Sunday, May 15, 2011

Preguntas a los candidatos

“O peor son estes momentos de incertidumbre, de non saber quen nos vai levar á próxima ruina”, reflexiona un personaje en una viñeta de Juan López Rico. Esa es la percepción de muchos ciudadanos que saben que, voten a quien voten, los elegidos tendrán que administrar la decadencia del universo municipal, tal como está la economía de los concellos y del país.

Tampoco ayudan mucho los partidos y candidatos que manejan unos ejes de comunicación que están faltos de imaginación y vuelven a los lugares comunes. Hablan mucho de paro, planes de austeridad y de compromisos éticos; de sueldos de los regidores, de la supresión de asesores y de regeneración de la vida pública, que es pura palabrería que sirve para zurrar al contrario. De los proyectos y planes para arreglar los problemas y mejorar, en lo que se pueda, la vida de los vecinos dicen poco.
Y los ciudadanos queremos saber, por ejemplo, en qué van a mejorar la organización de la vida y convivencia en los concellos; como van a impulsar la economía y, dentro de sus posibilidades, la creación de empleo; qué planes tienen -suelo industrial, trámites burocráticos, rebaja de impuestos- para atraer empresas y mantener el comercio; si van a pagar las deudas a las empresas y autónomos; la atención al rural y a los barrios; como van a tratar el transporte público y aliviar el caos circulatorio; qué servicios sociales -guarderías, residencias de mayores, dependencia- van a mantener y mejorar; si piensan buscar alguna solución al aparcamiento en superficie o van a continuar expulsando a los vecinos; si van a hacer algo para cortar el desmadre del precio de los aparcamientos, alguno tan escandaloso como el del Hospital de Santiago que se aprovecha de la enfermedad de la gente; si van a subir las tarifas de agua y basuras, de la contribución, el impuesto de circulación y otros. No lo dirán, pero sería interesante saber qué recortes van a aplicar en los servicios después del 22.

Candidatos y partidos tienen varios días para ilusionar y convencer con propuestas positivas para estas cuestiones y muchos otros problemas locales que son los que interesan y determinan el voto de los ciudadanos. Si solo llaman a “votar contra el otro”, tienen poco que ofrecer y parece que nos están invitando a elegir a aquel que gestione los ajustes que nos esperan de forma menos traumática.

Espectáculo lamentable

Cuenta Miguel Platón en el libro “¡Que políticos tan divertidos!” que Joaquin Garrigues, ministro de Obras Públicas en el primer Gobierno (1977) de la Unión de Centro Democrático, después de participar en varias reuniones del gabinete comentó: “Si la gente supiera lo que se discute en los Consejos de Ministros saldría corriendo a Barajas para tomar el primer avión”.

Parafraseando a aquel brillante político centrista, si los ciudadanos siguieran las sesiones semanales de control al Gobierno también pondría tierra por medio escapando del espectáculo lamentable que cada semana ofrecen los políticos en el Parlamento gallego.

En la refriega dialéctica del miércoles pasado el presidente de la Xunta y los dos líderes de la oposición volvieron a zurrarse con reproches y acusaciones que, siendo habituales en todas las sesiones, esta vez subieron de tono anticipando lo que está ocurriendo en la campaña electoral. Que algunos diputados y diputadas tengan que ser llamados al orden reiteradamente completa un espectáculo denigrante que a veces presencian grupos de escolares. Un pésimo ejemplo.

Es cierto que las sesiones de control al Gobierno forman parte de la dinámica parlamentaria y allí ni los unos ni los otros van a abrigarse, sino a debatir. Pero antes que acosar al contrario con ataques y descalificaciones deberían ocuparse de los problemas que preocupan en la calle, como el paro, la pérdida de poder adquisitivo por la escalada de precios y merma de los salarios, la asfixia de pequeños empresarios y autónomos y otras cuestiones, que no merecieron la atención de sus señorías, salvo para reproches mutuos.

Es vergonzoso e hasta insultante que día tras día se ocupen de quien tiene más corruptos en sus filas, quien lleva más imputados o tránsfugas en las listas, quien envió más embajadores a América en busca del voto o quien emplea a más asesores y cargos de confianza en concellos y diputaciones. Lamentablemente, la recia administración de recursos y la pureza de comportamientos democráticos no forman parte de su manual de cabecera.

En fin, que los ciudadanos les encomendamos los destinos del país, a unos para gobernar, a otros para presentar alternativas desde la oposición y a todos para que busquen soluciones a los problemas de la Galicia real. Pero ellos, que no viven las angustias de la gente corriente, se divierten relajados zurrándose al badana. Pocas veces es tan perceptible la distancia entre la ciudadanía y sus representantes políticos.

