Wednesday, July 28, 2010

Cómo explicarlo

Una “extraña enfermedad” causó una espiral de bajas laborales en el colectivo de controladores, justo el mismo día del inicio de las negociaciones de su convenio laboral, que sus portavoces justificaban por el acoso psicológico a que estaban siendo sometidos por AENA y por el agotamiento y el estrés que les produce un trabajo tan intenso. Ese escandaloso absentismo, que en el argot de las relaciones laborales llaman “huelga encubierta”, afectó a más de cuatro mil vuelos, entre retrasos y cancelaciones, y a cientos de miles de viajeros, muchos de los cuales venían a la “semana grande” de Galicia.

AENA tiene en nómina dos mil doscientos controladores cuyo sueldo medio es de 340.000 euros al año, unos 28.300 euros por mes. Líbreme Dios de cuestionar la legitimidad de esa retribución -ni el sueldo de 22.000 euros al mes de la ex ministra Magdalena Álvarez como vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones-, seguro que merecida que, en todo caso, fue aprobada por la propia administración en la negociación laboral.

Pero, admitiendo los méritos de controladores y ex ministra , no es fácil explicar sus niveles salariales a la grey de desempleados que cobra -o ya no cobra- el subsidio del paro; a los jóvenes bien preparados que tienen un trabajo en precario; a los jubilados que perciben una pensión que no cubre las necesidades básicas y, además, está congelada; a muchos funcionarios que vieron rebajadas sus percepciones; o a ese sesenta por cien de gallegos que llegan ahogados a fin de mes. La inmensa mayoría de los citados no cobran en todo el año lo que la ex ministra o los controladores cobran en un mes.

Salarios aparte, que no son comparables, los controladores, que descansan una hora cada cuatro trabajadas, deberían ser sometidos a la prueba de explicar a los albañiles que están colgados doce horas en los andamios o a los labradores cuya jornada laboral no conoce descansos ni vacaciones en todo el año, qué es eso del estrés, la ansiedad y angustia que dicen padecer en sus confortables puestos de trabajo.

En fin, que pocas veces un ministro tuvo tanto apoyo popular como tiene José Blanco para regular el trabajo de estos profesionales, los mejor pagados de Europa, a los que debe otorgar todos sus legítimos derechos, pero ningún privilegio.

Monday, July 26, 2010

¿Existe la ética en política exterior?

Pienso que no. Vivimos en un mundo guiado por intereses, al igual que ocurre en el plano de las relaciones interpersonales. Por ejemplo, ¿acaso se puede decir que la ayuda al desarrollo es un acto ético? No la considero como un acto solidario, sino como un mero acto de interés nacional: mantener a esos países dependientes de nuestra contribución, crear buena imagen a nivel internacional, y de paso, evitar un desembolso mayor si una crisis surge.

¿Y la actuación de Canadá con su inversión billonaria en la eliminación de minas antipersonas? ¿Por qué se ve como un acto de interés nacional? Me resulta imposible entender el beneficio que obtienen. País pacífico, solidario y poco militarista. ¿Acaso no se puede creer que hay un factor cultural, un estilo de entender la existencia, que hace que tanto este país como los nórdicos, con Noruega a la cabeza, tengan una población, unos actores civiles, que exijan cierto tipo de actuaciones que en otros no se dan?

No entiendo los argumentos que apoyan la idea de que “el fin justifica los medios”. No acepto que se comente que la política exterior de EE UU se pueda tachar de ética ya que busca fines democráticos y objetivos humanitarios. Desde el momento en que, para conseguirlo, pecas de lo mismo que combates, tu argumento carece de base.

Para responder a la pregunta, me sirvo de otra: si la política exterior es ética, si buscamos el bien ajeno para conseguir el nuestro, ¿por qué nos centramos en Oriente Medio mientras países como Burkina Faso no son ni siquiera observados?

Wednesday, July 21, 2010

Adiós a las cajas

Cuando el paÍs celebraba el triunfo de la Roja, el BOE publicaba el Real Decreto-ley del régimen jurídico de las Cajas de Ahorros que marca el camino de la desaparición, por la vía de la privatización, del modelo de cajas que conocemos. El decreto marca también un antes y un después en el sistema financiero y merecería ser analizado en profundidad. Pero el espacio de esta modesta columna solo da para un par de reflexiones.

