Wednesday, September 24, 2008

La gran torpeza

“En 2012 circulará por Galicia el Tren de Alta Velocidad”, dijo José Blanco en entrevista concedida a Radio Nacional el 31 de agosto, promesa que repitió el sábado pasado en Vilagarcía.

Seguro que la mayoría podemos compartir esta afirmación porque para aquel año, ¡meigas fora!, algunos tramos del AVE Coruña-Ourense estarán concluidos. Pero repare el lector en el matiz: “circulará por Galicia el tren de Alta Velocidad”, que no es lo mismo que afirmar que Galicia estará conectada con Madrid por ese tren y en ese año, fecha que los expertos en infraestructuras, que conocen todas las variables de la obra, consideran una utopía.

Con estas discrepancias entre políticos y técnicos, sí que es más necesaria la constitución de esa subcomisión de seguimiento e impulso de las infraestructuras, que desde mayo enreda a nuestros políticos. Su primer cometido debería ser fijar un calendario creible de acuerdo con la complejidad técnica del proyecto, el estado actual de las obras, las disponibilidades presupuestarias futuras y las posibilidades de ejecución. Sencillamente para que todos, políticos y partidos, dejen de entretenernos y engañarnos como hacen cuando adaptan la realidad a sus intereses.

Pero va a ser que no. La ministra Salgado negó la posibilidad de la subcomisión con la aprobación de su partido y la justificación de sus colegas que cogobiernan en Galicia, faltaría más. Y todos cometieron una gran torpeza política porque con esa negativa ningunean a la Cámara gallega y discriminan a este país con respecto a otras comunidades que cuentan con esa subcomisión y, quizá por eso, ya tienen AVE. Seguramente sus dirigentes políticos tienen más capacidad de presión porque son menos dóciles y más beligerantes.

Pero “arrieros somos…”. Presiento que esa subcomisión se creará porque es una de las condiciones que los nacionalistas, que juegan con inteligencia, ponen al Gobierno que necesita sus apoyos para aprobar los presupuestos. Cuando esto se produzca, los que ahora la niegan habrán hecho un ridículo espantoso. Y además pagarán por ello en las urnas, que suele cobrar las torpezas y los errores.