Hoy se confirma la noticia que tanto esperábamos: Gbagbo ha pedido a sus fieles, tras su detención por medio de las fuerzas militares de Ouattara, el fin de la lucha armada.
Parece que el ex presidente de Costa de Marfil ha entrado en razón, tras los diez días en los que se negó a aceptar la elección democrática de su sucesor. La intervención de la ONU, representada por Francia, parece haber sido decisiva en la finalización de este conflicto.
Sigue siendo un misterio el grado de involucración de Francia, ya que, según su embajador en el país, simplemente eliminaron las armas pesadas de los fieles de Gbagbo, para impedir el ataque a civiles; otras voces claman que su presencia fue mucho mayor, habiendo incluso detenido ellos mismos a este renegado ex presidente.
El resultado de su actuación, más de un millar de víctimas en estos días de sucesivos bombardeos, ya que sus únicas palabras eran “no estamos en negociaciones para irme, ¿irme a dónde?”. La comunidad internacional por fin apoya y se involucra en que una elección democrática llegue a buen puerto. Quizá no fue suficiente, ya que un presidente electo ha valido muchas vidas.
Ahora el futuro de Gbagbo está en manos de la ONU. Sólo queda esperar a ver qué pena cumple por todos los delitos y las atrocidades que ha cometido. Esperemos que ni su edad ni su estado de salud sean alicientes para que todos los “pecados” cometidos queden impunes.
Una buena noticia, el principio de un largo camino. Lástima que todo quede en un castigo y no en una prevención que hubiese evitado llegar a esta situación. Que sirva de ejemplo, de base para ir mejorando: si se promueve la democracia, se defiende la democracia, sin dejar que un país sufra tanto por lo que le enseñamos como legítimo.
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