Tuesday, January 29, 2008

El gran martes

Algo pasa en EEUU para que se esté produciendo una participación ciudadana tan entusiasta en las primarias nada más iniciada la larga carrera hacia la Casa Blanca.

Unos analistas atribuyen este movimiento político a la emoción de una nueva campaña electoral; otros, al hartazgo del mandatario actual que ha creado un estado de miedo paranoico, y unos terceros adjudican tanta movilización del electorado a la seducción que ejerce sobre esa sociedad atemorizada el precandidato Barack Obama.

"La mejor forma de ganar es no estar preocupados por perder", dice con espontaneidad y frescura mientras vende ilusión, renovación y los aires frescos del cambio, que contrapone a "más de lo mismo" que ofrecen sus rivales, que representan el pasado.

Sus fortalezas son su juventud y ese toque de atrevimiento no exento de ingenuidad en sus propuestas nuevas: "Podemos cerrar Guantánamo, traer a las tropas de Irak y hablar con los amigos y los enemigos". Incluso le fortalece su poca experiencia y vulnerabilidad y soplan a su favor los vientos de la historia y de la sociedad americana que tras ocho años soportando una presidencia errática e histérica quieren una cara nueva con un mensaje ilusionante que cambie la imagen del país.

¿Llegará a la meta? Las primarias son un proceso muy abierto que se clarificará algo el día 5, el supermartes, y profetizar es arriesgado. Presiento que Obama, el joven senador que no es negro para los negros ni blanco para los blancos, lo va a tener difícil. En EEUU, dice Gabriel Sala, el acceso al primer puesto de responsabilidad del país poco tiene que ver con las ideas o programas y sí con otros factores, sobre todo económicos. Un negro con revolucionarias propuestas de cambio es una amenaza para el establishment en una sociedad de tantos intereses creados.

Pero el resultado será lo que quieran los americanos que tienen la posibilidad de elegir entre los candidatos. Sana envidia, porque aquí, después de la subasta de promesas que están montando sólo podremos votar a candidatos impuestos por la dirección de los partidos. En lotes y al peso, como las toallas en Valença.

Wednesday, January 23, 2008

La primera promesa

Ya tenemos varias promesas. La primera para Galicia la formuló don José Blanco al afirmar que en la próxima legislatura el AVE será una cuestión prioritaria si ganan los actuales gobernantes, que siguen manteniendo la fecha de 2012 para la llegada de ese tren. Pero esa promesa fue hecha en el fragor del primer acto electoral del partido y conviene tomarla con cautela.

Primero, por la proximidad de la fecha fijada. Según la ministra, está en obras el 40% de la alta velocidad gallega pero cuatro años parecen un suspiro para concluir el 60% restante: licitar tramos pendientes, superar el atranco de Serrabal, salvar la orografía Ourense-Sanabria y realizar el trayecto de la meseta. Sirva de referencia el último Consejo de Ministros que autorizó la licitación de 8,5 kilómetros del Eje Atlántico entre Rialiño y Padrón con un plazo de ejecución de ¡40 meses!

Cautela también hasta saber si va a continuar la titular de Fomento que en cuatro años de mandato dio muestras de animadversión a Galicia. El balance de su gestión es muy pobre: unos pocos kilómetros del Eje Atlántico, ni uno solo de la alta velocidad terminado y gran parte de los recursos que destina a este país se quedan en inversión virtual por la incapacidad del Ministerio en ejecutarla.

Por tanto, la promesa llega tarde -a buenas horas mangas verdes, decían nuestros antepasados a los cuadrilleros de la Santa Hermandad- y suena tanto a electoralista que hace poco creíble el final feliz en 2012. Claro que en este caso tampoco es de fiar la oposición que ahora no ceja en criticar, pero en sus años de Gobierno despachó el asunto del tren al final, colocando unas traviesas y aprobando un Plan Galicia virtual.

Estamos tan quemados que casi no queda lugar para mantener la esperanza de viajar algún día en un tren decente, pero no podemos arrojar la toalla. Ahora es nuestro turno y antes de fiarnos de unos o de otros vamos a esperar que los candidatos concreten como van a emplear el voto que nos piden en este asunto del tren (y en otros). Para saber en quien confiar en una demanda que ya es cuestión de dignidad nacional.

Wednesday, January 16, 2008

Galgos y podencos

Ahora es la situación de la economía la que enfrenta a los dos grandes partidos del país. Discuten si estamos en los umbrales de una recesión, al comienzo de una crisis después de un periodo de bonanza o si lo que nos pasa es una simple desaceleración, que la economía española "puede afrontar con tranquilidad", como sostiene el responsable de las cuentas del Reino.

Como ciudadano constato que algo está pasando y coin- cido más con aquellos que reclaman de los gobernantes algo de autocrítica y mayor dosis de realismo para aceptar lo que reflejan los indicadores de la micro y macroeconomía -el semanario británico The Economist rebaja las previsiones de crecimiento al 2,4%-, que con la complacencia triunfalista, aunque esté justificada por la bonanza económica en la legislatura.