La primera, que es verdad que en los últimos años varias cajas cambiaron su ideario fundacional por la apuesta desbocada por el sector inmobiliario. En esa deriva les sorprendió la crisis y tras ella llegó la necesidad de la reforma de su marco jurídico para hacerlas más fuertes por la vía de captación de capital a través de las cuotas participativas en un imparable proceso de bancarización privatizadora.

Sin cuestionar la necesidad de su cambio estructural, no es fácil entender que esta forma de privatización sea el único camino posible para "salvar" a las cajas. Y se entiende menos que la reforma se haga a costa de las familias, los pequeños ahorradores, los profesionales o las PYMES, titulares de las emblemáticas libretas de ahorro, de las cuentas corrientes o de los préstamos que eran las "cuotas participativas" que les hacían dueños de las cajas y de su inmenso patrimonio material y social que ahora les arrebatan por decreto ley.

Por eso tampoco es fácil de entender que no haya reacción alguna en el país, salvo una tímida proclama sindical, cuando un Gobierno socialdemócrata pacta con la derecha, con el impulso de la gran banca, acabar con unas entidades financieras profundamente arraigadas en sus territorios y con un marcado carácter social.

La segunda reflexión es qué va a pasar en Galicia. Probablemente la caja resultante de la fusión, que será muy traumática, acabará en manos privadas por la moda imperante o por necesidades de capitalización y es seguro que con la entrada del capital privado, sea autóctono o foráneo, se acabará su galleguidad porque ya se sabe que el capital no tiene patria sino un cúmulo de intereses.

Es el peor final para la caja que se está gestando y, la verdad, para este viaje no hacía falta la ley recurrida ni tantas polémicas, apasionadas casi todas y algunas maleducadas.

Monday, July 19, 2010

Un triste final para una inmensa alegría

España da saltos, tantos que no tenemos ni tiempo para analizar cómo ha terminado el Mundial: al menos setenta muertos en un atentado perpetrado por Al Shabaab, grupo terrorista ligado a Al Qaeda.

El lugar elegido, Uganda, contradiciendo todas las expectativas de que algo sucedería en el continente africano. Atentado cometido para hacer daño, para detener la alegría de todos aquellos que compartían, en dos lugares públicos del país, la victoria española.

No intentaban dañar a los ugandeses, no. Los atentados suicidas se cometieron en dos centros en los que se reunían extranjeros residentes en el país; alguno de los fallecidos, estadounidense.

¿Acaso no se piensa hasta dónde nos ha llevado esta mal llamada “guerra contra el terror”? Me encuentro en la London School of Economics, realizando un curso de política exterior. Asisto a clases multiculturales, con gran presencia de estadounidenses: estudiantes universitarios que no entienden la diferencia existente entre un terrorista de la guerrilla colombiana y un terrorista yihadista. Siguen considerándose las víctimas, pero toda acción tiene una repercusión. Su política exterior, militarista e intervencionista, recibe respuestas.

La religión se dijo que era el opio del pueblo. No lo dudo, pero basta ya de excusas para intervenir en otros territorios. Basta, y por ambos lados. Hay un califato que no volverá, y unos recursos que ya tienen dueño. Mientras la política se mueve por unos terrenos, las vidas se van perdiendo por otros.

Wednesday, July 14, 2010

El estado de la nación

¿Cómo está la nación? Depende. Si se mira y analiza desde las gradas virtuales del inmenso estadio que fue hasta el domingo, España es un país eufórico y cohesionado gracias a esos “diestros y aventajados atletas” que, olvidando estrellatos individuales y las rivalidades de sus clubes de procedencia, dieron una soberana lección de cómo se trabaja en equipo para generar un espectáculo pleno de clase y elegancia, de casta y pundonor. Ese buen juego del equipo ilusionó al país que se enfundó “la roja” para celebrar los triunfos con entusiasmo y emoción, dos valores que reflejan el estado de ánimo de la nación que disfruta de un sueño fantástico hecho realidad con el título logrado.

Pero si se mira desde los palcos del Parlamento, cuando hoy escuchemos al presidente del Gobierno y los líderes de las fuerzas políticas liados a garrotazos volveremos a la realidad prosaica de una España política tensa, desgarrada, desunida y tosca, en la que no hay posibilidad alguna de “jugar en equipo” para lograr el entendimiento y los pactos que necesita el país para ganar el partido contra la crisis.

