Ya no tenemos en cuenta que cuando lo necesitamos, ellos nos acogieron. No sirven esas respuestas que no cesan de escucharse de “pero hacíamos lo que ellos no querían”, “pero no se nos pagaba bien”, pero... ¡Obviamente! como los que llegan ahora a nuestras fronteras; sinceramente no creo que dependa en mayor medida de la procedencia que de la preparación: ¿podíamos ofrecer algo mejor de lo que sus habitantes ofrecían? Pensémoslo.
Llevamos años ignorando ese hecho de la historia, y lamentándonos de que miles de Sudamericanos llegan a nuestros país, y más ¡cuándo no hay trabajo para nosotros! La situación está complicada para todo el mundo, obviamente, pero ellos no nos están robando nada, se limitan a aceptar aquello que nosotros hemos rechazado en primer lugar. Me dan igual los motivos, me dan igual las excusas, simplemente lo aceptan y nosotros no.
¿Es pecado intentar labrarse un futuro? ¿Es pecado buscar que su familia tenga una mejor vida? No lo creo, ya que nosotros, en su lugar, haríamos lo mismo.
¿Entonces qué es lo que estamos presenciando ahora? ¿A qué se debe intentar modificar los acuerdos del espacio Schengen? Qué facilidad mostró la UE para crear acuerdos preciosos, idílicos, libertades para todos y en todos los campos... hasta que ya no nos conviene. Hasta que vemos que miles de personas están llegando a nuestro gran y libre espacio intentando huir de una muerte asegurada. Ahora Italia se queja, ahora Francia ve que no puede aceptarlos... En cambio en Siria, Libia no deja de haber familias que hacen las maletas confiando que alguien les dará cobijo...
Eso sí, siempre lo expresamos de manera bonita... “no se intenta eliminar el acuerdo, se busca reestablecer algún tipo de control fronterizo”... En fin, mismo contenido y distinto continente.
Veremos cómo actuamos, veremos si se les acaba otorgando un permiso temporal de estancia o si se empiezan a cerrar las fronteras...
Mientras, sólo espero que Europa no pase por una crisis, ya que en ese momento nos merecemos que todos nos den la espalda, como nosotros hemos hecho y hacemos cuando nos necesitan. África, ahí donde está, recibe el doble de emigrantes que nosotros, que nos expliquen su técnica, ya que creo que debemos aplicarla. Se suele decir que el que más da es el que menos tiene, y día a día se demuestra.
Y lo peor, es que dos se quejan, y 25 se callan: los estados del bienestar, los países nórdicos con su gran nivel de vida.... ¡Y que nada se lo perturbe! ¿Dónde queda el derecho de asilo? Veremos en qué acaba la cosa y si realmente, las normas no son tan frágiles y variables como algunos pretenden.
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