“O peor son estes momentos de incertidumbre, de non saber quen nos vai levar á próxima ruina”, reflexiona un personaje en una viñeta de Juan López Rico. Esa es la percepción de muchos ciudadanos que saben que, voten a quien voten, los elegidos tendrán que administrar la decadencia del universo municipal, tal como está la economía de los concellos y del país.
Tampoco ayudan mucho los partidos y candidatos que manejan unos ejes de comunicación que están faltos de imaginación y vuelven a los lugares comunes. Hablan mucho de paro, planes de austeridad y de compromisos éticos; de sueldos de los regidores, de la supresión de asesores y de regeneración de la vida pública, que es pura palabrería que sirve para zurrar al contrario. De los proyectos y planes para arreglar los problemas y mejorar, en lo que se pueda, la vida de los vecinos dicen poco.
Y los ciudadanos queremos saber, por ejemplo, en qué van a mejorar la organización de la vida y convivencia en los concellos; como van a impulsar la economía y, dentro de sus posibilidades, la creación de empleo; qué planes tienen -suelo industrial, trámites burocráticos, rebaja de impuestos- para atraer empresas y mantener el comercio; si van a pagar las deudas a las empresas y autónomos; la atención al rural y a los barrios; como van a tratar el transporte público y aliviar el caos circulatorio; qué servicios sociales -guarderías, residencias de mayores, dependencia- van a mantener y mejorar; si piensan buscar alguna solución al aparcamiento en superficie o van a continuar expulsando a los vecinos; si van a hacer algo para cortar el desmadre del precio de los aparcamientos, alguno tan escandaloso como el del Hospital de Santiago que se aprovecha de la enfermedad de la gente; si van a subir las tarifas de agua y basuras, de la contribución, el impuesto de circulación y otros. No lo dirán, pero sería interesante saber qué recortes van a aplicar en los servicios después del 22.
Candidatos y partidos tienen varios días para ilusionar y convencer con propuestas positivas para estas cuestiones y muchos otros problemas locales que son los que interesan y determinan el voto de los ciudadanos. Si solo llaman a “votar contra el otro”, tienen poco que ofrecer y parece que nos están invitando a elegir a aquel que gestione los ajustes que nos esperan de forma menos traumática.