La Renta Básica de Ciudadanía es el invento de Esquerra Republicana de Catalunya e Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds que acaba de ser derrotada en el Parlamento. Una propuesta "universal e incondicionada", leo con asombro, “un sueldo que cobrarían todos los ciudadanos -niños, adultos y ancianos, lo necesiten o no, sean pobres o millonarios, quieran trabajar o no- y que pagaría el Estado con el dinero de todos los contribuyentes” (El País). La cuadratura del círculo: pagamos los impuestos, y nos los devuelven en forma de Renta Básica de Ciudadanía, eso sí, a todos por igual, para que no haya diferencias entre pobres y ricos, hombres y mujeres, niños y mayores, blancos y negros...
Si sólo fuéramos tres los españoles sobre la piel de toro, y uno ganara 100 y pagara 30; un segundo ganase 40 y pagase 6, y otro holgase a sus anchas o no tuviera la suerte de haber encontrado empleo, con lo que ni cobraría ni pagaría, podríamos acordar una Renta Básica de Ciudadanía, cubiertas todas las restantes necesidades, de 12 a cada uno de los tres, es decir, los 36 que teníamos de ingresos totales como Estado.
Con esto, el rico y poderoso pagaría realmente 18; el segundo ganaría 7, con lo que sus ingresos reales serían 47, y el tercero ganaría los 12 que le pagamos, es decir, le asignamos una pensión no contributiva por importe de 12 y, a partir de ese momento, se pensará si le compensa trabajar para ganar los 28 que le faltan hasta los 40 del segundo que se deja el callo en la obra o en la oficina. Asimismo, si yo gano mucho, pero tengo bastantes hijos (con las consiguientes desgravaciones y mayores oportunidades en otros órdenes), podría suceder incluso que me viera beneficiado porque también ingresaría su parte cada uno de mis hijos.
Evidentemente, la casuística se elevaría hasta los casos más insólitos, pero básicamente sería eso: detraer menos impuestos de quien puede pagar más para incentivar las conductas más ociosas de la sociedad, llamando en muchos casos Renta Básica de Ciudadanía a lo que serían meras pensiones. Podría suceder de hecho que las necesidades de financiación fueran tan altas que no habría recaudación suficiente para cubrirlas. De hecho, el socialista Miguel Millán la cifró en 310.000 millones de euros al año, más de lo que ingresarán las arcas públicas en 2008. Le sobró cualquier comentario por ocioso.
Y mientras, los nuevos profetas del bienestar se hinchan de orgullo y hablan de la solución a la pobreza, de que sedaría la independencia de los hijos frente a los padres. Han descubierto la solución a todos nuestros males. ¡Bendita inocencia!
Si sólo fuéramos tres los españoles sobre la piel de toro, y uno ganara 100 y pagara 30; un segundo ganase 40 y pagase 6, y otro holgase a sus anchas o no tuviera la suerte de haber encontrado empleo, con lo que ni cobraría ni pagaría, podríamos acordar una Renta Básica de Ciudadanía, cubiertas todas las restantes necesidades, de 12 a cada uno de los tres, es decir, los 36 que teníamos de ingresos totales como Estado.
Con esto, el rico y poderoso pagaría realmente 18; el segundo ganaría 7, con lo que sus ingresos reales serían 47, y el tercero ganaría los 12 que le pagamos, es decir, le asignamos una pensión no contributiva por importe de 12 y, a partir de ese momento, se pensará si le compensa trabajar para ganar los 28 que le faltan hasta los 40 del segundo que se deja el callo en la obra o en la oficina. Asimismo, si yo gano mucho, pero tengo bastantes hijos (con las consiguientes desgravaciones y mayores oportunidades en otros órdenes), podría suceder incluso que me viera beneficiado porque también ingresaría su parte cada uno de mis hijos.
Evidentemente, la casuística se elevaría hasta los casos más insólitos, pero básicamente sería eso: detraer menos impuestos de quien puede pagar más para incentivar las conductas más ociosas de la sociedad, llamando en muchos casos Renta Básica de Ciudadanía a lo que serían meras pensiones. Podría suceder de hecho que las necesidades de financiación fueran tan altas que no habría recaudación suficiente para cubrirlas. De hecho, el socialista Miguel Millán la cifró en 310.000 millones de euros al año, más de lo que ingresarán las arcas públicas en 2008. Le sobró cualquier comentario por ocioso.
Y mientras, los nuevos profetas del bienestar se hinchan de orgullo y hablan de la solución a la pobreza, de que sedaría la independencia de los hijos frente a los padres. Han descubierto la solución a todos nuestros males. ¡Bendita inocencia!
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