Saturday, May 07, 2011

¡Gerónimo, cuántas dudas!

Me abruman las dudas. Las dudas morales que normalmente me sobrevienen cuando se lee y se escucha cierta información, en este caso: la muerte de Osama Bin Laden.

Occidente está contento. Obama acaba de dar un significado a su elección tras su predecesor George W. Bush y acaba de firmar su continuidad en el gobierno. Todos estos años de lucha contra un ser a veces dado por muerto, a veces dado por invencible, cobran sentido. Sin embargo, pronuncio Obama y recuerdo el Premio Nobel de la Paz que se le otorgó en el año 2009. Premio cuestionado, por el hecho de que coloca en el mismo nivel a Kofi Annan, Mandela, Rigoberta Menchú o el mismo Dalái Lama… ¿En qué se parecen estas personas? Todas mantienen una relación, sin embargo, a Obama no sé cómo encajarlo.

¿Hasta qué punto el fin justifica los medios? Creo que no hay manera objetiva de dar respuesta a esta pregunta. En este caso, a pesar de que se haya acabado con el instigador de grandes matanzas, de crímenes contra la humanidad, de catástrofes a lo largo y ancho del globo terráqueo… a pesar de que se trate de una acción legal por ser acto de guerra, a pesar de que sea el reconforte que miles de familias necesitan… ¿En qué momento se rompen las normas preconcebidas de captura y juicio? ¿En qué momento no se da el derecho a la réplica, no se escucha su alegato, no se siguen los cauces normales de la democracia en la que vivimos y tanto instamos?

Además se escuchan justificaciones como “se le iba a atrapar pero intentó defenderse”, siempre señalando que “no iba armado”… ¿Cómo un hombre desarmado puede resultar una amenaza para todo el grupo que entró en Bilal Town? ¿Hasta qué punto es necesario ver como ahora se suceden piezas informativas que levantan sospechas contra los Seals, por su supuesto maltrato a los niños y mujeres que vivían en la casa? Cuando se actúa correctamente, sobran las explicaciones, van intrínsecas al propio acto.

Si con la muerte de Bin Laden se terminase con el terrorismo, si él fuera el fin y los medios, si este hecho no conllevara una serie de amenazas que desconocemos hasta qué punto van a verse cumplidas… entonces, y con reservas, podría calmar un poco más la moral.

En cambio, no dejo de imaginar la atrocidad que para sus seguidores puede ser que asesinen a su guía –considerado ahora mártir-, no dejo de imaginar la venganza que pueden organizar los islamistas radicales, no dejo de intentar razonar el porqué de la humillación en su “entierro” –teniendo en cuenta el deseo de que no haya un centro de peregrinación en el lugar donde se sitúe su tumba-, y sobre todo, no dejo de pensar en porqué a un terrorista de ETA se le juzga, a los grandes dictadores, se les juzga –no olvidemos el final de Sadam Hussein-, a los antiguos miembros del IRA, se les juzga…

Y todo lo construido, se va a pique tras este asesinato. Perfecto que haya sido capturado, genial por no rendirse ante esta la lucha contra estos movimientos radicales, enhorabuena por buscar un mundo en paz… pero veamos qué ocurre cuando los patrones y los estándares que usamos e imponemos se quebrantan.

Grandes los Seals, pero ¿hasta qué punto es legal dotar de todo poder a un grupo militar? En el amor y en la guerra no hay normas, se suele decir; en cambio, debería puntualizarse que es en las unidades especiales donde no las hay. Ellos son los que pueden hacer todo aquello prohibido en las guerras convencionales. ¿Y cuál es su mayor fuerza? Que atacan como los terroristas. Complicada decisión, el poder sin control puede causar estragos.

Por ahora, lo que vemos es que a los políticos, a la gente de la esfera institucional, a los iguales de Obama les cuesta argumentar, les cuenta mantener una postura sólida, y lo más importante, a los grandes pensadores les abruman las dudas y las contradicciones entre ellos. Por ello, la solución será dar tiempo al tiempo, que es él quien pone a cada uno en su lugar.

Emergencia nacional

Un año después de que al presidente Zapatero le enseñaran en Europa las orejas del lobo de la crisis se puede decir que la política económica y las reformas emprendidas desde entonces por su gobierno, incluida la laboral, no han tenido éxito porque no lograron el objetivo de sacar al país del estado de postración económica.

