que la Benemérita “vive los momentos más críticos de la democracia” y se sienten utilizados y maltratados por un Gobierno “que les está faltando al respeto”. Su situación debe ser tan grave que en un comunicado acaban pidiendo ayuda a la sociedad civil porque “ya no podemos más”.

La seguridad es uno de los pilares del estado de bienestar y no parece posible con la Guardia Civil desmotivada y poco reconocida en los derechos que corresponden a sus miembros como personas y servidores públicos. El Gobierno debería tratarlos con más respeto.

Wednesday, August 11, 2010

El estado de la nación bis

En julio, cuando comenzaba el relajo vacacional, sus Señorías se vestían de las mejores galas para el debate del estado de la Nación que, al final, casi quedó reducido a un duro intercambio dialéctico entre el jefe del Ejecutivo y el líder de la oposición en una sobredosis de exposición mediática. Fue más de lo mismo y la ciudadanía, que tampoco tenía puestas sus esperanzas en ese debate, siguió como estaba, con las mismas dudas y divorciada de su clase política.

Un mes después el Barómetro de verano del CIS acaba de mostrarnos el estado de la nación desde la visión del ciudadano y el análisis produce escalofríos. Suspenden todos los políticos -aunque fueron elegidos por quienes ahora les catean, pero en listas cerradas-, que en conjunto son es el tercer problema que preocupa a los españoles, que también sostienen que tanto la situación política como la económica son malas o muy malas y un alto porcentaje estima que dentro de un año serán igual o peor.

La gestión del Gobierno y todos sus ministros obtienen un suspenso clamoroso y el presidente merece poca o ninguna confianza para ocho de cada diez ciudadanos, que pasan factura a sus medidas anticrisis y a sus políticas erráticas. En paralelo a la mala valoración del Gobierno y su presidente, el líder de la oposición suspende aún con peor nota y provoca más rechazo y desconfianza en los encuestados, lo que evidencia que o bien el candidato es un desastre o sus asesores y equipo de imagen son unos ineptos. Aún así, el PP ganaría ahora las elecciones como mal menor por representar la única alternativa de cambio de gobierno.

Pero en un análisis apartidista, lo de menos es quién resultaría vencedor si las elecciones se celebraran ahora, aunque esto haya acaparado los titulares en los medios. Lo relevante -y grave- es que la gente suspende a un mal gobierno y no encuentra en la oposición la alternativa que garantice una mejor gestión para afrontar los problemas que tiene el país y preocupan a los ciudadanos.

Por tanto, el examen de agosto del Centro de Investigaciones Sociológicas refleja el estado de la nación en su versión ciudadana: una asombrosa falta de credibilidad de la clase política y un país desmoralizado que, en palabras de Jordi Sevilla, está harto del Gobierno y de la oposición. Deberían tomar nota.

Sunday, August 08, 2010

Prohibiciones, las justas

Confieso mi poca afición por las corridas de toros aunque reconozco su arraigo popular, su importancia económica y su valor artístico que sobresale en todo el ceremonial que rodea a la Fiesta que es de gran belleza plástica y culmina con esa lucha desigual entre el toro y el lidiador.

Entiendo, por tanto, que la lidia siga siendo arte, cultura y tradición para aquellos que saborean la estética de la capa y el momento culminante de la espada. Pero también comprendo a los detractores que ven en el toreo de reses bravas un rito cruel que martiriza a los animales. Ya se sabe que la división de opiniones está en la entraña de este espectáculo.

Como ocurre en Cataluña donde acaban de prohibir las corridas de toros, justo en vísperas de que A Coruña y Pontevedra se vistieran de luces para sus ferias taurinas. Confieso igualmente que estoy en contra del vicio tan español de prohibir para arrebatar a los demás todo aquello que no nos gusta a nosotros y, por tanto, tampoco estoy de acuerdo con la decisión del Parlamento catalán, aunque merezca todos los respetos.

Pero también me parece demencial que esa decisión se haya convertido en un “casus belli” para gran parte del país -políticos, medios de comunicación, opinión pública…- que llevan demasiado tiempo entretenidos con esta y otras cuestiones catalanas en detrimento de otros asuntos más importantes, como la reforma laboral que ocupó menos espacio en los medios que la prohibición de los toros.

Dicho esto y sin ánimo de polemizar, que no nos vendan la burra de que esa prohibición fue debida a la sensibilidad de sus señorías, que mostraron su mejor perfil de respeto a los animales, porque todo apunta a que detrás de ella subyace un afán diferenciador y un golpe de propaganda para suscitar la atención mediática en un momento en el que interesa marcar distancias con todo lo que suena a marca hispánica.

