La revista Gallegos que edita Ézaro Ediciones publica en su último número una amplia entrevista con el presidente ejecutivo de Blusens, una empresa compostelana que seguramente es más conocida en España y en el mundo que en Galicia y en la misma Compostela, de donde es natural.
Corría el año 2002 cuando José Ramón García y Miguel Silva crean esta empresa para competir en un mercado global con las grandes compañías de la electrónica de consumo. Procedían de dos mundos laborales distintos y tenían en común, además de su juventud, el ser dos personas emprendedoras que disfrutaban con el vértigo de la dinámica cambiante del mundo de la electrónica.
Su proyecto empresarial elaborado a lo largo de muchos meses colmaba todas sus aspiraciones, pero aquello parecía una aventura quijotesca fruto de las ensoñaciones de juventud de los dos protagonistas que solo tenían como avales un plan de empresa, ciertamente riguroso, y el valor intangible de los conocimientos técnicos, su profesionalidad y una fe ciega en sus ideas.
Y los bancos creyeron en ellos, apostaron por su plan de empresa, y en siete años aquellos "quijotes gallegos" consiguieron desarrollar desde Compostela la marca Blusens hasta convertirla en Blusens Global Corporation, una empresa innovadora y global, bien posicionada en los mercados a través de filiales comerciales que venden en 50 países de cuatro continentes un amplio catálogo de productos compitiendo con los gigantes del sector. Y lo más importante: desde Santiago, donde tiene su sede, crea empleo y riqueza para Galicia en investigación y desarrollo y con el ensamblaje de sus productos, que antes se hacía fuera.
Blusens es la prueba fehaciente de que "hay vida empresarial" más allá de los sectores tradicionales de la banca, la construcción, el turismo o los servicios. Sus fundadores y primeros ejecutivos encarnan una nueva generación de emprendedores gallegos con capacidad que "saben hacer mucho con poco" derrochando imaginación para gestionar adecuadamente recursos y tiempos. En épocas de bonanza y en situaciones de crisis que esta empresa, global en Galicia y gallega en el mundo, supera con notables crecimientos.
Corría el año 2002 cuando José Ramón García y Miguel Silva crean esta empresa para competir en un mercado global con las grandes compañías de la electrónica de consumo. Procedían de dos mundos laborales distintos y tenían en común, además de su juventud, el ser dos personas emprendedoras que disfrutaban con el vértigo de la dinámica cambiante del mundo de la electrónica.
Su proyecto empresarial elaborado a lo largo de muchos meses colmaba todas sus aspiraciones, pero aquello parecía una aventura quijotesca fruto de las ensoñaciones de juventud de los dos protagonistas que solo tenían como avales un plan de empresa, ciertamente riguroso, y el valor intangible de los conocimientos técnicos, su profesionalidad y una fe ciega en sus ideas.
Y los bancos creyeron en ellos, apostaron por su plan de empresa, y en siete años aquellos "quijotes gallegos" consiguieron desarrollar desde Compostela la marca Blusens hasta convertirla en Blusens Global Corporation, una empresa innovadora y global, bien posicionada en los mercados a través de filiales comerciales que venden en 50 países de cuatro continentes un amplio catálogo de productos compitiendo con los gigantes del sector. Y lo más importante: desde Santiago, donde tiene su sede, crea empleo y riqueza para Galicia en investigación y desarrollo y con el ensamblaje de sus productos, que antes se hacía fuera.
Blusens es la prueba fehaciente de que "hay vida empresarial" más allá de los sectores tradicionales de la banca, la construcción, el turismo o los servicios. Sus fundadores y primeros ejecutivos encarnan una nueva generación de emprendedores gallegos con capacidad que "saben hacer mucho con poco" derrochando imaginación para gestionar adecuadamente recursos y tiempos. En épocas de bonanza y en situaciones de crisis que esta empresa, global en Galicia y gallega en el mundo, supera con notables crecimientos.
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