El primer indicador del fracaso es el paro. La Encuesta de Población Activa del viernes pasado sitúa el número de parados al borde de los cinco millones. Esta caída del empleo en 256.500 personas entre enero y marzo se produce en un contexto de reducción de la población activa, con el agravante de que se perdieron más puestos de trabajo indefinidos que temporales y que el empleo destruido se ceba de forma especial con los menores de 34 años. A estas alturas hay un millón largo de hogares con todos los miembros en paro -22.500 en Galicia-, y dos millones de parados que ya no perciben prestación alguna. Son demasiadas cabezas pensando, muchos brazos caídos y millones de proyectos vitales truncados

La EPA es la radiografía de un desastre nacional. Es la expresión numérica de la tragedia que viven millones de personas destrozadas anímicamente que salen a diario -muchos perdieron toda esperanza de encontrar empleo y ya no salen- en busca de un puesto de trabajo llamando a todas las puertas, entregando decenas de currículos o presentándose a entrevistas de empleo para nada.

Hay otros indicadores de que la economía está hecha un desastre sin que aparezca señal alguna -los famosos brotes verdes- de remontada de la crisis, lo que indica que, o nuestros males no tienen solución o esta se buscó por caminos equivocados. Pero el paro es el primer problema y sus cifras reflejan un fracaso colectivo: del Gobierno, cuyo proyecto, huérfano de propuestas y soluciones, está agotado; de la oposición mayoritaria que no presenta sus alternativas; de los sindicatos, cada día con menos capacidad de convocatoria, y de la patronal, que llevan meses ocupados negociando el llamado pacto social mientras el país se desangra.

¿No deberían sentarse -también en Galicia- para buscar juntos remedios para superar la crisis y cortar la caída libre del país hacia el abismo económico y social? Puede que sea mucho pedir en vísperas electorales, pero es lo que demanda esta situación que se puede calificar de emergencia nacional.

Comparaciones

Siempre se dijo que “las comparaciones son odiosas” y puede que sea verdad, pero a veces son necesarias y, más que odiosas, son irritantes.

La semana pasada, cuando los periódicos y los dirigentes de los partidos se ocupaban de la liberación del etarra Troitiño y de su fuga posterior, se supo que otro recluso de la cárcel de Huelva, Miguel Montes Neiro, preso desde 1976, iniciaba una huelga de hambre como medida de protesta porque no entiende como después de tantos años de pena cumplidos no lo dejen en libertad.

Montes Neiro ingresó en prisión un año después de la muerte de Franco -¡xa choveu!- por desertar del ejército y no saldrá hasta el año 2021 cuando expira el cumplimiento de las condenas por haber cometido veinticuatro delitos menores y cinco fugas. No tiene delitos de sangre y la pena más elevada que pesa sobre él es una condena de seis años por un delito contra la salud pública.

Es muy difícil entender lo que no se puede explicar con una mínima dosis de lógica y sentido común. Al menos no se puede entender que Montes Neiro lleve 35 años en prisión y, si no le conceden el indulto, aún le resten diez de cumplimiento de condena, mientras uno de los terroristas más sanguinarios del llamado Comando Madrid, autor de veintidós asesinatos, haya sido puesto en libertad antes de haber cumplido los treinta años de reclusión que establece la ley.

Parece que el tribunal de sesudos juristas de la Audiencia Nacional se amparó en una resolución del Tribunal Constitucional y rectificó poco después en base al criterio aplicado por el Tribunal Supremo en un caso similar para revocar la libertad concedida y ordenar la búsqueda de Troitiño que, por ahora, está en paradero desconocido.

Una decisión precipitada o poco estudiada que añade un nuevo descrédito para la justicia, cuya balanza no parece muy equilibrada en estos dos casos. Al delincuente común, un hombre enfermo y seguramente pobre, lo deja pudrir en la cárcel por delitos menores. En el caso del etarra sanguinario se opta por una interpretación garantista de la ley que, además de representar una burla para las víctimas, crea gran desconcierto en la sociedad.

Castelao dibujó a dos paisanos tristes y rendidos, que se preguntan: “E agora, ¿a quen podemos recurrir para librarnos da xusticia?. Y Curros en “Mirando ó chau” relata la ligereza con que se condena a una víctima que “¡quizais é un imbécil, quizais naceu tolo, quizais é inocente…! Y Dios, que desde lo alto contempla la escena exclama: “Si esto é a xusticia, que o demo me leve”.

Sunday, May 01, 2011

Estamos desamparados

Dicen los populares que el Gobierno pretende colocar a sus altos cargos en las Comisiones Nacionales de la Energía y de las Telecomunicaciones y ellos quieren que esos cargos sean designados por el Congreso en aras a “reforzar su independencia y profesionalidad”.