En clave gallega, el Instituto Galego de Estatística, que diagnostica periódicamente el estado de ánimo de los hogares del país, confirma una caída espectacular de la confianza económica en el porvenir. Los gallegos percibimos la ralentización de la actividad económica y acusamos el golpe de la escalada de precios que el propio ministro reconoce "supone una erosión de la renta familiar disponible" porque, además, la inflación se produce en un escenario de contención de los salarios pactada entre empresarios y sindicatos por razones (económicas) de Estado.

La versión oficial dice que las cuentas públicas rebosan, pero el IGE detecta preocupación por el incremento del paro, la escasa capacidad de ahorro, la caída de la producción y los síntomas de desaceleración en la industria, que también anda escasa de optimismo.

No me atrevo a decir si son galgos o podencos, si estamos ante un cambio del ritmo económico o es más acertada la versión de la oposición en su persistente visión tremendista. Lo importante es que los hechos no nos devoren mientras nos perdemos en disquisiciones semánticas, como ocurrió a los conejos de la fábula de Iriarte. Por eso, diagnosticada la debilidad de la economía que se manifiesta en síntomas claros, sus responsables deberían aplicarle algún tratamiento. Antes de que sea tarde.

Wednesday, January 09, 2008

Las bajas laborales

En un programa de una televisión de perfil informativo-crónica rosa contaron el caso de una señora que decía padecer fibromialgia, artritis reumatoide, artrosis… y además estaba operada de las rodillas, con una prótesis en una de ellas. Las imágenes, que siguen valiendo más que mil palabras, eran elocuentes: la cara y los gestos de dolor de la enferma, así como la silla de ruedas y el andador, que no parecían traídos para la ocasión, corroboraban tanta dolencia.

Pues a pesar de este estado de deterioro físico, la señora del relato había perdido siete juicios en su lucha por obtener la incapacidad permanente para el desempeño de su trabajo, pese a acudir al juzgado con los pertinentes certificados médicos.

Contrasta este rigor en la aplicación de la ley con la excesiva indulgencia hacia otras incapacidades cuya puerta de entrada es la incapacidad temporal, conocida en lenguaje coloquial como baja laboral. La CEOE, que se queja del gran número de bajas, sostiene que al menos una de cada cuatro es fraudulenta porque la llamada a revisión de los supuestos enfermos por la Inspección de la Seguridad Social produce el efecto de que un 25% se incorpore al trabajo al día siguiente. En muchos casos, según la patronal, las bajas se amparan en enfermedades que presentan dificultades para un diagnóstico certero, como son las psicosociales: ansiedad, estrés o depresión y otras, y sospecha que detrás de ellas se ocultan muchas simulaciones.

He ahí dos varas de medir: la rigurosidad de los jueces con la señora que llevó su caso a televisión y la blandura de la atención primaria que reparte generosamente bajas laborales que a veces hasta se utilizan como elemento de presión en situaciones laborales conflictivas, como parece que hicieron los policías y otros funcionarios de A Coruña, Lugo y Ferrol.

Es una muestra de nuestra peculiar picaresca. Lo lamentable es que estos pícaros que fingen enfermedades, además de causar un perjuicio a sus empresas y a sus compañeros, perjudican a los enfermos de verdad, que a veces pasan por el trance de ser sospechosos de vagos y poco trabajadores.

Tuesday, January 08, 2008

Guiados por una estrella

El relato bíblico de los Magos que llegaron a Belén siguiendo a una estrella tuvo una continuidad parcial el año pasado en la ruta de África a Canarias a bordo de un cayuco, según cuenta en su diario Djibril Faye, nombre bajo el que se oculta un joven senegalés. Tras la emoción de la salida y la normalidad de las primeras horas, Faye refiere el progresivo deterioro de la convivencia, los gritos de los que caían al mar, cómo muchos compañeros se volvieron locos en la travesía y los fallos sucesivos de los escasos útiles de navegación que desesperaban al "pasaje". Anotó en su diario que tras varios días navegando, cuando el GPS dejó de funcionar "solo nos quedaba una brújula y esa noche tuvimos que navegar guiados por las estrellas" hasta arribar a su peculiar Belén.

Es el drama de los africanos que llegan medio desnudos, desnutridos, casi moribundos en los cayucos, que son el síntoma de la enfermedad porque el problema está en el subdesarrollo y las precarias condiciones de vida en África. Allí "gobiernan" las mafias, nacidas al amparo de dirigentes corruptos que son hijos legítimos de las potencias colonizadoras occidentales. Con total impunidad esquilman a adolescentes y jóvenes, a hombres maduros y a mujeres embarazadas y hasta con niños pequeños que embarcan en los cayucos para emprender una aventura que tantas veces concluye en enorme tragedia y, en el mejor de los casos, los deposita en un lugar del primer mundo donde les espera la marginación, el rechazo o la explotación. Su delito es querer trabajar para huir de la miseria.

Ningún Estado por si solo tiene la solución a este problema, que requeriría un vuelco del llamado "orden internacional". Pero harían bien las naciones ricas en gestionar de otra forma estos movimientos de población y los que vienen de otros continentes. Por tres razones: para evitar el espectáculo de la inmigración ilegal; porque los necesitan para mantener sus sistemas productivos; y porque quieran o no, seguirán llegando ya que nadie es capaz de poner puertas al hambre y a la falta de un horizonte decente para construir el futuro.