Salvo sorpresas, el debate del Estado de la Nación será una reiteración de años anteriores. De fondo, la crisis económica y la más reciente crisis catalana. En la tribuna, un presidente “transformado” que no supo gestionar la primera y ayudó a generar la segunda, que será contestado con dureza por la oposición que desconfía de sus medidas y sobre todo de su capacidad para dirigir al país. La reunión escenificará de nuevo el divorcio entre la clase política, que anda a su bola, y la ciudadanía y solo servirá para constatar públicamente sus diferencias en un contexto de broncas y encontronazos. No son previsibles acuerdos sobre algún plan nuevo y de calado para gestionar la crisis.

Quien más, quien menos ya sabe cual es el estado de la nación por la incertidumbre que invade su propio estado de ánimo, sobre todo si es parado, mileurista, funcionario, pensionista, o empresario en dificultades. Por eso, Sus Señorías podrían ahorrarse esta refriega parlamentaria y dejarnos seguir instalados en la canícula estival y en el desbordante entusiasmo con “La Roja”. Porque el debate en su formato actual es totalmente prescindible. Mejor nos quedamos con el fútbol.

Tuesday, July 13, 2010

Organizaciones internacionales

Admiro a la ONU. La entiendo como un ente multinacional cargado de buenas intenciones; intenciones e incongruencias, como la ocurrida en la República Democrática del Congo. Una interminable e incontrolable guerra que requiere la presencia de las fuerzas de mantenimiento de la paz.

En prensa se denuncian violaciones a sus mujeres: expulsadas de su círculo social, humilladas ante sus hijos, condenadas a una muerte lenta en soledad… Pero allí están ellos, para ayudarlas.

Sin embargo, no cesan de abordarnos las dudas sobre las fuerzas de mantenimiento de la paz. Una de mis profesoras vivió en el Congo durante el conflicto: había cinco cascos azules en su zona. Entre ellos no compartían ni una lengua común, ¡como para compartir valores!
Unión de estados variopintos, enviados a mantener la paz fuera de sus fronteras, cuando en la mayoría de los casos, la situación que tienen en su territorio no es mucho más halagüeña. Pensemos en Afganistán, Iraq, Pakistán…

¿Quién está defendiendo a esas mujeres? Hombres que proceden de países donde no se reconocen los derechos del género femenino, que las humillan, y otros de sus propios países, que se limitan a abusar de su poder… Luego nos sorprendemos si pasa algo.

Mas debemos seguir admirando a la ONU… Sabemos que estas organizaciones viven de la contribución de cada país miembro, pero ha llegado el momento de plantearse hasta qué punto se valora una contribución que está manchada en origen, una retahíla de valores sucios…, porque ¿tiene sentido luchar contra algo con manos ensuciadas? Las ideas son buenas, pero muchas veces no son más que eso, ideas. La realidad es, por el contrario, mucho más dura.

Admiremos su contribución, pero vigilemos a la vez su actuación. Estamos allí para llevar la paz, no para sembrar el terror. No nos arrepintamos más tarde.

Thursday, July 08, 2010

Tres mil cuentas

En los últimos días de junio, cuando muchos contribuyentes daban el último repaso a sus declaraciones de la renta para cumplir con el fisco y con el país, Hacienda investigaba 3.000 cuentas bancarias abiertas en Suiza por ciudadanos españoles, dieciséis de ellos gallegos, para repatriar entre seis y ocho mil millones de euros.

Al tiempo, la Organización de Inspectores de Hacienda del Estado denunciaba “condescendencia fiscal” con este grupo de defraudadores porque se les ofrecía la oportunidad de regularizar “voluntariamente” su situación antes del 30 de junio, ahorrándose con ello las sanciones y el posible delito fiscal, un trato que, según los Inspectores, no reciben los pequeños contribuyentes que no tienen una segunda oportunidad para regularizar sus obligaciones.

Defraudar a Hacienda es una tentación que cada año asalta a muchos ciudadanos, pero la inmensa mayoría rechaza cometer ese pecado porque saben que, de ser descubiertos, el fisco es implacable y les aplica todo el rigor de la ley. Comportamiento distinto es el de muchas fortunas grandes y medianas. Algunas se van a paraísos fiscales lejos de todo control y todas cuentan con cualificados asesores que, al amparo de la laxitud de la ley, encuentran mecanismos para obtener cuantiosas desgravaciones o para pagar como si sus ingresos correspondieran a empleados mileuristas.

No se en qué quedará este asunto de las tres mil cuentas. Parece que casi todas esas fortunas españolas deslocalizadas en Suiza siguieron las recomendaciones de sus asesores y desoyeron el “amable requerimiento” de Hacienda para saldar sus deudas porque ellos conocen la debilidad de los mecanismos de represión del fraude y de los procedimientos judiciales para perseguir el delito fiscal.

