Un año después de que al presidente Zapatero le enseñaran en Europa las orejas del lobo de la crisis se puede decir que la política económica y las reformas emprendidas desde entonces por su gobierno, incluida la laboral, no han tenido éxito porque no lograron el objetivo de sacar al país del estado de postración económica.
El primer indicador del fracaso es el paro. La Encuesta de Población Activa del viernes pasado sitúa el número de parados al borde de los cinco millones. Esta caída del empleo en 256.500 personas entre enero y marzo se produce en un contexto de reducción de la población activa, con el agravante de que se perdieron más puestos de trabajo indefinidos que temporales y que el empleo destruido se ceba de forma especial con los menores de 34 años. A estas alturas hay un millón largo de hogares con todos los miembros en paro -22.500 en Galicia-, y dos millones de parados que ya no perciben prestación alguna. Son demasiadas cabezas pensando, muchos brazos caídos y millones de proyectos vitales truncados
La EPA es la radiografía de un desastre nacional. Es la expresión numérica de la tragedia que viven millones de personas destrozadas anímicamente que salen a diario -muchos perdieron toda esperanza de encontrar empleo y ya no salen- en busca de un puesto de trabajo llamando a todas las puertas, entregando decenas de currículos o presentándose a entrevistas de empleo para nada.
Hay otros indicadores de que la economía está hecha un desastre sin que aparezca señal alguna -los famosos brotes verdes- de remontada de la crisis, lo que indica que, o nuestros males no tienen solución o esta se buscó por caminos equivocados. Pero el paro es el primer problema y sus cifras reflejan un fracaso colectivo: del Gobierno, cuyo proyecto, huérfano de propuestas y soluciones, está agotado; de la oposición mayoritaria que no presenta sus alternativas; de los sindicatos, cada día con menos capacidad de convocatoria, y de la patronal, que llevan meses ocupados negociando el llamado pacto social mientras el país se desangra.
¿No deberían sentarse -también en Galicia- para buscar juntos remedios para superar la crisis y cortar la caída libre del país hacia el abismo económico y social? Puede que sea mucho pedir en vísperas electorales, pero es lo que demanda esta situación que se puede calificar de emergencia nacional.
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