Se nos va este mes de agosto caluroso y deja en el aire la reflexión del ministro de Fomento sobre los impuestos. Sentenció Blanco que si queremos servicios públicos e infraestructuras de primera "tendremos que tener también impuestos homologables a los de los países europeos porque España cuenta con una base impositiva muy baja en relación con la media de esos países". Algunos exégetas piensan que, pese al desmentido de la vicepresidenta Salgado, José Blanco no da puntada sin hilo y hablaba en serio anticipando una subida fiscal que, como siempre, afectará de lleno a las clases medias asalariadas.
Por eso, en turno de réplica periodística caben algunas reflexiones que no pretenden entrar en el fondo de la cuestión. La primera, que si el ministro quiere asimilarnos fiscalmente a los europeos debería también intentar equipararnos en el nivel salarial y en el grado de servicios que recibimos, infraestructuras incluidas, que son sensiblemente menores que los salarios y servicios que disfrutan los ciudadanos de Suecia, Alemania o Francia, por poner solo tres ejemplos. Por tanto, homologación sí, pero en todo.
En segundo lugar hay que decir que en Europa, detrás de los impuestos y servicios de primera están "gobiernos de primera", que, antes de subir tributos aplican otras recetas, como el riguroso control del gasto público, la persecución implacable del fraude fiscal y de la economía sumergida -en España representaba en 2009 el 23,3% del PIB y en Galicia un 26,3%- y toman medidas adecuadas para dinamizar la economía. Los resultados les avalan porque en el segundo trimestre, al margen del espectacular caso alemán, todas las economías de esos países de referencia consolidan su recuperación con crecimientos importantes.
Mientras, España sigue en el furgón de cola, como un islote de decadencia económica, y algo tendrá que ver la gestión del Gobierno de segunda del que forma parte José Blanco que con tantas improvisaciones, ocurrencias y rectificaciones, como esta de los impuestos, genera enorme desconcierto económico.
Dicho esto, hagamos caso al ministro Blanco y preparémonos para pagar más al fisco que no es el remedio para la crisis pero, vacías las arcas del Estado, es la única fuente de ingresos para seguir tirando de la chequera. Para echarse a temblar.