Wednesday, January 26, 2011

Malos tiempos

Ser empresario de medios de comunicación hoy tiene un gran mérito porque equivale a acudir a diario al mercado a una cita con las dificultades y el riesgo en un contexto de crisis generalizada que castiga con gran virulencia a los emprendedores de la comunicación.

El incremento de la competencia por la multiplicación de fuentes informativas en un mundo globalizado; la fortísima irrupción del entorno digital que, hoy por hoy, constituye más una amenaza que una oportunidad; las costosas inversiones en renovación tecnológica o la severa caída de los índices de lectura en lo que concierne a la prensa escrita son algunos factores que se interponen en el camino de la productividad y rentabilidad que persigue el empresario mediático y debilitan a su empresa.

Esa debilidad económica de las estructuras empresariales las vuelve muy vulnerables al afectar a la cuenta de resultados y entraña el peligro de hacerlas muy dependientes de las ayudas públicas para sobrevivir y poder salir a diario a la cita con sus lectores y oyentes. La política de ayudas, con ser buena, muchas veces no persigue solo resolver el apuro económico de las empresas sino también neutralizar o controlar sus informaciones, porque los poderes públicos -municipales, autonómicos y nacionales- siempre sucumben a la tentación de querer ejercer un control de los medios de comunicación, sean privados o públicos. El peligro está en que las empresas, acuciadas por dificultades, dejen de ser críticas y se subordinen al poder en su misión de informar, con lo que ello implica de pérdida de iniciativa y merma de la libertad que para el propio poder suele ser algo perturbador.

También tiene mérito ser periodista ahora, porque los problemas de las empresas condicionan el ejercicio de la profesión. Superada la visión romántica del periodista ofrecida en numerosas películas, la realidad hoy nos muestra a este profesional como un todo terreno mal retribuido en su trabajo, con precariedad en el empleo e inseguridad radical ante el futuro por las dificultades de las empresas inmersas en EREs más o menos encubiertos e incluso amenazadas de reconversiones con peligro cierto de cierre.

Ese entorno de incertidumbre e inseguridad no es el mejor clima para ejercer el oficio porque detrás de tanta convulsión empresarial asoma con frecuencia el recorte de libertades de información y opinión o el ejercicio mismo de una libertad que está mediatizada por la vinculación de las empresas al poder, condicionadas por sus problemas económicos y financieros.

En fin, que corren malos tiempos para las empresas de comunicación y para los periodistas. Unas y otros deberían ser un bien a proteger porque, cambiará el modelo, pero siempre necesitaremos empresas que hagan posible que los periodistas cuenten que cada día la historia continuada de nuestra cultura, de nuestras miserias y grandezas, levantando noticias, describiendo situaciones, narrando acontecimientos prestando con ello un servicio fundamental en una sociedad democrática, porque son la voz que suscita el debate para el análisis crítico y la reflexión serena.

Ojala que empresas y periodistas sean capaces de sobrevivir a la crisis en buenas condiciones para mantener su libertad e independencia informando y opinando. Para que lectores y oyentes sean más libres y cultos y formen una sociedad más plural.

Indignez vous!

Tomo prestado el título para esta columna de Stéphane Hessel, diplomático francés de origen judío, que está cautivando a sus compatriotas con un opúsculo de treinta páginas en el que pide a las nuevas generaciones que tomen el relevo de la lucha -él lo hizo contra el nazismo- para decir ¡basta! y les exhorta a indignarse y a resistir “porque el mundo va mal gobernado por unos poderes financieros que lo acaparan todo y los jóvenes se juegan la libertad y otros valores importantes”.

Tiene razón el veterano luchador francés: tal como están las cosas, hay razones más que sobradas para indignarse. Las tienen, en primer lugar, los jóvenes que son las primeras víctimas de la crisis porque el paro se ceba con ellos con cifras irritantes. Unos buscan salida por la vía de la emigración y otros sobreviven mientras aguante el colchón de sus padres, pero esta sociedad les cierra todos los horizontes de futuro.

La misma indignación la tienen muchos ciudadanos: empresarios y profesionales, funcionarios y pensionistas, trabajadores, autónomos y sobre todo los parados. La gente empieza a estar harta de que todas las medidas y ajustes -abaratamiento del despido, rebajas salariales, congelación de pensiones, escalada de precios- recaigan siempre sobre los más desfavorecidos y una clase media menguante, que no generaron esta situación, mientras los verdaderos causantes “se van de rositas”.

