Wednesday, December 24, 2008

Bienvenidos a casa

En 2007 miles de gallegos seguían emigrando de su tierra -17.500, según el INE- en busca de un trabajo que aquí no encontraban. Madrid, Cataluña y Canarias fueron los puntos de destino para la gran mayoría, donde encontraron empleo en la construcción, los servicios y otras actividades.

Eran otros tiempos. Porque en este annus horribilis que está a punto de concluir se invierte la tendencia y más de 10.000 compatriotas de esta última oleada emigratoria y de otras anteriores han regresado ya a Galicia a una media de 900 por mes, según el Ministerio de Trabajo. La mayoría vuelve de Canarias donde perdieron sus empleos en los sectores de la construcción, la hostelería y los servicios porque “a cousa está fatal, están volvendo familias enteiras, nos últimos días que estiven alí non paraban de despedir xente”, decía un pontevedrés que regresó tras siete años en Lanzarote.

Son las víctimas de la crisis de la construcción y del turismo, las principales “industrias” de las Islas, que regresan con la incertidumbre por compañera de viaje y la inseguridad ante el fututo porque “aquí non hai emprego, así que os que volven, terán que seguir emigrando”, decía el alcalde de un núcleo de población con muchos retornados. Tiene razón ese alcalde. Las cosas aquí están igual o peor, no solo en la construcción que es un sector perdido para muchos años, sino también en sectores hasta hace poco pujantes como la automoción, la pesca, el textil o los servicios, que han generado en los últimos meses tantos expedientes de regulación de empleo que nos hacen retroceder a cifras de hace una década.

Casi todos vamos a pasar las Navidades en medio de la más grave incertidumbre de nuestras vidas y estos días no van a ser especialmente felices para quienes en la emigración o en su propia tierra recibieron el regalo envenenado del paro, que es la cara más cruel de la crisis. Pero, aunque el gobernador del Banco de España dice que “la desconfianza es total”, en días como hoy siempre debe quedar un lugar para la esperanza en que el año próximo -año electoral- empiece a recuperarse la actividad y el empleo para haya sitio y trabajo para todos en esta tierra. Mientras tanto, bienvenidos a casa.

Flamencos y valones

“Los francófonos, como cualquier extranjero, tienen que aprender la lengua flamenca, que es oficial en Bruselas”. Cito textualmente la frase que oí de un representante municipal bruselense. Por supuesto, en neerlandés. Sin embargo, esta afirmación refleja exactamente la profunda división que atraviesa una capital en la que los dos idiomas, francés y flamenco, son oficiales.

Bruselas es una ciudad gris, pero hermosa en diciembre, cuando la Grand Place y la Bolsa se llenan de transeúntes bajo miles de luces heladas. Pero es también un crisol de culturas con profundas heridas internas. Los ricos belgas (el norte flamenco) desprecian a los valones francófonos (los pobres del sur). Y entre ambos, la capital es una ciudad bifronte, donde unos y otros han de convivir al mismo tiempo que te recuerdan que en ella reside la ‘nueva Europa’ comunitaria.

Igualar a los extranjeros con los francófonos demuestra una profunda grieta intelectual que cualquier turista puede constatar cuando constata que le es mucho más fácil que le atiendan en inglés que en francés si se encuentra con un flamenco. Hay universidades en Bruselas donde sus alumnos hablan con mucha dificultad el francés. Para los valones, el neerlandés es, con suerte, la segunda lengua en el plan de formación de sus hijos; para los belgas del norte, la segunda es casi seguro el inglés.

En el medio, una crisis institucional avivada por la crisis económica, sin Gobierno y con la desconfianza instalada en los tres poderes.

Wednesday, December 17, 2008

Pucherazo por turnos

Es curioso que un Parlamento tan prolífico como el gallego que esta semana cierra el ciclo de sesiones con más de cincuenta leyes aprobadas, muchas de ellas por unanimidad, no haya sido capaz de consensuar una normativa sobre el voto de los emigrantes, asunto siempre recurrente y que dará mucho que hablar hasta que se celebren las elecciones.

