El mayor riesgo al que nos enfrentamos es a una amenaza cambiante. Hace años que la utilización de materiales nucleares por grupos terroristas está en la órbita de los cuerpos de seguridad estatales como una hipótesis cada vez más realista.
La concreción de tal amenaza pende de numerosos factores: la propia amenaza, la capacidad para adquirir, manejar y usar el material nuclear o los agentes encargados de combatirla. Aún con todas las dificultades que pueda plantear el uso de armas de “primer golpe”, la amenaza es real y combatirla es un imperativo absoluto. Pero a día de hoy continúa siendo improbable que un grupo terrorista consiga sobrepasar con éxito todos los escollos existentes y ejecutar un ataque con material nuclear. Fabricar la bomba es algo que no está al alcance de la mayoría de Estados, y adquirir directamente la bomba de un Estado no parece una opción viable, teniendo en cuenta las hipotéticas represalias y el escaso interés estatal en la ruptura del statu quo internacional.
La celebración de la primera Cumbre de Seguridad Nuclear, promovida por la Administración Obama para luchar contra la “amenaza más inmediata y grave para la seguridad global”, avanzar en la defensa contra el terrorismo nuclear desde la prevención al acceso a las armas o a los materiales relacionados, demuestra la concienciación internacional con este problema.
Siguen quedando en el aire muchas cuestiones, pero hay identificados numerosos factores de riesgo que no se sabe cómo controlar: países vulnerables a la influencia de grupos terroristas, rutas de tráfico ilícito o zonas geográficamente inaccesibles.
Si un Estado tiene la bomba es un interlocutor principal, el incentivo para reordenar el equilibrio de poder o convulsionar el statu quo desaparece y los vínculos con agentes no estatales escondidos de la escena internacional se difuminarían. Solo cuando haya igualdad ante la amenaza se llegará a una solución. Si Irán consigue la bomba, ¿seguirá Obama temiendo los vínculos entre el régimen de los Ayatolás, su programa nuclear y Hezbolá? ¿Se atrevería alguien a afirmar que Teherán la usará, cuando la historia ha demostrado su carácter esencialmente disuasorio?
Reflexionemos sobre el doble rasero utilizado por los gobiernos para anteponer contingencias según la agenda lo haga conveniente, porque si no quedan claras las amenazas la exposición aumenta.