En el fondo, ambos partidos libran esta pelea -y otras muchas- más para situar a sus afines en los consejos de los organismos reguladores que para defender mejor a los ciudadanos frente a los abusos de las empresas y de los mercados. Por eso, a los consumidores casi nos da igual que el Gobierno nombre estos cargos a dedo o que sean nombrados por el Parlamento.

Sirva un ejemplo como ilustración. Hace unos días, la Comisión Nacional de la Energía, el máximo órgano regulador de este mercado, denunciaba el desamparo del ciudadano ante las compañías eléctricas y admitía que las numerosas quejas de los usuarios “revelan una situación de indefensión frente a una regulación poco clara y al incumplimientos de la normativa vigente por parte de las empresas”.

Ese desamparo lo sufrimos por el proceder de las compañías que lo mismo cobran recibos por consumo estimado que dicen regularizar al mes siguiente, como tardan en devolver las cantidades cobradas indebidamente, no contestan a las llamadas y reivindicaciones y cometen otros abusos. Es decir, vulneran nuestros derechos de consumidores que están protegidos por una norma de rango superior a la autorización del ministerio de Industria en la que se amparan.

Que se sepa, la denuncia de la Comisión Nacional de la Energía, cuyos consejeros quieren renovar ahora, no tuvo respuesta por parte del Gobierno -ministerio de Industria- ni mereció comentario alguno de la oposición. Ambos deben estar entretenidos en dilucidar si hay más corrupción en los verdes o en los colorados, como decía Cantinflas en una interpretación memorable. Tan solo la Xunta dice que va a investigar los abusos de las eléctricas denunciados ante el Instituto Galego de Consumo, pero temo que, como le ocurriera a don Quijote, pierda la batalla contra tan poderosos gigantes.

De modo que da igual que utilicen el dedo gubernamental o den cierta apariencia democrática a los nombramientos para los consejos de los organismos reguladores. Los consumidores seguiremos desamparados frente a los abusos de las eléctricas y de otras empresas. Lamentable, pero cierto.

Semana Santa

No creo que España haya dejado de ser católica, como afirmaba don Manuel Azaña, pero ochenta años después sí es verdad que hemos dejado de ser tolerantes y respetuosos. El último ejemplo lo ofrecen un grupo de extremistas que tienen a la Iglesia Católica en el punto de mira, lo que no se atreven a hacer con la religión musulmana.

Semanas atrás comentamos en esta columna la profanación de la capilla del campus de Somosaguas y hace unos días la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (Amal) llegó a convocar una procesión atea para mañana, Jueves Santo, por las calles del castizo barrio de Lavapiés que al final fue prohibida por la Delegación del Gobierno. Uno de los miembros del colectivo convocante declaraba a una emisora de radio: “Somos pocos, representamos un frente ideológico dedicado única y exclusivamente a castigar a las conciencias católicas. Nuestro propósito es hacer daño y no nos andamos con contemplaciones”.

Sobran comentarios. La ideología de estas gentes parece que se fundamenta en fomentar la animadversión a los católicos y a sus creencias, cuyo ejemplo paradigmático son las celebraciones de la Semana Santa que los creyentes viven con devoción desde la fe.

Pero la Semana Santa también se puede vivir desde la descreencia, el agnosticismo o la indiferencia “pasando” de viejas costumbres y ritos profundamente arraigados en nuestra cultura que estos días compendian muchos siglos de historia en actos de gran vistosidad y belleza, simbiosis de religiosidad y bullicio, de tradición y modernidad, que concitan una gran atención popular.

Ahora bien, desde la fe, el agnosticismo o la indiferencia, el desfile de los pasos que representan los últimos días del Dios de los cristianos exige la actitud de tolerancia y de profundo respeto que merecen los fieles participantes, las cofradías organizadoras y los curiosos apostados en las rúas de Ferrol, Viveiro o Fisterra, por citar las procesiones gallegas más espectaculares. No hace falta creer en Dios para ver las procesiones y admirar la belleza de su imaginería y para percibir y sentir la grandiosidad artística que esos días desfila ante nuestros ojos.

Pero España sigue siendo diferente y algunos, como los de esa asociación madrileña, aún no han aprendido a convivir en el marco de un Estado aconfesional en el que todos debemos ser respetuosos con todas las ideas y creencias.

