Como aficionado agradezco a la Liga de Fútbol Profesional que no haya parado la competición liguera en protesta por el cambio en la tributación del impuesto de la renta de los futbolistas extranjeros que juegan en equipos españoles. Tampoco entendería que la patronal del fútbol cuestionara la modificación de la llamada Ley Beckham para que los artistas del balón paguen impuestos como los demás mortales "de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo".
La reforma afecta a unas tres mil personas extranjeras que trabajan en España, entre ejecutivos de empresas, algunos investigadores y unos pocos futbolistas, según el director general de Tributos, y es más importante por lo que tiene de ejemplarizante y simbólico, sobre todo con los deportistas, que por el volumen económico de la recaudación. Pero eso, como contribuyente apreciaría más que los partidos minoritarios de la izquierda "vendieran" sus votos para aprobar los Presupuestos a cambio de otros dos compromisos gubernamentales.
El primero debería ser obligar al Ejecutivo a perseguir con más ahínco y mejores resultados el fraude fiscal. No tengo los últimos datos, pero hace poco más de un año la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda desvelaba que la cifra de impuestos sin pagar ascendía a 280.000 millones de euros -10.600 en Galicia-, cantidades mareantes. Descubrir esas inmensas bolsas de fraude resolvería algunos problemas de las cuentas públicas y aliviaría la carga fiscal de los contribuyentes honrados.
Como segundo compromiso, ya que la reforma fiscal afecta a jóvenes deportistas, sus señorías deberían exigir al Gobierno que haga algo por ese 30% de jóvenes menores de 30 años que buscan trabajo, según la última EPA. Hacer algo significa crear las condiciones necesarias para impulsar un plan de empleo juvenil para que un millón trescientos mil jóvenes capacitados, que son de la misma generación que los futbolistas extranjeros, puedan trabajar. Perseguir el fraude y ocuparse del empleo juvenil son problemas más importantes que pactar el ajuste de la tributación de los deportistas millonarios que suena más a "golpe de efecto" mediático que a una eficacia recaudatoria para aliviar las arcas del Estado.
La reforma afecta a unas tres mil personas extranjeras que trabajan en España, entre ejecutivos de empresas, algunos investigadores y unos pocos futbolistas, según el director general de Tributos, y es más importante por lo que tiene de ejemplarizante y simbólico, sobre todo con los deportistas, que por el volumen económico de la recaudación. Pero eso, como contribuyente apreciaría más que los partidos minoritarios de la izquierda "vendieran" sus votos para aprobar los Presupuestos a cambio de otros dos compromisos gubernamentales.
El primero debería ser obligar al Ejecutivo a perseguir con más ahínco y mejores resultados el fraude fiscal. No tengo los últimos datos, pero hace poco más de un año la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda desvelaba que la cifra de impuestos sin pagar ascendía a 280.000 millones de euros -10.600 en Galicia-, cantidades mareantes. Descubrir esas inmensas bolsas de fraude resolvería algunos problemas de las cuentas públicas y aliviaría la carga fiscal de los contribuyentes honrados.
Como segundo compromiso, ya que la reforma fiscal afecta a jóvenes deportistas, sus señorías deberían exigir al Gobierno que haga algo por ese 30% de jóvenes menores de 30 años que buscan trabajo, según la última EPA. Hacer algo significa crear las condiciones necesarias para impulsar un plan de empleo juvenil para que un millón trescientos mil jóvenes capacitados, que son de la misma generación que los futbolistas extranjeros, puedan trabajar. Perseguir el fraude y ocuparse del empleo juvenil son problemas más importantes que pactar el ajuste de la tributación de los deportistas millonarios que suena más a "golpe de efecto" mediático que a una eficacia recaudatoria para aliviar las arcas del Estado.
No comments:
Post a Comment