''¡HAY QUE VER lo que se está haciendo esperar el caos!", decía el personaje de una viñeta alarmado por el avance del gran tsunami de la crisis, ahora en forma de deuda gigantesca, que amenaza los cimientos económicos y políticos de occidente, sobre todo de la vieja Europa. No hay día sin convulsiones y en el fondo siempre están las dudas sobre la solvencia de algunos países. Las agencias de calificación se reparten el juego en esa carrera de relevos para agitar a los mercados, el sobrecoste de la deuda alcanza porcentajes alarmantes, caen las bolsas, los países no pueden sostener el ritmo de vida que llevan e implantan medidas de ajuste brutales -las últimas en Italia- y parece que caminamos hacia el abismo. Todo indica que el caos ya está aquí. La vieja Europa, que no fue capaz de articularse en una unión política y fiscal, se muestra hoy desunida y torpe para dar respuestas firmes y rápidas para rescatar a pequeños países en dificultades y, de seguir por este camino, va a tener que rescatarse a sí misma si quiere salvar la unidad económica y monetaria y mantener el sueño de alcanzar algún día la unidad política. Está en juego todo el entramado de la Unión, desde la estabilidad del euro hasta el mercado único. Europa es simpática, aburrida e irrelevante, no es lo suficientemente peligrosa para llamar la atención ni lo suficientemente dinámica e influyente para atraerla, como ocurre con China, escribía en octubre de 2009 Timothy Garton Ash, que ya entonces, en circunstancias bien distintas, decía que el viejo continente es como una gran Suiza dividida en cantones y cada uno de ellos defiende ferozmente sus tradiciones y su autogobierno pero, como dice Moisés Naím, son incapaces de defender juntos el proyecto más imaginativo e innovador de la geopolítica mundial como es consolidar a Europa como un actor económico integrado y un protagonista político cohesionado en el escenario internacional. Sobra proteccionismo, falta liderazgo y privan un cúmulo de intereses que son el reflejo de la resistencia de cada nación a perder el poder. Mañana Europa tiene una cita con el destino y si no alcanza un compromiso colectivo para salvar a Grecia, evitar nuevos rescates de Irlanda y Portugal y apuntalar la eurozona, como dice el ministro de Finanzas italiano, nos hundimos todos, incluidos los pasajeros de primera clase.
No comments:
Post a Comment