La campaña electoral entra ya en su recta final y, por lo visto hasta ahora, es una de las más pobre en ideas, austera en el despliegue de medios materiales -cartelería, megafonía callejera, cuñas publicitarias- y comedida en ofertas de los candidatos, muy remisos a la hora de prometer, conscientes de que las cuentas están escuálidas, la mayoría de los ayuntamientos en quiebra y las autonomías endeudadas, sin un euro en sus arcas.
Pese a tratarse de elecciones locales, la impresión es que la batalla se está librando a nivel nacional -en Galicia también en clave autonómica- porque así lo han querido los partidos mayoritarias que afrontan la campaña como hacen los equipos de fútbol en los partidos trascendentales que salen al campo tanteándose y, más que confiar en sus propias fuerzas, esperan que el rival cometa algún fallo para inclinar el resultado a su favor.
En los mítines unos presumen de política social y otros venden fórmulas mágicas para arreglar los problemas del país y se demonizan mutuamente para estimular el “voto del miedo”, alertando sobre el apocalipsis que traerá votar a la formación contraria. Dice I. Camacho que parecen “locuaces muñecos de feria” emitiendo mensajes exaltados ante los que nadie se siente concernido, salvo sus fans, incapaces de pensar por su cuenta.
No se si será por la escasez de ideas y por tanta descalificación, pero la gente de la calle no está enganchada a esta campaña ni confía mucho en las elecciones del domingo. Los ciudadanos están más preocupados ahora por el estado de la economía -y de su propia economía- que está enferma, muy enferma. Los datos -crecimiento muy débil, cifras de paro, inflación y otros- son malos y las previsiones para el futuro inmediato nada halagüeñas, lo que indica que la crisis está bien enraizada y necesitará nuevas medidas de ajuste que nos ocultan.
El humorista Máximo dibujó un mapa de España con esta leyenda en su interior: “si hay algún médico en la sala que se presente”. En democracia, el mejor médico de la sala es el hecho sustantivo de las elecciones, que nos dan la oportunidad de elegir aquella oferta que cada cual considere va a defender mejor los intereses generales y los suyos propios a través de la acción de gobierno de los políticos. Por tanto, pese a su mediocridad y al desencanto dominante, el domingo toca votar, es nuestro turno.
No comments:
Post a Comment