Allá ellos con sus teimas. Desde la distancia, parece que el pueblo catalán tiene bien merecida una liberación siquiera temporal de las “embestidas” de sus políticos que, con algunas actuaciones, están destruyendo el afamado seny, ese toque de de rigor y de cordura que siempre caracterizó a las gentes de aquella comunidad. Quede claro que esto último no es un juicio de valor, sino una percepción.

Sunday, August 01, 2010

Una canción desesperada

Me aburre el estatus quo de este país; me adormece soberanamente. Sin embargo, encuentro algo de consuelo en que no soy el único al que esta naranja desgajada se le hace en ocasiones indigerible. Al menos eso oigo a mi alrededor día sí y día también. Y, quieran o no, eso del pesar compartido se hace un poco menos pesar y algo más llevadero.

En principio no fue la luz, sino la política. Votante convencido del socialismo, pero sin perder el espíritu crítico de mis añorados viejos profesores, un recuerdo para Aranguren, García Calvo, Peces-Barba, Carmen Llorca, Tierno Galván…, el nuevo líder de cejas arqueadas que me recuerda la caricatura que un día me hizo Siro, Zapatero, a tus zapatos, se me hizo un advenedizo de poca monta. Sus primeras decisiones fueron ya el origen de mis desacuerdos, que el tiempo no iría más que acrecentando. Vulgar, mediocre, endiosado en ocasiones, demasiado suficiente para no caer en el muy deficiente, irreflexivo o lo que es peor, del rebaño simplón de aprobados en cualquier instituto de esta envejecida orografía española, se convirtió en otra víctima de una crisis finisecular que se extiende a doquier. El gobierno bipartito gallego fue un ejemplo más que un apéndice de aquel sentimiento generalizado: ni se enteraron de que el pueblo llano, votante y gobernante, estaba hasta las mismas narices de sus disputas y estupideces, y así se encontraron con las urnas en contra mientras se preguntaban qué había pasado, no puede ser, algún error hubo en algún lado, sí que lo hubo, claro, en toda vuestra chulería de perros atados con longanizas... Pero nada, erre que erre: ciegos por todas partes, calentando el ambiente hasta la irreflexión más profunda, con una oposición que no es más que un cúmulo de despropósitos, los votantes seguimos boquiabiertos ante un espectáculo auténticamente lamentable, donde unos se cierran en banda al grito de que se jodan ellos, y otros se creen inspirados por la profética iluminación de la nueva savia de la pre-Inquisición. Vamos, que desentierran los cadáveres del camino, ignorantes de su pasado más cercano, incluso despreciativos de su pasado inmediato, aún más, reinterpretando la historia a su gusto, y caen en un patético sentimiento de abanderados del pueblo que está hasta el mismísimo de tanto fantoche iluminado.

Y si la política es triste como la vida misma, la sociedad es un esqueleto deforme que ilustra la clase de osteoporosis de turno. Entre los que se revelan porque la edad les llena de hormonas y creencias de nuevos supermanes, salvadores de la patria, la suya claro, algo lógico y hasta perdonable, y los que aún malviven desenterrando siglos y quejidos y ostias en verso, la mayoría camina embebida en una integrada que vocifera bajo el nombre de Belén Esteban, o el Jorge Javier de turno, o los múltiples y variopintos grandes hermanos, o la madre que los parió a todos, que hasta las posaderas me tienen con tanto raquitismo mental, que ni me interesa su mala vida, ni la buena, ni la de uno, ni la otro, ni la de más allá, que la santísima virgen se las bendiga a todos, pero que me dejen en paz, qué mierda de mando que en todos existe la misma mierda, eso sí, democrática y al gusto del espectador, será el que pare tu pequeño cerebro gris que yo estoy hasta los mismísimos de ir del 1 al 31 buscando dónde poder echar una cabecita sin que nadie me grite al oído o me cree la verbena de la paloma a media tarde, dios, como decía el otro, para que luego te vengan y te invadan incluso tu mesa virtual, y te asalten por la calle con discursos de banderines de futbolín y te digan, eso sí, que somos el pueblo elegido, el germen del que saldrán nuevas y mejores cosechas, la madre que los parió a todos, que se vayan al infierno y nos dejen leer a los que ellos no han leído jamás, ni leerán, ni sabrán que existen, gilipollas con todas las letras…

¿Y la literatura? ¿Y el arte? Dios, qué cansino tanto majadero de turno, tanto mequetrefe de autoservicio, tanto discurso melibeo de nuevas esencias descubiertas hasta en la mierda ajena, que por más ensalzada y enlatada que esté no dejará de ser mierda…

¡Qué tristes los cambios de siglo!