En algún momento de la legislatura parecía cercano el acuerdo porque los tres grupos decían compartir la implantación del voto en urna para garantizar la limpieza de las elecciones de los residentes ausentes. Pero aquel acuerdo no se concretó, la legislatura está agotada y, ahora, en vísperas de unas nuevas elecciones, regresamos al punto de partida de todos los comicios: candidatos, alcaldes, altos cargos de los partidos o agentes electorales viajando a América para captar votos. Mientras, aquí se intercambian acusaciones cruzadas de irregularidades y prácticas oscuras en ese “peculiar distrito electoral” galaico.

Cuando gobernaba el PP eran famosas las xuntanzas gastronomico-electorales de corte populista que la oposición de entonces -que gobierna hoy- descalificaba y denunciaba como actos del más puro estilo caciquil. Ahora, los populares aparecen como los abanderados para cambiar un sistema de votación que no reformaron en tantos años de gobierno y los partidos en el poder organizan en América actos similares a aquellos que llaman eufemísticamente “reuniones para explicar el proyecto (socialista o nacionalista) y estimular la participación democrática”. Es el mundo al revés, el relevo en la manipulación o el pucherazo por turnos.

Los emigrantes y sus descendientes no merecen tanta bajeza moral. Por eso, si aún queda alguna decencia democrática hay que depurar el censo, instaurar el voto presencial en urna y garantizar la limpieza del voto por correo para erradicar las malas prácticas. También habrá que determinar quienes y en qué elecciones pueden votar, sin que pierdan otros derechos inherentes a su condición de gallegos. No parece normal que decidan gobiernos municipales o autonómicos los descendientes de emigrantes de segunda y tercera generación para los que Galicia es el país de los cuentos del abuelo.

Saturday, December 13, 2008

Desconfianza

Tres millones de parados y el ministro de Economía dice que “existe el riesgo de que el paro aumente algo más”. Curiosa manera de afrontar el futuro cuando los especialistas manejan porcentajes de desempleo del 16 por ciento para 2009.

“Algo más” no es la percepción que tiene el ciudadano de a pie. El índice de confianza de los consumidores se ha situado, en noviembre, en casi la mitad del obtenido en el primer trimestre de 2005 y más de 27 puntos por debajo del registrado hace un año.

Aunque se articulen ayudas para los sectores productivos, si no confiamos en el futuro, la recuperación estará aún lejana. Vivimos un momento donde las familias aplazan en lo que pueden sus decisiones de gasto o inversión predicando el ‘a ver qué pasa’, y en ellas también está parte de la solución.

Al final del túnel solo hay un problema de confianza: de la población con sus gobiernos y gestores, en las entidades públicas, entre las entidades financieras… Desconfianza que no se destierra con erráticas y dubitativas decisiones: primero, articulando medidas de gasto social, cuando el primer y mayor problema social era el paro que se adivinaba; ahora, adoptando medidas keynesianas de gasto público a través de las corporaciones locales, cuando lo que se adivina son sus haciendas vacías y problemas de ajuste en sus presupuestos. Sin duda, lo más urgente es incentivar la economía real con todas las armas posibles. Pero la confianza, ¿cómo se incentiva?

Wednesday, December 10, 2008

La cortina de humo

Barry Levinson dirigió en 1997 un filme con este título que cuenta la historia de un presidente que pasa por una etapa difícil debido a un escándalo que estalló en la Casa Blanca. Un miembro de su gabinete, ayudado por un productor cinematográfico, pone en marcha un plan para sacarle del apuro y, entre otras acciones, “crea” una guerra contra un enemigo exterior. El conflicto hace de cortina tan eficaz que consigue desviar la atención de la sociedad de aquel escándalo y recuperar la popularidad del presidente.