Pero para los contribuyentes de siempre es escandaloso que los defraudadores tengan un trato de favor que “se acerca a una amnistía fiscal”, según denuncian los Inspectores. Como es un insulto que el Gobierno no ponga al menos el mismo empeño en perseguir la evasión de capitales y en descubrir las enormes bolsas de fraude fiscal que el que pone en revisar minuciosamente las nóminas y declaraciones de los modestos empleados o de los trabajadores autónomos. “Hacienda somos todos” pero, por lo visto, unos más que otros.

Sunday, July 04, 2010

El otro Mundial

Ya vivimos inmersos en el Mundial, pero pocos nos hemos detenido a analizar el país que lo acoge más allá de la escasa información que nos ha llegado: grandes gastos en infraestructuras −1.200 millones de dólares−, problemas a la hora de la organización –con la venta de entradas, avalanchas en partidos amistosos, desconfianza en su seguridad−, poca participación africana –canción de Shakira y McDonalds como restaurante oficial− y, sobre todo, pocas opciones de salir beneficiado económicamente del mismo.

Zuma explicó, ya antes de la inauguración, que consideraba que se estaba creando un Mundial africano a espaldas de África, siendo la FIFA la única beneficiada. Mandela, por su parte, dijo que el fútbol era parte de la identidad de los africanos. Permitámosle, pues, que no se conviertan en el mero escenario de tal evento, tal y como manifestó en su día Greg Fredercicks (funcionario del comité organizador).

Sin embargo, es necesario verle su lado positivao: han demostrado, hasta ahora, que son capaces de organizarlo, de mantener la seguridad –excepto hechos aislados de robos en un país con una alta tasa de delincuencia− y de hacerse conocer. Ahora todo el mundo habla de este país, todo el mundo vuelve sus ojos al continente.

Me gustaría finalizar con las palabras de Mbeki en el 2002, al fundar la Unión Africana: “Ha llegado la hora de que África asuma su justo lugar en los asuntos mundiales, la hora de poner fin a la marginación de África. Instamos al resto del mundo a colaborar con nosotros en plano de igualdad”. Eso esperamos. Es su oportunidad. Mientras España lucha por su victoria, que Sudáfrica obtenga la suya.

Thursday, July 01, 2010

Sindicatos independientes

Varias empresas extranjeras “deslocalizadas” en China están padeciendo una ola de huelgas que son el medio que utilizan los trabajadores, cada día más concienciados de sus derechos, para reclamar mejoras salariales, mejores condiciones laborales y sindicatos independientes.

Esos paros reivindicativos en aquel país oriental predisponen a desear larga vida a los sindicatos occidentales, gracias a los cuales los trabajadores hemos conquistado tantos derechos. Se que no es este un buen momento para elogiar la acción sindical, tan criticada por muchos que piensan que las centrales sindicales mayoritarias están demasiado identificadas con el gobierno y no defienden los intereses de todos los trabajadores, al menos no los defiende a todos pos igual.

Pero aún con estos defectos, el universo laboral necesita de los sindicatos que tienen mucho que reivindicar y defender ante tanto decretazo que recorta salarios y derechos sociales; ante una reforma laboral que, según todos los exegetas, está más orientada a favorecer el despido, que incluso subvenciona, que a impulsar medidas de fomento del empleo; o ante la próxima reforma de las pensiones, los ajustes en sanidad y quien sabe cuantos más ajustes nos esperan en el próximo otoño, que promete ser muy caliente.

Es curioso que mientras los chinos luchan por conquistar derechos, aquí tenemos que aceptar una reforma regresiva que consolida la precariedad laboral y ampara el despido, además de otros recortes en derechos sociales. Una vez más los verdaderos culpables de la crisis, agazapados detrás de los llamados mercados, imponen sus condiciones para que los trabajadores que no la causaron paguen todas las medidas de ajuste. El capitalismo sin otro modelo alternativo es así de frío y cruel.

Por eso, larga vida a los sindicatos que tienen tarea a destajo para defender los derechos de los trabajadores, defensa que han de saber armonizar con el respeto a los derechos del resto de los ciudadanos. Pero que espabilen para desprenderse de esa imagen de burócratas subvencionados antes de que la crisis se los lleve por delante porque, con frecuencia, su forma de representación no es percibida como un modelo sindical libre e independiente para responder a la problemática laboral del siglo XXI.