También en la calle y en las tertulias espontáneas de cafetería se percibe mucha indignación y se arremete contra los políticos por sus corrupciones, privilegios y frivolidades, porque se entretienen en chorradas, reparten quintales de crispación y demagogia mientras el país está abierto en canal. La gete sabe que muchas de las calamidades que padece son debidas a los errores del Gobierno, que tardó en reconocer la crisis y en tomar medidas, y a la irresponsabilidad de la oposición que va por la legislatura sin despeinarse, cooperando poco y sin desvelar siquiera sus planes alternativos para arreglar los males del país.

Más que sed de elecciones, como decía Rajoy en Sevilla, el país tiene hambre de líderes, de ideas, de programas y tiene sed de un gobierno y de una oposición serios que busquen soluciones y nos devuelvan la democracia de calidad y un poco de ilusión y esperanza para rescatarnos de tanto pesimismo e indignación.

Reformas con pacto

El Gobierno lleva tiempo ocupado en calmar a unos mercados inquietos y temerosos a los que el ex presidente Aznar “da ánimos” periódicamente de forma irresponsable para que sigan zumbando a la deuda española.

Es verdad que el Tesoro colocó sin sobresaltos las últimas emisiones de bonos aunque fuera pagando una prima de riesgo muy elevada. Pero superar estas pruebas tan solo es un “punto de juego” como se dice en el argot del tenis, porque quedan muchas emisiones de deuda y subsiste el peligro de que perdamos el partido con un temido rescate. Los acreedores aún siguen desconfiando de la capacidad de nuestro país para hacer frente a sus compromisos económicos y demandan más señales de solvencia, que pasan por seguir con el plan de reformas.

Y en ese frente anda el Gobierno, en culminar las reformas pendientes, pero ahora sentado en la mesa del diálogo social en la que negocia con sindicatos y patronal un pacto global que, además de la reforma del sistema de pensiones, abarque un amplio catálogo de asuntos, como cambios en la reforma laboral, políticas de empleo o negociación colectiva.
Llevan días negociando y deberían aclarar ideas y flexibilizar posturas para alcanzar ese pacto y aplacar a los mercados demostrando que “las reformas van en serio”, como exigían los europarlamentarios en Madrid la semana pasada. El pacto es también necesario para corregir desequilibrios estructurales de la economía y despejar el camino de la recuperación para empezar a generar empleo, poder pagar la deuda pública y privada y frenar el más grave deterioro de nuestro bienestar en muchos años. Si se firma, el pacto ayudará a que gobierno, sindicatos y patronal recuperen algo de la credibilidad perdida y que el país serene los ánimos y recobre tranquilidad y confianza. Por todo esto vale la pena intentarlo con fuerza.

En esa negociación falta la oposición. El líder de los populares dijo recientemente que estarían a la altura de las circunstancias, pero de momento no están en esa mesa y parece que tampoco se les espera. Al Gobierno le interesa marginarlos y los populares hicieron todo lo posible para eso ocurriera. Deberían saber que cuando proponen y consensúan medidas para sacar al país de la grave situación en que se encuentra es cuando los ciudadanos perciben de verdad que pueden ser alternativa de gobierno.

Sunday, January 16, 2011

Todos contra el paro

“Al 2011 le pido una Galicia unida por el interés general … y desde la Xunta pondremos todo nuestro empeño en el empleo, como máxima prioridad”, eran el deseo y las intenciones del presidente de la Xunta el día de Reyes. Por su parte, el líder de los socialistas pedía “que no 2011 sexamos capaces de unir os nosos esforzos para sacar a Galicia do momento tan difícil no que se atopa” y mostraba la disposición de responder a la llamada del Gobierno a las fuerzas políticas para “abordar xuntas e unidas os graves problemas do país”.

No se si sería por la resaca de tanta ternura navideña o porque han madurado políticamente, pero el hecho cierto es que ambos dirigentes coinciden en que el tratamiento que hay que aplicar para solucionar los problemas de Galicia pasa por la unidad de todos, aparcando temporalmente las diferencias.

