Wednesday, March 03, 2010

¡Fagámonos respetar!

Rescato del recuerdo el eslogan “Fagámonos respetar” que hizo popular la Coalición Gallega original, aquel partido de corte nacionalista moderado que tantas esperanzas concitó en el país en las elecciones de 1985.

La frase pegadiza que hizo fortuna en Galicia debería ser ahora el grito de esta tierra ante el desplante y ninguneo del Gobierno de España en el asunto de la Ley de Caixas, que entrañan mayor gravedad si, como se dice, responde solo a la táctica política de no dejar con las vergüenzas al aire la posición del socialismo gallego, que no quiere perder este pulso.

Desde que el presidente gallego tomó la iniciativa para que Galicia tuviera una Ley de Caixas probablemente se cometieron muchos errores, entre ellos redactar y aprobar tan aprisa una ley que, además de intervencionista, parece rozar la inconstitucionalidad, o planificar la fusión “por decreto” en lugar de utilizar la fuerza de la persuasión para vencer resistencias políticas, localistas y de una de las cajas. Sobró precipitación y faltó cintura política.

Pero esos errores en absoluto justifican la actitud y las formas mezquinas del Gobierno del Estado que, obviando el diálogo, optó por acudir al Tribunal Constitucional presentando un recurso que fue calificado por acreditados juristas de arbitrario y discriminatorio con Galicia.

Ahora se levantan de la reunión y juegan con la delegación de la Xunta, que también es Estado, prometiendo papeles que no llegan o abriendo debates sobre puntos no recurridos para sentenciar que “la pelota está en su tejado”, en el tejado de la Xunta, según dice el tal Zarrías que, cumpliendo órdenes para asestar una patada a Feijoo, castiga y ofende a toda Galicia que se queda sin ley y puede quedarse sin la fusión y sin la caja resultante.

No tiene sentido rescatar palabras como aldraxe, agravio comparativo, menosprecio y otras, aunque probablemente se necesita el significado de todas para expresar los sentimientos de muchos gallegos. Pero sí que es necesario rechazar este centralismo arropado desde la periferia, que tiene un comportamiento tan hostil y miserable con el viejo Reino de Galicia. Ellos deberán recuperar la cordura y recomponer la situación negociadora y nosotros ¡Fagámonos respetar!



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