Monday, January 18, 2010

Internacionalizar nuestra lengua

La recomendación número 3 del estudio ‘La internacionalización de la economía gallega 2009’, publicado recientemente por la Fundación Caixa Galicia, recoge textualmente: “Resulta imprescindible mejorar el nivel de idiomas en todos los ámbitos de la empresa a fin de que este aspecto, lejos de ser la barrera a la internacionalización que supone en la actualidad, pase a convertirse en una ventaja competitiva de las empresas gallegas en su proceso expansivo”.

Es una reclamación que hacen los principales agentes de la economía gallega. Por supuesto, mejorar el nivel de idiomas significa asegurar las competencias lingüísticas en otras lenguas con las que poder competir en los mercados internacionales, además del gallego y del castellano. La reclamación de los empresarios es la consecuencia de un sistema educativo precario en materia de formación en idiomas. La inmensa mayoría de nosotros hemos estudiado un montón de años un idioma extranjero y somos conscientes de que nuestras habilidades para defendernos en otro país no dejan de ser muy escasas.

Afortunadamente eso está cambiando entre nuestros jóvenes, cada vez más acostumbrados a pasar un tiempo en el extranjero. Sin embargo, la enseñanza efectiva y de calidad de otros idiomas no debe ser un obstáculo para el conocimiento de las lenguas que, en nuestro caso, son oficiales de Galicia. No se trata de eliminar, sino de formar a nuestros jóvenes en el uso de nuestros idiomas naturales como una parte integrante de su identidad cultural y de su capacidad de desarrollo formativo. Y por tanto, decidir cuánto tiempo se debe dedicar a la formación en un tercer idioma es una discusión trivial: el suficiente para asegurar el objetivo que queremos, que es el de contar con profesionales bien formados para operar en otros mercados. Evidentemente, no es suficiente con las tres horas semanales de rigor, sino que hay que aspirar a algo más. La Carta Europea del 92 aboga por fomentar el uso de las lenguas minoritarias y sin perjuicio de las enseñanzas de las lenguas oficiales del Estado, que en Galicia, en nuestro caso, también lo es el gallego por imperativo de nuestro Estatuto y de las competencias atribuidas constitucionalmente a cada una de las comunidades autónomas.

Me parece un falso dilema plantear este tipo de confrontaciones, más ideológicas que lógicas, entre los gallegos. No se trata de renunciar a nada, sino de enriquecernos todos. Un gallego debe terminar su formación dominando castellano y gallego. Hagamos lo posible para que también domine un tercer idioma.

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