Saturday, May 08, 2010

Cuando China recupera la cordura

Por el interés te quiero Andrés. ¡Qué buen refrán! Esto es lo que sucede con la política china. A los hechos me remito: su gobierno ha abierto sus fronteras a los enfermos contagiados por el virus del VIH (SIDA), que ascienden a más de treinta millones de personas. Personas y futuros visitantes de la Exposición Universal de Shanghái, que abre sus puertas en mayo. Por eso los aceptan, no nos engañemos. Del mismo modo, se agradece. Se agradece el hecho de devolver la libertad de movimiento a una persona a la que se la condena simplemente por padecer una enfermedad. Es una lástima que llegue tan tarde.

Parece que el hecho se justifica porque “es China”, no una democracia. Sin embargo, sorprende pensar que hay otros cincuenta y un países que también permiten estas aberraciones: cinco de ellos no conceden ni siquiera el permiso de estancia corta y veintitrés deportan a los enfermos en cuanto conocen su situación. Lo peor es que en esta lista está incluida hasta la gran Australia. ¿Cómo una sociedad ha podido abrir tanto su economía sin ampliar los derechos de los ciudadanos?

En cambio, no se comprende y se critica el hecho de que las mujeres africanas no dejen de dar el pecho a sus hijos cuando saben que son seropositivas, se critica que no tomen la medicación, que su sociedad las margine y que se cree un estigma irremediable, que solo complica las cosas. ¡Qué ironía! ¡Y qué fácil es ver la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio!

Al menos confiemos en que haya más ferias, más eventos o más acuerdos que hagan que el mundo se vaya poniendo en su lugar. Es imposible avanzar si ponemos freno a la libertad.

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