Wednesday, February 03, 2010

¡Malos tiempos, amigo!

¿Se acuerdan de aquella llamada de Leire Pajín en junio pasado para que estuviéramos atentos al “acontecimiento histórico” de la coincidencia de los liderazgos progresistas de Obama en Estados Unidos y de Zapatero al frente de la Unión Europea?

Pues la presidencia de turno de la UE no está siendo muy gratificante para el presidente del Gobierno porque, nada más asomarse al exterior, parece como si se levantara la veda para practicar el deporte de atizarle a él y al país. Primero fue el “Financial Times” que se despachaba a gusto con nuestra situación económica en un duro editorial que titulaba “Una España torpe guiará Europa”. Pocos días después “The Economist” afirmaba rotundo que “el presidente del Gobierno español no es quien para aconsejar a Europa sobre cómo alcanzar la recuperación económica”.

La semana pasada en Davos, el presidente tuvo que emplearse a fondo para tranquilizar a algunos garúes que dudan de la solvencia española. Aparcando su optimismo, reconoció que tenemos problemas, pero también tenemos recetas para resolverlos. España, concluyó, es un país serio, fiable y cumplidor que ajustará sus cuentas para volver a la senda del equilibrio económico. Ojala haya convencido a auditorio tan cualificado para despejar las dudas sobre España y tranquilizar a los mercados.

Aunque las medidas que anunció son poca concretas, nada consensuadas y llegan tarde. Si el plan de austeridad, la reformas laboral y de las pensiones y otras medidas se hubieran activado meses atrás como pedían los expertos, incluidos algunos de su entorno, habríamos ganado tiempo en la lucha contra la crisis. Pero mientras el país entraba en recesión y ardía consumido por el paro, el déficit, la deuda y la pérdida de confianza interna y de credibilidad en el exterior, el presidente y su Gobierno aplicaban placebos y tocaban la lira, como dice la leyenda que hacía Nerón cuando ardía Roma.

¡Malos tempos, amigo!, dice un personaje creado por López Rico a la estatua de Millán Astray. Aún así hay que mirar al futuro y Gobierno, oposición y autonomías deberían remar juntos para rescatar al país de este pésimo momento económico que se parece mucho a una emergencia nacional. Tiempo habrá para ajustar otras cuentas.

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