Los gallegos no estamos adornados con el don de lenguas y el esfuerzo y la constancia en aprenderlas tampoco son nuestras principales virtudes. Pero hay excepciones. A don Benito Estivada, que había asistido pocos años a la escuela de su aldea, le llevó la emigración a Inglaterra. Recién llegado se entendía por señas pero como la necesidad obliga, cada día lograba aprender algunas palabras y tras dos años de estancia en Londres consiguió entender y hacerse entender con soltura con los nativos. Por eso ahora sostiene que algo debe fallar en el sistema educativo para que sus nietos, después de tantos cursos estudiando inglés, no alcancen siquiera un nivel de conversación aceptable.
Pero parece que algo está cambiando en la escuela. La anticipación a los 6 años de la enseñanza del idioma extranjero, la contratación de profesorado competente, las becas para estancias en Inglaterra, Francia e Irlanda y hasta el aprovechamiento de las sinergias de los Erasmus para que conversen con los alumnos de primaria en sus lenguas nativas son nuevas iniciativas para lograr la “inmersión lingüística” que persigue la Xunta, que quiere un “modelo educativo multilingüistico para Galicia”, según dijo el presidente en la inauguración de la Escuela Oficial de Idiomas de Vilagarcía la semana pasada. El objetivo es que los estudiantes alcancen la competencia básica en idioma extranjero, que es el inglés para la mayoría: mantener una conversación informal, entender la explicación de un profesor o desenvolverse para pedir un menú.
Los gallegos jugamos con la ventaja de tener dos lenguas “maternas” que nos comunican con medio mundo y el conocimiento del inglés nos introduce en el otro medio. Que el Gobierno impulse su aprendizaje confirma que el cambio se manifiesta también con esta virtuosa “normalización lingüística” tan necesaria porque capacita a los estudiantes, nutre a las empresas de trabajadores plurilingües que necesitan para comunicarse en el mercado global y catapulta a Galicia a la modernidad.
Ojalá que no se quede en simple declaración de intenciones. That is the question.
Pero parece que algo está cambiando en la escuela. La anticipación a los 6 años de la enseñanza del idioma extranjero, la contratación de profesorado competente, las becas para estancias en Inglaterra, Francia e Irlanda y hasta el aprovechamiento de las sinergias de los Erasmus para que conversen con los alumnos de primaria en sus lenguas nativas son nuevas iniciativas para lograr la “inmersión lingüística” que persigue la Xunta, que quiere un “modelo educativo multilingüistico para Galicia”, según dijo el presidente en la inauguración de la Escuela Oficial de Idiomas de Vilagarcía la semana pasada. El objetivo es que los estudiantes alcancen la competencia básica en idioma extranjero, que es el inglés para la mayoría: mantener una conversación informal, entender la explicación de un profesor o desenvolverse para pedir un menú.
Los gallegos jugamos con la ventaja de tener dos lenguas “maternas” que nos comunican con medio mundo y el conocimiento del inglés nos introduce en el otro medio. Que el Gobierno impulse su aprendizaje confirma que el cambio se manifiesta también con esta virtuosa “normalización lingüística” tan necesaria porque capacita a los estudiantes, nutre a las empresas de trabajadores plurilingües que necesitan para comunicarse en el mercado global y catapulta a Galicia a la modernidad.
Ojalá que no se quede en simple declaración de intenciones. That is the question.
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