Luis Carandell incorporaría a su "Celtiberia Show los gazapos toponímicos que el conselleiro de Cultura cometió en su intervención en Fitur. Pero los nacidos en Sobrado, lejos de reprocharle tamaño error, hasta le agradecemos que se haya fiado del corrector informático, porque su confusión consiguió que mucha gente situara en el mapa al pequeño concello de Sobrado dos Monxes, que también tuvo su minuto de gloria en el Parlamento y llegó a YouTube y otras redes sociales.
"No hay mal que por bien no venga", sentencia un viejo dicho, y el tremendo error de un conselleiro puede ser la premisa de partida para que aumente el número de visitantes y Sobrado viva también su peculiar Xacobeo, que dejará en el pueblo recursos económicos complementarios de su economía agraria tradicional.
Quienes recalen en esta localidad situada en el corazón de Galicia, equidistante de A Coruña, Santiago y Lugo, no quedarán defraudados, porque la contrapartida es un sugestivo encuentro con un paisaje de vivos contrastes y con la cultura que encarna la majestuosa arquitectura del milenario cenobio, cuyas torres esbeltas dan una cálida bienvenida al forastero, que allí no tiene tal condición. Santa María de Sobrado, la catedral gallega de la montaña, se ofrece al visitante como un conjunto brillante, ejemplo señero del barroco gallego, cuya grandiosidad sobrecoge el ánimo.
Pero Sobrado no acaba en el monasterio. Allí confluyen el Camino del Norte y el primitivo; a un kilómetro está La Laguna, fuente del Tambre, rica en flora y fauna; más arriba, nace el Mandeo; en la parroquia de Ciadella están los restos de un campamento romano; hay iglesias románicas, cruceiros, castros y otros restos arqueológicos y todo el concello está habitado por gentes trabajadoras, adorablemente simples y desprovistas de cualquier arrogancia. Cuando el viajero decida xantar podrá degustar en el pueblo o en casas de turismo rural sabrosos productos de la tierra presentados con la sobriedad del románico y la exuberancia del barroco.
Compensa, por tanto, esta huída por la Galicia interior hasta Sobrado dos Monxes para "ganar el jubileo" de una emocionante sucesión de bellaza que reconforta el ánimo antes de regresar al pragmatismo urbano. ¡Anímense!
"No hay mal que por bien no venga", sentencia un viejo dicho, y el tremendo error de un conselleiro puede ser la premisa de partida para que aumente el número de visitantes y Sobrado viva también su peculiar Xacobeo, que dejará en el pueblo recursos económicos complementarios de su economía agraria tradicional.
Quienes recalen en esta localidad situada en el corazón de Galicia, equidistante de A Coruña, Santiago y Lugo, no quedarán defraudados, porque la contrapartida es un sugestivo encuentro con un paisaje de vivos contrastes y con la cultura que encarna la majestuosa arquitectura del milenario cenobio, cuyas torres esbeltas dan una cálida bienvenida al forastero, que allí no tiene tal condición. Santa María de Sobrado, la catedral gallega de la montaña, se ofrece al visitante como un conjunto brillante, ejemplo señero del barroco gallego, cuya grandiosidad sobrecoge el ánimo.
Pero Sobrado no acaba en el monasterio. Allí confluyen el Camino del Norte y el primitivo; a un kilómetro está La Laguna, fuente del Tambre, rica en flora y fauna; más arriba, nace el Mandeo; en la parroquia de Ciadella están los restos de un campamento romano; hay iglesias románicas, cruceiros, castros y otros restos arqueológicos y todo el concello está habitado por gentes trabajadoras, adorablemente simples y desprovistas de cualquier arrogancia. Cuando el viajero decida xantar podrá degustar en el pueblo o en casas de turismo rural sabrosos productos de la tierra presentados con la sobriedad del románico y la exuberancia del barroco.
Compensa, por tanto, esta huída por la Galicia interior hasta Sobrado dos Monxes para "ganar el jubileo" de una emocionante sucesión de bellaza que reconforta el ánimo antes de regresar al pragmatismo urbano. ¡Anímense!
No comments:
Post a Comment