Ahora el problema más grave y cruel del país es el paro. Los datos de diciembre, que sitúan a Galicia como la cuarta comunidad con mayor crecimiento del desempleo, son malos. Por las cifras absolutas de 5.592 parados más; porque indican que sigue un camino inverso al del conjunto de España y porque confirman que sigue creciendo, sin que el efecto Xacobeo haya sido capaz de invertir esa tendencia. Y la cifra absoluta de 237.313 personas paradas, casi tantas como tiene A Coruña, es una verdadera catástrofe.

Estamos, por tanto, en una situación de emergencia y aquellos buenos deseos de los dirigentes políticos deberían concretarse para buscar salidas de la crisis. Si yo tuviera poder reuniría a los dos y con ellos a los que tienen responsabilidades políticas, sociales y económicas -Gobierno, oposición, sindicatos, patronal, financieros-, y los sentaría alrededor de una mesa con la condición de que nadie pudiera levantarse hasta que presentaran políticas y planes de acción para estimular y respaldar iniciativas y proyectos empresariales para revitalizar la economía y generar empleo.

La política, además de confrontación, es diálogo, cooperación y consenso en asuntos importantes, como la lucha contra el paro que es una obligación de todos, del Gobierno que tiene responsabilidades en políticas activas de empleo, y de la oposición. Si no lo entienden así y siguen enrocados en sus discrepancias y crispaciones, perderemos un año viendo como el paro sigue creciendo.

Saturday, January 08, 2011

Justicia de zares: toma dos

Desde la llegada de Vladimir Putin a la presidencia de Rusia el último día de 1999, el control y el centralismo se endurecieron. El Presidente utilizó al Estado para destruir a sus amenazas (e instaurar a sus amistades) por miedo a perder control y para renegociar los contratos de los grandes grupos empresariales. Gracias al auge en los precios de las materias primas, que redujo la dependencia del capital extranjero, y a la confrontación creada entre empresas, esto le resultó más fácil. El caso de Mijaíl Jodorkovski ilustra a la perfección el comportamiento político de Putin. El presidente de Yukos, con vínculos con la extranjera Exxon, ferviente defensor de la liberalización y con marcadas aspiraciones políticas, era un rival peligroso. Por eso Putin, ejerciendo de “Padrino”, le envió a una prisión siberiana en 2003 y “entregó” sus mayores activos a la empresa estatal Rosneft. Ya en su tesis doctoral se podían apreciar sus ideas nacionalistas y centralistas, ideas que fue reforzando tras su paso por diversos puestos de importancia que le permitieron ver de cerca la situación del país y el auge de unos pocos oligarcas.

Putin vendió muy bien su mensaje de que unos pocos nuevos ricos estaban robando a los rusos lo que era de los rusos y se lo estaban llevando del país; y de que esa nueva clase de magnates haría de Rusia un nuevo país en desarrollo al estilo africano, con cuatro señores elegidos a dedo expoliando la riqueza estatal e invirtiéndola en su propio beneficio en propiedades en el extranjero. Gracias a su control mediático y a su férrea represión se puede afirmar que el pueblo ruso ignora que la renacionalización de Putin no dista casi nada de la privatización de su antecesor en la presidencia, y que unos pocos controlan toda la riqueza del país.

La reciente vuelta a la carga contra Jodorkovski de la justicia rusa escenifica entre otras cosas que Rusia no avanza en la dirección adecuada y que Putin, por mucho que su nuevo puesto quiera revelar, sigue siendo juez y parte en la primera línea de juego del Kremlin. Aunque la falta de garantías judiciales, la represión frente a los opositores o la indiferencia ante el rechazo internacional sea latente, el Primer Ministro hará una vez más que las aguas se encaucen por donde sus deseos marquen.

B(R)ICs

Rusia es probablemente el país más rico en recursos naturales del planeta y aquel con un ratio riqueza potencial/real más bajo. Pese a sus activos, Rusia tiene unos números de país muy pobre altamente endeudado (mortalidad, escolaridad o reparto de la riqueza).