La película es una crítica a los políticos que manipulan y hasta inventan realidades -cortinas de humo- en su propio beneficio cuando tienen problemas, y también a la misma sociedad que, en lugar de cuestionar las informaciones, cree las historias que le cuentan los telediarios.

“¿Quién levanta cortinas de humo para desviar la atención de la crisis?”, preguntaba acertadamente El Correo Gallego la semana pasada. Porque, más allá de la ficción del filme, las cortinas de humo no son exclusivas de América y en esta democracia consolidada también corremos el riesgo de ser intoxicados, como demuestran varios ejemplos de polémicas y debates sobre cuestiones que llegaron aquí desde Madrid casi convertidas en “asunto nacional”. Ahí está la placa de Sor Maravillas, la cúpula de Barceló en la sede de la ONU en Ginebra, el protagonismo enfermizo del juez Garzón o los papeles de los vuelos a Guantánamo que, casualmente, se publican ahora. Los últimos días nos entretuvieron con la expresión insultante de un alcalde a los votantes de la derecha y los exabruptos de un diputado contra el modelo de Estado.

Siempre hubo manipulaciones desde los partidos y sobre todo desde el poder y sus aledaños con la técnica socorrida de la verdad a medias o la transferencia de culpas al otro sin reconocer jamás los propios errores. Su objetivo es provocar “debates de taberna” para desviar la atención de la gente de problemas importantes, a veces desatendidos por los mismos que detentan el poder.

Nos conviene aprender a depurar las informaciones porque seguro que en los próximos meses aparecerán muchos asuntos para distraernos, sobre todo en Galicia que empezará el año en campaña electoral.

Wednesday, December 03, 2008

Oro verde

Hace años, cuando las aldeas de Galicia eran “unha mestura de lama e fume”, como las describía Neira Vilas, los grelos eran el sustento de los pobres, un ingrediente básico en la dieta alimenticia tan precaria y tan humilde, que tenía al caldo como plato único. Pero el progreso llegó a raudales, Galicia descubrió el “estado de bienestar” y los grelos alcanzaron el nivel de bocado suculento en la nueva cocina que inventa y mejora sabores, pero mantiene al producto del nabo asociado al lacón con el que vive días triunfales desde San Martiño hasta el martes de carnaval, en palabras de Cunqueiro.

Ahora, desde su cima gastronómica los grelos vuelven a tocar la gloria. Un estudio de la Misión Biológica de Galicia demuestra que tienen propiedades antioxidantes, un alto contenido en calcio y propiedades relacionadas con la prevención de determinados tipos de cáncer. “Son alimentos funcionais con efectos beneficiosos para a saúde”, sentencia uno de los investigadores.

En medio de esta crisis que cada día trae peores noticias, el descubrimiento de los científicos es reconfortante y de un alto valor estratégico para el país porque nos convierte en una verdadera potencia gastronómico-sanitaria. De pronto hemos encontrado nuestro “oro verde” que, conservando su aportación nutricional, cobra valor añadido por sus potencialidades curativas que lo elevan a la categoría de producto muy cotizado al que se le abrirán tantos mercados que hasta puede mejorar la balanza comercial gallega.

Los investigadores esperan que surjan iniciativas para aprovechar esta potencialidad de la huerta galaica recuperando numerosos “agros” en los que está instalado el baldío. Pero para esta tarea que nadie cuente con las gentes del campo que viven una profunda depresión económica y anímica y se plantan, hartos de seguir enriqueciendo a una prole numerosa de intermediarios que les pagan menos por sus productos -la leche, la carne, los grelos…- que lo que a ellos les cuesta obtenerlos y cultivarlos.

No sé si hay otras alternativas para el cultivo de los grelos, este petróleo singular que no nos salvará de la crisis pero nos va a entretener y hasta estimulará el ingenio en la campaña electoral.