El presidente de la patronal Joan Rosell estuvo el pasado 26 de marzo en la Moncloa, en la reunión que mantuvo el presidente del Gobierno con la elite del empresariado que, según dicen los exegetas monclovitas, tanto estimula y reafirma a José Luis Rodríguez Zapatero en el camino emprendido de las reformas estructurales para dinamizar la economía, hasta el punto de que en algunos círculos mediáticos llaman a esta cumbre de los grandes empresarios "la tercera cámara" del país. Al día siguiente de esa reunión todos los medios de comunicación resaltaron la intervención y peticiones realizadas por el mandatario del Banco de Santander al presidente del Gobierno. La primera, que no abriera su sucesión, petición que no fue escuchada, y falta por ver si le hace caso a la segunda y agota la legislatura.
Sin embargo, pocos medios informaron de la enérgica intervención de Joan Rosell que abogó por profundizar en la reforma laboral y por desjudicializar los conflictos laborales. Pero la reflexión -y denuncia- estrella del presidente de la patronal versó en torno al absentismo laboral y aportó un dato escalofriante: cada día hay en España un millón de personas que no acuden a su puesto de trabajo y, de ellas, en torno a 400.000 no tienen causa justificada para no hacerlo.
No sabría cuantificar el descalabro económico de tanto escaqueo laboral, pero no hacen falta muchas luces para concluir que repercute severamente en la productividad y competitividad de la economía del país.
Además de representar una ofensa para los millones de autónomos que no pueden "caer enfermos", un agravio para los trabajadores que cumplen con sus obligaciones laborales y un insulto para los parados que buscan desesperadamente una ocupación en la que demostrar su profesionalidad. Desconozco también en qué punto está el proceso de negociación colectiva que llevan a cabo los agentes sociales y si este asunto del absentismo laboral está siendo objeto de estudio en sus largas reuniones. Pero el Gobierno, la patronal y los sindicatos deberían preocuparse por esta inmensa bolsa de inasistencia al trabajo y poner algún remedio a la vieja lacra social del escaqueo que en gran medida explica la baja productividad de los españoles.
Calculen ustedes, pero entre absentismo laboral, liberados sindicales, economía sumergida y evasión fiscal el país se asemeja a un cuchillo sin mango y sin filo. Así estamos.
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