Qué fácil es olvidar el pasado

Ya no tenemos en cuenta que cuando lo necesitamos, ellos nos acogieron. No sirven esas respuestas que no cesan de escucharse de “pero hacíamos lo que ellos no querían”, “pero no se nos pagaba bien”, pero... ¡Obviamente! como los que llegan ahora a nuestras fronteras; sinceramente no creo que dependa en mayor medida de la procedencia que de la preparación: ¿podíamos ofrecer algo mejor de lo que sus habitantes ofrecían? Pensémoslo.

Llevamos años ignorando ese hecho de la historia, y lamentándonos de que miles de Sudamericanos llegan a nuestros país, y más ¡cuándo no hay trabajo para nosotros! La situación está complicada para todo el mundo, obviamente, pero ellos no nos están robando nada, se limitan a aceptar aquello que nosotros hemos rechazado en primer lugar. Me dan igual los motivos, me dan igual las excusas, simplemente lo aceptan y nosotros no.

¿Es pecado intentar labrarse un futuro? ¿Es pecado buscar que su familia tenga una mejor vida? No lo creo, ya que nosotros, en su lugar, haríamos lo mismo.

¿Entonces qué es lo que estamos presenciando ahora? ¿A qué se debe intentar modificar los acuerdos del espacio Schengen? Qué facilidad mostró la UE para crear acuerdos preciosos, idílicos, libertades para todos y en todos los campos... hasta que ya no nos conviene. Hasta que vemos que miles de personas están llegando a nuestro gran y libre espacio intentando huir de una muerte asegurada. Ahora Italia se queja, ahora Francia ve que no puede aceptarlos... En cambio en Siria, Libia no deja de haber familias que hacen las maletas confiando que alguien les dará cobijo...

Eso sí, siempre lo expresamos de manera bonita... “no se intenta eliminar el acuerdo, se busca reestablecer algún tipo de control fronterizo”... En fin, mismo contenido y distinto continente.

Veremos cómo actuamos, veremos si se les acaba otorgando un permiso temporal de estancia o si se empiezan a cerrar las fronteras...

Mientras, sólo espero que Europa no pase por una crisis, ya que en ese momento nos merecemos que todos nos den la espalda, como nosotros hemos hecho y hacemos cuando nos necesitan. África, ahí donde está, recibe el doble de emigrantes que nosotros, que nos expliquen su técnica, ya que creo que debemos aplicarla. Se suele decir que el que más da es el que menos tiene, y día a día se demuestra.

Y lo peor, es que dos se quejan, y 25 se callan: los estados del bienestar, los países nórdicos con su gran nivel de vida.... ¡Y que nada se lo perturbe! ¿Dónde queda el derecho de asilo? Veremos en qué acaba la cosa y si realmente, las normas no son tan frágiles y variables como algunos pretenden.

Tiempos modernos

En estos tiempos en que el petróleo sube y la nuclear asus-tan, ¿qué hacemos? Reservas de petróleo para 92 días, mejores conexiones a las redes de suministro, diversificar las alianzas estratégicas, posicionar nuestras empresas en los mercados. ¿Por qué no pensar en algo sostenible en el tiempo, que además nos permita ser punteros, innovar, exportar, crecer? Es verdad que la crisis es un hándicap, pero también una oportunidad para pensar en qué nos vamos a convertir. No puede ser que lo que más exportamos sean coches y los facturen empresas extranjeras. La lógica económica hará que pronto esto también acabe. Podemos seguir escuchando elecciones, primarias y más elecciones día tras día, pensando que estamos en el descanso de la crisis como si se tratara de un partido cuya segunda parte comienza en marzo, y sintiendo el acecho de un posible rescate. Por si tuviéramos poco, una vez más las medidas del BCE, que prevé subir los tipos de interés, nos cogerán a contra pie.
Deberíamos exigir una transición hacia el nuevo ejecutivo que asegurara un plan sostenible, consensuado y de futuro. Si no pensamos en I+D, a medio y largo plazo hay poco que hacer. No puede ser que unos se dediquen a buscar un candidato que les permita disfrazar su debacle mientras desempañan los cristales del país, mientras los otros se limitan a dejar pasar el tiempo y que el desgaste les haga su trabajo. Tenemos lo que merecemos. El individualismo, el “nuevo riquismo” y la sociedad del mero titular nos han hecho perder la solidaridad necesaria para abordar un futuro en el que el consenso social dote de sentido común a nuestra política, gobierne quien gobierne. Seguramente el próximo presidente sea Rajoy. Da miedo pensar que posiblemente no sea el candidato preferido por sus votantes e imaginar que en el seno de Génova, donde no parece dirigir demasiado, no se atrevan a celebrar unas primarias que quizá revitalizaran a los socialistas. Digno de una de Chaplin.