Tuesday, March 15, 2011

El mal está hecho

Un pequeño empresario de la hostelería que pelea cada día en el mercado con las dificultades y el riesgo, decía que la reducción de la velocidad en autovías y autopistas es como una metáfora de la marcha lenta y cansina a la que circula este país en su funcionamiento, que siempre circula en marchas cortas, con una lentitud exasperante en comparación con las naciones de nuestro entorno.

El empresario ponía, entre otros, el ejemplo de AENA como paradigma de esa lentitud por la gestión de su penúltima historia laboral. Desde hace un tiempo, los empleados de esta compañía venían avisando de una situación de preconflicto planteado por la decisión gubernamental de privatizarla en un porcentaje del 49%. Hay que suponer que los directivos de la empresa -y su patrón, el Ministerio de Fomento- sabían del malestar de los trabajadores, que requería una sentada para dialogar y acabar con el conflicto latente aunque fuera con un mal arreglo para todas las partes, que siempre es mejor que un buen pleito.

Pero el conflicto se dejó enquistar y ahora, a pocos días de la Semana Santa, los sindicatos de AENA convocan ¡22 días de huelga! con un calendario tan perfecto que incluye festivos, puentes y vacaciones, las fechas más sensibles para la población, y tan perverso que casi es imposible hacer más daño a los viajeros, a la industria turística y al país que tenía depositadas muchas esperanzas en la reactivación del turismo, que es de las pocas fortalezas que aún conserva nuestra economía.

La actitud de los sindicatos se puede calificar como chantaje y presión inaceptable; también se puede hablar de su irresponsabilidad por poner en peligro miles de puestos de trabajo para defender sus intereses, pero ellos ejercen su derecho a la huelga y lanzan el mensaje al mundo de que no se viaje a España. Los operadores ya reciben numerosas órdenes de anulación de reservas, muchos viajeros del exterior eligen otros destinos y los del interior otras alternativas. Por tanto, el mal está hecho.

Ahora los dirigentes de AENA tienen prisa para alcanzar la solución a un conflicto que deriva de su negligencia -y por elevación del ministerio- por no haber reaccionado a tiempo para hacer frente a un problema que sabían que existía. Además, llueve sobre mojado porque aún están vivas en la memoria las imágenes de diciembre cuando los controladores dejaron tirados a millones de viajeros. Que pertenecen a la misma empresa y dirigen los mismos directivos, cuya capacidad de gestión está en entredicho.


Es una irresponsabilidad convocar esta huelga que afecta al sector turístico y pone en peligro miles de empleos. Pero los directivos de AENA no supieron anticiparse para solucionar el conflicto.

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