En este país acongojado las noticias son tantas y se suceden con tanta velocidad que probablemente pocos se acuerden de que la semana pasada la Asociación Española de Banca y el Banco de España volvían a arremeter contra los salarios de los trabajadores a los que culpan de que la economía no dé el salto para salir de la crisis.
El presidente de la patronal bancaria sostiene que la única vía para la recuperación pasa por una “devaluación interna” de los salarios y el Banco de España va más allá y sentencia que “el repunte de los salarios es preocupante y pone en riesgo la recuperación económica”.
No alcanzo a saber si los salarios “culpables” son los de los banqueros y altos directivos de empresa o son los de los millones de trabajadores que cobran el salario mínimo o andan bordeando los mil euros.
La casualidad informativa quiso que el mismo día que el presidente de la AEB y el banco emisor hacían este diagnóstico, el Financial Times publicaba que el sueldo de los banqueros subió un 36 por cien en 2010 y situaba en la élite de los mejor pagados a varios españoles. También está publicada la relación de los nueve ejecutivos patrios mejor retribuidos, con sueldos que oscilan entre los 3,86 y los 10 millones los euros, bonus aparte. Y si hablamos de los consejeros ejecutivos y principales directivos de las firmas cotizadas en Bolsa, su sueldo medio superó el millón de euros en 2010.
También fue casualidad que el mismo día el ministro de Trabajo anunciara para el año próximo una subida discreta -entre el 1,5 y el 2,5 por cien- del Salario Mínimo Interprofesional, que asciende a la astronómica cantidad de 641 euros al mes. En esa banda salarial y en el “selecto club” de los mileuristas están la inmensa mayoría de los trabajadores españoles cuyos sueldos son “culpables” del paro y del estancamiento de la economía española, según estos gurús de las finanzas. Deberían apuntar en otra dirección.
“Me sobra mes al final del sueldo”, decía irónicamente una pancarta de una manifestación del sábado. Los ciudadanos, afirma el profesor Antón Costas, “tienen razón para estar indignados por tener que cargar sobre sus espaldas las alegrías de los banqueros” que ahora eluden sus responsabilidades y demonizan a los salarios precarios y escasos de los trabajadores que, a este paso, acabarán pagando por trabajar. Al tiempo.
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