La prematura privatización y liberalización post URSS provocó tres cosas principalmente: una enorme concentración de la riqueza, una marcada herencia política y el éxodo de capitales al extranjero. Las malas políticas del FMI, que exigió unos tipos de interés elevados, hicieron que las inversiones fueran poco rentables y elevaron los incentivos para expoliar las riquezas. Cuando en 1998 comenzó un proceso de centralización, Rusia tenía una “economía virtual”, los recursos naturales fundamentales se utilizaban como subsidios y el tamaño de la economía estaba inflado.

El país cuenta con petroleras estatales ineficientes e infraestructuras obsoletas. Los buenos datos macro se han sustentado exclusivamente en los precios internacionales de las materias. Rusia necesita diversificar, modernizar sus infraestructuras, así como privatizar y separar todas las fases del proceso productivo. Es imprescindible que adopte una política de marcado carácter social e invertir en su mayor activo, el capital humano. Los derechos de propiedad deben ser respetados y son necesarias leyes antimonopolio. Hace falta desincentivar el statu quo actual de desorden y promover una política a largo plazo. Según la teoría de la “creative destruction” elaborada por Schumpeter, los agentes innovan cuando aprecian un cierto contexto de estabilidad.

El Estado ruso debe mejorar su gobernanza, establecer check and balances y acabar con la concentración de poder, el uso estatal de los recursos y las reminiscencias comunistas. El modelo actual no es viable, los recursos son finitos y cada vez más inaccesibles, y con los patrones de consumo interno e inversión de los últimos tiempos Rusia necesitará en el medio plazo el desarrollo de una industria competitiva que elimine su dependencia de los recursos para el crecimiento.

Rusia no está en la OMC ni en la OCDE, lo que provoca que el país tenga mayor margen de discrecionalidad y se vea sometido a menores presiones internacionales. Seguramente Rusia es la potencia mundial con más abusos de poder y uno de los países menos transparentes del planeta. Esta especie de economía sumergida en la economía mundial ha conseguido engatusar al resto del mundo. Creo que ante tal panorama, deberíamos eliminar la erre de la expresión BRIC.

Friday, January 07, 2011

Los precios de enero

Hace años que renuncié a entender todo lo que se refiere a ese mundo opaco de las eléctricas, recibo de la luz incluido, que utilizan un lenguaje cifrado que escapa a la comprensión del común de los mortales que solo entendemos la cantidad a pagar que, con el nuevo año, sube de forma espectacular.

Seguramente era necesaria esta subida de la luz por el famoso “déficit de tarifa, que dicen arrastramos desde el 2000 y significa que venimos pagando menos de lo que cuesta producir la energía que consumimos. Pero, ¿por qué el Gobierno no programó desde 2004 una escalada de subidas moderadas para reducir ese déficit sin esperar a que engordara la burbuja tarifaria que ahora, en lo peor de la crisis, nos explota en los morros?

Esa desidia gubernamental sorprende tanto como la escandalosa subida de la luz y sorprende más aún la explicación burda e irritante de dos miembros cualificados del Gobierno que culparon del tarifazo a la herencia del PP ¡después de siete años de gobierno socialista!; o la del el ministro Industria que remata la faena minimizando el coste de la subida como “lo equivalente al precio de un café”. ¿En qué país vive el ministro? ¿Cómo puede insultar a los españoles que desde hace tres años vieron incrementado el recibo de la luz en un 50% y saben que en 2011 volverá a subir?

Es un aguinaldo perverso que tengamos que pagar las negligencias de un Gobierno que subvenciona a espuertas las energías renovables y el carbón nacional -que los gallegos pagaremos por partida doble: con el cierre de As Pontes y Cerceda y en el recibo de la luz-, pero no fue capaz de implementar una política energética acorde a las necesidades del país.

El IPC subió el año pasado el doble que los salarios y ahora con la luz llega una escalada de subidas de precios: gas, combustibles, transportes, peajes, alimentos…, que nos hace a todos más pobres. A ver como la soportan quienes más sufren los rigores de la crisis: los parados, las familias en dificultades, los empleados públicos, pensionistas y trabajadores que tienen sus ingresos congelados y pierden poder adquisitivo a raudales.

En fin, que me gustaría empezar el año con más alegría, pero es lo que hay: gente abatida y envuelta en una inmensa ola de pesimismo porque sabe que le esperan salarios más bajos y recibos más altos. Y más sobresaltos y recortes.