Wednesday, October 29, 2008

La pax lingüística

El viernes se nos fue Constantino García, un asturiano que llegó a Compostela en 1965 y se puso a trabajar por la cultura y la lengua gallega, nuestra principal seña de identidad, a cuya normalización contribuyó de forma decisiva. No pretende este artículo resaltar la figura del filólogo, cuya obra ya entró en la historia, pero su muerte me da pie para hacer un par de reflexiones.

La primera es que Constantino García no pudo conocer la “pax lingüística”. Muy al contrario, convivió con posturas enconadas y distantes en torno a la lengua que, paradójicamente, es el vínculo de unión más importante que tiene un pueblo. A mi se me antoja que en esta guerra no habrá vencedores ni vencidos, porque la lengua debe tener raíces tan profundas en las entrañas de las gentes que nadie consigue erradicarla por la fuerza -recuérdese el secular desprecio desde Castilla o el acoso de la última dictadura- , ni tampoco imponerla por la fuerza. Ni siquiera por la fuerza de la Ley de Normalización que si bien alcanzó objetivos educativos, no consiguió que la lengua arraigara en el corazón de gran número de escolares más allá de lo estrictamente reglado en las aulas.

Una segunda reflexión parte de la obviedad de que los gallegos somos unos privilegiados que nos comunicamos en dos idiomas y, por ello, somos más ricos que los pueblos monolingües. Si queremos mantener esta riqueza diferencial debemos defender y cultivar las dos lenguas. ¿En qué proporción? En la necesaria para que podamos expresar y transmitir en ambas nuestra cultura en el más amplio y genuino significado de este término, desde nuestros conocimientos, emociones y actividades hasta nuestra forma de ser y actuar, sabiendo que “a nosa lingua é a verdadeira clave, a verdadeira palanca para expresar os programas de vida, os proxectos comúns”, dijo Ramón Piñeiro.

Quizá no sea políticamente correcto decirlo pero, en mi opinión, en esta sociedad diversa, plural y tolerante ninguna de las dos lenguas corre peligro. Y nada justifica que una y otra sean utilizadas como arma para zurrar al contrario, un espectáculo que desconcierta a la gente que siempre se entienden hablando. En gallego y en castellano.

Wednesday, October 22, 2008

De provincia a nación

El viernes pasado, el profesor Justo Beramendi era galardonado con el Premio Nacional de Ensayo por su libro De provincia a nación, un documentado trabajo sobre el nacionalismo gallego desde el provincialismo del XIX hasta la llegada de la autonomía.

El destino ha querido que ese mismo día el BNG resultase decisivo para que el Gobierno salvara los Presupuestos. A cambio de sus dos votos, Galicia recibirá una prima de 125 millones -para Rajoy, unas migajas-, algunas competencias más y se creará la comisión de seguimiento de las infraestructuras, torpemente negada por la ministra Salgado hace un mes.


Lo ocurrido el viernes fue, además, una buena operación de marketing político para el BNG y marca un punto de inflexión para los diputados gallegos, socialistas y populares, que a partir de ahora deberán cuidar más la representación de sus electores en las cuestiones de Galicia que la fidelidad a la disciplina del partido. También es un aviso a los partidos que tanto cultivan las listas cerradas. En este sentido algo está cambiando, como demuestran los dos diputados murcianos del PP que rompieron la disciplina en la votación del Estatuto de Castilla-La Mancha, y los dos de UPN, que anuncian su abstención en el debate presupuestario. En ambos casos por coherencia con los territorios que representan.

Al margen de la ideología de cada cual, la fuerza de esos dos votos elevó la autoestima de muchos gallegos porque el BNG supera al movimiento provincialista que, como cuenta Justo Beramendi, en el XIX ya reclamaba la unificación de las cuatro provincias, y toma a Galicia por su distrito electoral como fuerza determinante en Madrid, justo lo que venimos deseando desde la llegada de la democracia.

Es natural, por tanto, que celebren el peso de sus votos pero sabiendo que su apoyo puntual a unos Presupuestos “con carencias” tampoco es la panacea para nuestros problemas. Y que no descuiden el seguimiento de las contrapartidas, porque las anunciadas reuniones periódicas de Zapatero y Touriño vacían de contenido a la comisión de infraestructuras y no vaya a ser que el gordo de los 125 millones se quede en una pedrea. La política suele deparar sorpresas.

Wednesday, October 15, 2008

De Conde al "Crash"

El día de los Inocentes se cumplirán quince años de la intervención de Banesto con la destitución del Consejo y su presidente, que meses después era juzgado por malas prácticas bancarias que habían dejado un desequilibrio patrimonial importante en el banco.

Rescato del recuerdo aquel episodio porque Mario Conde era un aprendiz de mal gestor comparado con los directivos responsables de que tantas entidades financieras de EE.UU y Europa hayan quebrado, hayan tenido que ser mal vendidas o hayan sido “salvadas” por los Estados en operaciones socializadoras de las pérdidas.

“Pues sí…, los bonos, las titulaciones y todo eso eran una ficción, pero ¿a que parecía real?”, piensa un financiero satisfecho y sonriente creado por El Roto. “Parecía real” el modelo de gestión de las finanzas implantado por unos cuantos ejecutivos avariciosos, osados, incompetentes y corruptos (ponga usted la proporción) y resultó que sus orgías especulativas engendraron una crisis económica y financiera global sin precedentes.

