En mayo de 2008, cuando finalizaba la temporada futbolística y el Barça era “más que un club” pero no ganaba títulos, sus socios y simpatizantes, muy decaídos de ánimo, vivían con desencanto y frustración la sequía de resultados. Fue entonces cuando el presidente de la entidad reunió a las Peñas y tratando de animar a aquella masa social adicta y fiel les dijo: “¡Al loro, que no estamos tan mal, hombre!”, palabras proféticas porque desde entonces aquel Club lo ganó casi todo.
Traigo a colación el grito de ánimo del entonces presidente blaugrana porque en medio de tantas y tan malas informaciones políticas, sociales y sobre todo económicas que destrozan nuestra moral y nos hunden en el pesimismo, siempre aparece alguna buena noticia que nos recuerda que hay algo que celebrar.
Como ocurrió hace dos semanas cuando la Asociación Ambiental y del Consumidor (ADEAC) dio a conocer el estado de las playas españolas y Galicia ostenta el record de arenales en los que este año ondeará la bandera azul y duplica el número de puertos deportivos con esa enseña.
Por tanto, parafraseando al ex presidente Laporta, no estamos tan mal o al menos no estamos mal en todo. Galicia cuenta con 122 playas repartidas por toda la costa, desde Ribadeo a A Guarda, que están limpias, tienen una excelente calidad de las aguas y disponen de servicios adecuados para que los bañistas y sus acompañantes pueden disfrutar a lo largo del verano que empezó el lunes.
Pero este logro no es para morir de éxito. Los arenales limpios conviven con zonas costeras que soportan vertidos incontrolados que contaminan las costas, las aguas y el aire porque gran parte de los fondos europeos fueron destinados a palacetes y obras sin mucho sentido en lugar de llevar a cabo actuaciones medioambientales para dotarnos de las infraestructuras adecuadas de saneamiento, que es un servicio básico en los países desarrollados.
Hace unos días la Xunta presentó un plan de saneamiento integral de la costa. Cuando esté concluido, allá para 2014, la alegría por las banderas azules será más intensa porque la limpieza de las rías, que conforman un paisaje singular y generan una importante actividad económica, sí que merece ser celebrada. A ver si esta vez no queda en simple promesa.
Traigo a colación el grito de ánimo del entonces presidente blaugrana porque en medio de tantas y tan malas informaciones políticas, sociales y sobre todo económicas que destrozan nuestra moral y nos hunden en el pesimismo, siempre aparece alguna buena noticia que nos recuerda que hay algo que celebrar.
Como ocurrió hace dos semanas cuando la Asociación Ambiental y del Consumidor (ADEAC) dio a conocer el estado de las playas españolas y Galicia ostenta el record de arenales en los que este año ondeará la bandera azul y duplica el número de puertos deportivos con esa enseña.
Por tanto, parafraseando al ex presidente Laporta, no estamos tan mal o al menos no estamos mal en todo. Galicia cuenta con 122 playas repartidas por toda la costa, desde Ribadeo a A Guarda, que están limpias, tienen una excelente calidad de las aguas y disponen de servicios adecuados para que los bañistas y sus acompañantes pueden disfrutar a lo largo del verano que empezó el lunes.
Pero este logro no es para morir de éxito. Los arenales limpios conviven con zonas costeras que soportan vertidos incontrolados que contaminan las costas, las aguas y el aire porque gran parte de los fondos europeos fueron destinados a palacetes y obras sin mucho sentido en lugar de llevar a cabo actuaciones medioambientales para dotarnos de las infraestructuras adecuadas de saneamiento, que es un servicio básico en los países desarrollados.
Hace unos días la Xunta presentó un plan de saneamiento integral de la costa. Cuando esté concluido, allá para 2014, la alegría por las banderas azules será más intensa porque la limpieza de las rías, que conforman un paisaje singular y generan una importante actividad económica, sí que merece ser celebrada. A ver si esta vez no queda en simple promesa.
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