En términos de navegación aérea, la distancia entre A Coruña y Vigo ni siquiera equivale á carreiriña dun can, que es una vieja y sabia medida de longitud de esta tierra. Por eso, si este fuera un país estructurado, con un plan serio de ordenación del territorio y políticamente sano, es decir, curado de la enfermedad del localismo, tomaría nota de las palabras de Sir Peter Hall: “No tiene mucho sentido tener tres aeropuertos en 150 kilómetros. Como en muchas zonas de Europa, la política más efectiva es construir un solo aeropuerto regional conectado a una excelente infraestructura ferroviaria y de autopistas”.
Pero aquí, con el plan de mejoras de las terminales de Lavacolla y Peinador y la ampliación de la pista de Alvedro, caminamos en dirección contraria a la tesis del prestigioso urbanista británico. Aún sabiendo que las cuentas de explotación de los tres aeropuertos arrojan pérdidas dinerarias y de pasajeros -en una supuesta privatización ninguna empresa pujaría por ellos- y que, si se cumplen las previsiones, en cinco años el AVE absorberá la mayoría de los viajeros, sobre todo de los vuelos a Madrid, que son los más rentables desde las terminales gallegas.
Por tanto, dentro de poco Galicia tendrá tres aeropuertos con excelentes instalaciones pero, con permiso de los controladores, su actividad será mínima y de vuelos financiados que salvarán las cuentas de resultados de las aerolíneas subvencionadas, mantendrán las tres terminales con respiración asistida, en feroz competencia entre ellas y operando en contra de las leyes del mercado libre.
Subvencionar significa invertir recursos públicos para que aporten valor añadido que ha de ser, como mínimo, igual a la cuantía invertida. La pregunta es, ¿la Xunta y los concellos de Santiago, A Coruña y Vigo tienen algún estudio serio del retorno de esas subvenciones en forma de turistas procedentes de los destinos subvencionados que compensen la inversión realizada? ¿Es razonable subvencionar vuelos con dinero de todos para llevar y traer de vacaciones o de fin de semana a unos pocos pasajeros gallegos?.
Cabrían más preguntas. La comunidad tiene recursos escasos y triplica infraestructuras que después son una carga económica permanente y muy costosa. A lo mejor es el tributo por no aplicar el sentido común en la planificación del país.
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