Es la cara más salvaje del capitalismo financiero sin control, del liberalismo a ultranza que con estas actuaciones llegó al final de su recorrido, pero amenaza con derribar el edificio y hasta los cimientos que sustentan el sistema bancario y del crédito, que es la base del funcionamiento de la economía.

Dicen que nada va a ser igual. Los mecanismos del mercado por sí solos ya no son capaces de restaurar el clima de confianza y credibilidad perdidas en el ámbito financiero y en la actividad económica. Esa quiebra también afecta a los responsables políticos, escasos de liderazgo para gestionar una crisis que no supieron prever y cuya profundidad desconocemos. En otra viñeta El Roto reproduce el dialogo de dos ejecutivos: “La gente está furiosa con la situación”, dice uno, “Y eso que no saben cual es la situación”, contesta el otro.

Volviendo al caso Banesto, Mario Conde fue condenado y degradado socialmente. Por contra, los ejecutivos causantes del monumental desastre de ahora son indemnizados con cantidades millonarias (en dólares) y algunos premiados con vacaciones y lujos insultantes. El sistema que tanto hemos venerado tiene estas cosas.

Wednesday, October 08, 2008

Genética y política

Parafraseando a un viejo profesor que afirmaba que los títulos académicos “no dan la ciencia, pero la suponen”, hay constatación empírica que el acta de diputado tampoco otorga el control verbal, que requieren las normas no escritas de la cortesía parlamentaria, a aquellos políticos que la consiguen. Pero debería suponer que los investidos como padres de la patria son portadores en dosis adecuadas de buena educación, de tolerancia y sosiego en sus intervenciones y de respeto a los que mantienen otro punto de vista.

Pues parece que es mucho suponer viendo y oyendo lo que ocurre en las sesiones parlamentarias de los miércoles, cuyo ejemplo más señero encontramos en la semana pasada. En intervención poco afortunada, un portavoz se lanzó a la yugular de la oposición apelando a la genética política y resucitando un pasado amortizado que nada aportaba al debate y nada tenía que ver con la biografía de los diputados del grupo aludido. La reyerta barriobajera puede que enardezca a los hoolligans pero no da votos, porque aquí se aprecia más una explicación razonada que una frase mordaz.

Es cierto que Gobierno y Oposición no van al Parlamento para echarse flores sino para debatir con dureza y tensión y defender con ardor aquellas propuestas que creen más adecuadas para los gobernados, que son la razón por la que unos y otros están sentados en esos escaños. Ahora bien, los debates deberían ser civilizados, aunque quepa en ellos alguna palabrería gruesa de acoso al contrario que forma parte del juego parlamentario.

¿Irá por esta senda el debate sobre el Estado de la Autonomía?. Acaba de empezar cuando escribo estas líneas y cabe esperar que aporte algo más que la imagen tradicional de los líderes tirándose la legislatura a la cabeza en una guerra de cifras y reproches. Es bueno que debatan, confronten y discrepen, pero esta vez deberían olvidar las ofuscaciones partidarias de la precampaña y unir sus esfuerzos para realizar diagnósticos certeros de nuestros problemas e incorporar las propuestas valiosas de todos para encontrar mejores alternativas de solución a la crisis que padecemos. Para recuperar la confianza en el país y en el sistema.

Wednesday, October 01, 2008

La tristeza de Fonseca

Hace cien años, las autoridades políticas y académicas de Santiago andaban a vueltas con la construcción de una Facultad de Medicina, necesaria para “una enseñanza eficaz” que hasta entonces se venía impartiendo en aulas de Fonseca y en el Hospital Real.

Se habilitó el solar detrás del Hospital Real y el Rectorado encargó el proyecto al arquitecto Francisco Arbós y Tremanti que diseñó un edificio en la línea del eclecticismo decimonónico, de una belleza singular, en el que sobresale la fachada principal con el doble pórtico del cuerpo central y la cantería ornamental. La nueva Facultad abrió sus puertas en 1928, trece años después de publicada La Casa de la Troya y dos años antes de que don José Ortega escribiera que la misión de la Universidad es la transmisión de la cultura, la enseñanza de las profesiones y la investigación.

Un siglo después, la historia se repite porque también ahora las autoridades políticas y académicas andan ocupadas en la construcción del nuevo Campus de Ciencias da Saúde en el entorno del Clínico para “una enseñanza eficaz” en Medicina, Odontología y Enfermería, de acuerdo con lo que demanda ahora a estas profesiones una sociedad en permanente cambio.

Es cierto que el horizonte del nuevo Campus aún se ve lejano. Pero este curso ya está operativo como edificio-avanzadilla, el Aulario construido junto al Clínico en el que desde hoy recibirán enseñanza los alumnos de cuarto, quinto y sexto de Medicina. ¿El desplazamiento de la mitad del alumnado a esas aulas es el principio del fin de la Facultad de San Francisco después de ochenta años formando médicos? En el Rectorado dicen que de momento no han contemplado desprenderse de ella, pero conociendo la voracidad de la Xunta es probable que la Universidad acabe “donando” uno de sus edificios más emblemáticos.

Quizá es el tributo al progreso, que exige cambios. Pero para cientos de profesores y miles de alumnos que vivieron entre aquellas nobles paredes sus historias profesionales y personales, Fonseca se queda más triste y sola si su vieja Facultad cambia de manos y usos. Y “triste y llorosa queda la Universidad” (y la ciudad) que perderán uno de sus iconos.